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Luminarias a San Pedro

Viernes, 01 de julio de 2016 01:30
<div>BARRIO LAS MADERAS/ UN GRUPO DE VECINOS COMPARTIÓ CON GRAN ALEGRÍA EL ENCENDIDO DE LAS GRANDES RAMAS.</div><div>
Finalizadas las doce campanadas del día y cuando el primer segundo ya anuncia en el calendario la llegada del 29 de junio, se reedita en el departamento San Pedro, un ancestral rito a través de cual se tributa homenaje al santo patrono de la ciudad, con el encendido de fogatas, llamadas también "luminarias".
Si bien algunas décadas atrás, en las calles de los barrios podían observarse numerosas fogatas, algunas de las cuales adquirían formas arquitectónicas por cuanto eran armadas con gran esmero y creatividad, de manera que las llaman pudiesen alcanzar la máxima altura; este año, aunque no fueron muchas, se pudo disfrutar de este rito que convoca y congrega a las familias en torno al fuego.
En barrio Las Maderas, en Providencia, en San Francisco, Primavera, Santa Ana, Gemes, Belgrano, entre otros y frente al templo matriz sobre la céntrica calle Mitre, las familias armaron las luminarias, para dar la bienvenida al festivo día. Una de las fogatas de gran porte se levantó en una de las márgenes del arroyo San Pedro sobre calle Alberdi de barrio Las Maderas, donde un grupo de vecinos compartió con gran alegría el encendido de las grandes ramas. En barrio Providencia, el profesor Roque Fernández junto a jóvenes y niños, no quisieron dejar pasar la oportunidad y dando rienda suelta a la imaginación y con los pocos troncos y cañas, también se sumaron al tributo a San Pedro, con cánticos y guitarreadas.
Sin lugar a dudas, que en cada fogata se vivió de manera especial este acontecimiento, pero al llegar a inmediaciones de la plazoleta Celestino Orellana y gruta San Andrés Apóstol, en avenida Martín Fierro, pudo observarse una gigantesca fogata, en la que doña Fabiana "Baby" Arjona, quien llegó hace muchos trayendo un bagaje de ricos rituales y tradiciones del norte, es la portadora y la encargada de dejar el legado a las nuevas generaciones, en el que se conjuga la religiosidad popular.
"Baby"" comentó que "hace tres años, entregué este legado a Alejandra Osio y ella con su hija, con su familia, los vecinos y los chicos del barrio, tomaron la posta. Es así que desde días antes, comienzan a juntar las ramas para hacerle la luminaria a nuestro patrono San Pedro. Y seguimos apoyando, porque no queremos que se pierda esta tradición" dijo "Baby", mientras convidaba a los mayores la tradicional bebida de vino caliente con canela y azúcar, para atenuar el frío de la jornada, cuya temperatura alcanzó niveles importantes en todo el mes.
"La luminaria, según nuestra creencia, no es otra cosa que el agradecimiento, para que todos nuestros pedidos, nuestros buenos deseos y también nuestros ruegos se eleven lo más alto posible para que el santo patrono, sea intercesor y presente nuestros pedidos ante nuestro Señor", dijo.
Cabe acotar que años antes, se armaban los muñecos, algunos representaban al mal, y cuando se quemaban y caían, grandes y chicos comenzaban a saltar por encima y era todo un desafío para quien lograba saltar sin quemarse. También, los "pocotes", eran las naturales bombas de estruendo, y cuando se arrojaban a las ardientes llamas, al calentarse comenzaban a explotar, despertando la alegría entre la ronda de gente, los tan buscados "pocotes" hoy han desaparecido de algunos lugares urbanos y de las orillas de los canales de riego, pero aun así, el sentimiento y la herencia ya corre por la nueva sangre que late en niños y jóvenes, herederos del rico bagaje cultural.
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Finalizadas las doce campanadas del día y cuando el primer segundo ya anuncia en el calendario la llegada del 29 de junio, se reedita en el departamento San Pedro, un ancestral rito a través de cual se tributa homenaje al santo patrono de la ciudad, con el encendido de fogatas, llamadas también "luminarias".
Si bien algunas décadas atrás, en las calles de los barrios podían observarse numerosas fogatas, algunas de las cuales adquirían formas arquitectónicas por cuanto eran armadas con gran esmero y creatividad, de manera que las llaman pudiesen alcanzar la máxima altura; este año, aunque no fueron muchas, se pudo disfrutar de este rito que convoca y congrega a las familias en torno al fuego.
En barrio Las Maderas, en Providencia, en San Francisco, Primavera, Santa Ana, Gemes, Belgrano, entre otros y frente al templo matriz sobre la céntrica calle Mitre, las familias armaron las luminarias, para dar la bienvenida al festivo día. Una de las fogatas de gran porte se levantó en una de las márgenes del arroyo San Pedro sobre calle Alberdi de barrio Las Maderas, donde un grupo de vecinos compartió con gran alegría el encendido de las grandes ramas. En barrio Providencia, el profesor Roque Fernández junto a jóvenes y niños, no quisieron dejar pasar la oportunidad y dando rienda suelta a la imaginación y con los pocos troncos y cañas, también se sumaron al tributo a San Pedro, con cánticos y guitarreadas.
Sin lugar a dudas, que en cada fogata se vivió de manera especial este acontecimiento, pero al llegar a inmediaciones de la plazoleta Celestino Orellana y gruta San Andrés Apóstol, en avenida Martín Fierro, pudo observarse una gigantesca fogata, en la que doña Fabiana "Baby" Arjona, quien llegó hace muchos trayendo un bagaje de ricos rituales y tradiciones del norte, es la portadora y la encargada de dejar el legado a las nuevas generaciones, en el que se conjuga la religiosidad popular.
"Baby"" comentó que "hace tres años, entregué este legado a Alejandra Osio y ella con su hija, con su familia, los vecinos y los chicos del barrio, tomaron la posta. Es así que desde días antes, comienzan a juntar las ramas para hacerle la luminaria a nuestro patrono San Pedro. Y seguimos apoyando, porque no queremos que se pierda esta tradición" dijo "Baby", mientras convidaba a los mayores la tradicional bebida de vino caliente con canela y azúcar, para atenuar el frío de la jornada, cuya temperatura alcanzó niveles importantes en todo el mes.
"La luminaria, según nuestra creencia, no es otra cosa que el agradecimiento, para que todos nuestros pedidos, nuestros buenos deseos y también nuestros ruegos se eleven lo más alto posible para que el santo patrono, sea intercesor y presente nuestros pedidos ante nuestro Señor", dijo.
Cabe acotar que años antes, se armaban los muñecos, algunos representaban al mal, y cuando se quemaban y caían, grandes y chicos comenzaban a saltar por encima y era todo un desafío para quien lograba saltar sin quemarse. También, los "pocotes", eran las naturales bombas de estruendo, y cuando se arrojaban a las ardientes llamas, al calentarse comenzaban a explotar, despertando la alegría entre la ronda de gente, los tan buscados "pocotes" hoy han desaparecido de algunos lugares urbanos y de las orillas de los canales de riego, pero aun así, el sentimiento y la herencia ya corre por la nueva sangre que late en niños y jóvenes, herederos del rico bagaje cultural.