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A 42 años de su muerte

Viernes, 01 de julio de 2016 01:30
<div>EXEQUIEL LELLO IVACEVICH/ DIRECTOR GENERAL DE DESPACHO Y ASUNTOS.</div><div>
El 1 de julio de 1974 amaneció nublado. Los partes médicos alertaban sobre el inminente final de la vida del hombre que había manejado la política argentina desde 1945: Juan Domingo Perón. Para mucha gente era el hombre que había transformado la Argentina de país agrario en industrial, de sociedad injusta en sitio de la justicia social. La política nacional llevaba su sello.
A las 13.15 de ese primer día de julio, Isabel dio la infausta noticia: "Con gran dolor debo transmitir al pueblo de la Nación argentina el fallecimiento de este verdadero apóstol de la paz y la no violencia".
Inmediatamente después de su muerte, los restos de Perón fueron instalados en la capilla de la quinta presidencial de Olivos, vestido con uniforme militar, donde se lo veló hasta las 8 del día 2. A esa hora fueron trasladados a la Catedral Metropolitana, donde arribaron a las 9.40, rezándose una misa de cuerpo presente. Colocado en una cureña, el féretro, flanqueado por granaderos, fue conducido al Palacio Legislativo. Allí permaneció hasta las 9.30 del 4.
Se calcula que mientras el cuerpo de Perón estuvo expuesto en el Congreso, desfilaron ante el féretro casi 135 mil personas; afuera, más de un millón de argentinos quedaron sin dar el último adiós a su líder.
Dos mil periodistas extranjeros informaron los detalles de las exequias.

Cese de actividades
Poco después de las 14.10 del 1 de julio el secretario general de la CGT, Adelino Romero, decretaba en señal de duelo un cese general de actividades; medida que fue imitada por Julio Broker, titular de la CGE, quien invitó a los empresarios de todo el país a sumarse al duelo por la muerte del presidente Juan Domingo Perón.

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El 1 de julio de 1974 amaneció nublado. Los partes médicos alertaban sobre el inminente final de la vida del hombre que había manejado la política argentina desde 1945: Juan Domingo Perón. Para mucha gente era el hombre que había transformado la Argentina de país agrario en industrial, de sociedad injusta en sitio de la justicia social. La política nacional llevaba su sello.
A las 13.15 de ese primer día de julio, Isabel dio la infausta noticia: "Con gran dolor debo transmitir al pueblo de la Nación argentina el fallecimiento de este verdadero apóstol de la paz y la no violencia".
Inmediatamente después de su muerte, los restos de Perón fueron instalados en la capilla de la quinta presidencial de Olivos, vestido con uniforme militar, donde se lo veló hasta las 8 del día 2. A esa hora fueron trasladados a la Catedral Metropolitana, donde arribaron a las 9.40, rezándose una misa de cuerpo presente. Colocado en una cureña, el féretro, flanqueado por granaderos, fue conducido al Palacio Legislativo. Allí permaneció hasta las 9.30 del 4.
Se calcula que mientras el cuerpo de Perón estuvo expuesto en el Congreso, desfilaron ante el féretro casi 135 mil personas; afuera, más de un millón de argentinos quedaron sin dar el último adiós a su líder.
Dos mil periodistas extranjeros informaron los detalles de las exequias.

Cese de actividades
Poco después de las 14.10 del 1 de julio el secretario general de la CGT, Adelino Romero, decretaba en señal de duelo un cese general de actividades; medida que fue imitada por Julio Broker, titular de la CGE, quien invitó a los empresarios de todo el país a sumarse al duelo por la muerte del presidente Juan Domingo Perón.