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Un viejito "piola"

Lunes, 04 de julio de 2016 01:30

Un viejito "piola"

En un país dónde cada vez se extiende más la columna de la "marcha de la bronca" (aquel contagioso tema de Pedro y Pablo), ya nada parece sorprender, aunque tampoco es bueno quedarse solo con el simple sentimiento de rechazo. Algo hay que hacer. El tema es que Amado Boudou, hasta hace poco vicepresidente de la Nación, luego de los meritorios aportes realizados durante sus sacrificados años de trabajador, ya realizó los trámites para la jubilación. Para los futuros aspirantes a ingresar al sector pasivo el requisito es excluyente: 65 años los varones y 60 años las mujeres, y ojo que en los próximos años puede ampliarse la edad. Boudou tiene condiciones de saltar cualquier impedimento a esa cláusula. En lo que respecta al salario, al común de los argentinos espera una jubilación mínima, destacando que el titular de la Anses anunció que a partir de marzo el haber mínimo será de 4.959 pesos, con una inflación que en seis meses llegó al 28%. No será problema para Amado porque percibirá $150.000, casi nada en un país que busca llegar a la "Pobreza 0". A Boudou no lo espera el PAMI ni las largas colas de esperas, ni tampoco problemas con los remedios o autorizaciones porque tiene el premio como genuino representante de la cultura del menor esfuerzo. Con sus malos antecedentes debería estar preocupado por las causas pendientes con la Justicia. Por lo pronto, declaró en la Justicia que gana $30.000 pero desde julio su ingreso se verá quintuplicado gracias a su jubilación por haber sido vicepresidente de la Nación. En otro plano, mucho más ético siempre sobrevuela la figura de don Arturo Illia, un político ejemplar. Tuvo una sola casa, sencilla y humilde, que fue el único bien inmueble al retirarse como presidente, le fue donada por suscripción pública, y con ayuda de los vecinos de Cruz del Eje. Fue el único presidente que no aceptó la jubilación y terminó sus días trabajando como empleado en una panadería.

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Un viejito "piola"

En un país dónde cada vez se extiende más la columna de la "marcha de la bronca" (aquel contagioso tema de Pedro y Pablo), ya nada parece sorprender, aunque tampoco es bueno quedarse solo con el simple sentimiento de rechazo. Algo hay que hacer. El tema es que Amado Boudou, hasta hace poco vicepresidente de la Nación, luego de los meritorios aportes realizados durante sus sacrificados años de trabajador, ya realizó los trámites para la jubilación. Para los futuros aspirantes a ingresar al sector pasivo el requisito es excluyente: 65 años los varones y 60 años las mujeres, y ojo que en los próximos años puede ampliarse la edad. Boudou tiene condiciones de saltar cualquier impedimento a esa cláusula. En lo que respecta al salario, al común de los argentinos espera una jubilación mínima, destacando que el titular de la Anses anunció que a partir de marzo el haber mínimo será de 4.959 pesos, con una inflación que en seis meses llegó al 28%. No será problema para Amado porque percibirá $150.000, casi nada en un país que busca llegar a la "Pobreza 0". A Boudou no lo espera el PAMI ni las largas colas de esperas, ni tampoco problemas con los remedios o autorizaciones porque tiene el premio como genuino representante de la cultura del menor esfuerzo. Con sus malos antecedentes debería estar preocupado por las causas pendientes con la Justicia. Por lo pronto, declaró en la Justicia que gana $30.000 pero desde julio su ingreso se verá quintuplicado gracias a su jubilación por haber sido vicepresidente de la Nación. En otro plano, mucho más ético siempre sobrevuela la figura de don Arturo Illia, un político ejemplar. Tuvo una sola casa, sencilla y humilde, que fue el único bien inmueble al retirarse como presidente, le fue donada por suscripción pública, y con ayuda de los vecinos de Cruz del Eje. Fue el único presidente que no aceptó la jubilación y terminó sus días trabajando como empleado en una panadería.