Una serie de actos culturales, entre los que habrá muestras colectivas de aquellos que expusieron alguna vez en el Museo José Antonio Terry y un fuerte acento en la proyección de audiovisuales, serán el eje de los festejos del medio siglo del museo de artes plásticas tilcareño durante todo el mes de julio. Para conocer algo de esa historia conversamos con su director, Francisco Tinte, que de esos cincuenta estuvo al frente del museo cuarenta.
Su relato se remonta hacia el mes de julio del año 1975, cuando Félix Leonardo Pereyra, por entonces su director, lo manda llamar. "Me imagino que me habrá conocido antes de que yo sepa que me conociera", recuerda don Tinte. "Yo daba clases en el ciclo básico secundario, que fue inaugurado en el 74. Me invita a un café y me dice: "quiero proponerlo para que me suceda en este trabajo"".
Francisco Tinte tenía por entonces treinta y tres años y daba clases de Educación Cívica. "Nunca le pregunté por qué me había elegido", sigue con su memoria. "Me dice que ya había hecho todas las consultas necesarias, y entonces acepté".
En diciembre de 1975 sale su designación, y cubre el cargo el 13 de enero del año siguiente. "Pereyra hizo entonces toda una presentación formal con los directores de los otros museos. En esos años estaban el Arqueológico y el Soto Avendaño, que fue fundado en 1974 y dirigía Carolina Álvarez Prado. En el Terry trabajaba una sola persona, además del director, que era Trinidad Cabrera. Recién en 1987 se amplía el personal con nueve personas más".
Cuenta que, después del golpe de estado, llegó el general Urdapilleta, "y revisaron hasta los baños. Después fueron a mi casa. Se presentó un teniente primero y me dice que van a hacer un censo, y cómo sería mi inocencia que les serví una gaseosa. Revisan la casa y entran a una salita donde tengo la biblioteca. Me preguntaron por el libro de un autor ruso sobre razas humanas, miraron los cuadros que tenía colgados y entre ellos el de cuando hice la colimba. Miran el certificado y me dicen: ya hemos terminado. Yo siempre he pensado que ese cuadro me salvó la vida".
Entonces el museo terminaba antes del último patio. La oficina actual del director, donde entrevisto a Tinte, fue el dormitorio de Pereyra. Tinte me cuenta que "en 1972, doña Amalita, la esposa del pintor, compró ese terreno y lo donó a la Nación para que se amplíe el museo. Cuando me hice cargo, el tema estaba pendiente. Hice muchas gestiones, hasta que en abril del "83 Gancedo, Secretario de Cultura, me invita a una reunión de una Comisión Nacional de Apoyo a la Cultura".
Entre otros, estaban Amalita de Fortabat y directivos del Banco Boston, que ofrecen una el material y otros la mano de obra para la ampliación, pero llegan las primeras elecciones democráticas tras el Proceso y no estaba aprobado el decreto de aceptación. Ya en el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando en Cultura estaba Carlos Gorostiza, la entidad bancaria no sigue ofertando su ayuda que es asumida por el Estado. Tinte recuerda que "la obra tuvo un costo de $ 6.000,-, pero no aparecía la plata. Amalita de Fortabat preguntaba si ya podía mandar los materiales. Entonces me dice que le diga a Gorostiza que el material está en Tilcara, y que el cemento se pasa 45 días. Lo hago así y a los treinta días nos dieron el dinero. La obra estuvo lista en un año". Francisco Tinte nos dice que recibió 49 obras de Terry entre óleos, dibujos y carbonillas, pero hoy la pinacoteca del museo supera las trescientas obras de otros artistas. Hace un par de años se sumó el taller de restauración de cuadros, que trabajó ya para el museo Pantoja y lo hace ahora para la colección de la Asociación Amigos de Tilcara, porque su función no es sólo mantener la obra propia sino estar al servicio de toda la región.
El 30 de julio será el acto central para celebrar el cumpleaños de la institución que lleva el nombre del pintor José Antonio Terry, de quien Tinte nos dice que "su obra parece que volviera a ser apreciada. Hoy se lo recupera dentro del mundo del arte, también con ello reconociendo la cultura del lugar, porque no hay que olvidar que a él lo invitan Debenedetti y Ambroseti en 1911 para que venga a Tilcara, y lo hacen con la intención de poder documentar esta cultura".
Su relato se remonta hacia el mes de julio del año 1975, cuando Félix Leonardo Pereyra, por entonces su director, lo manda llamar. "Me imagino que me habrá conocido antes de que yo sepa que me conociera", recuerda don Tinte. "Yo daba clases en el ciclo básico secundario, que fue inaugurado en el 74. Me invita a un café y me dice: "quiero proponerlo para que me suceda en este trabajo"".
Francisco Tinte tenía por entonces treinta y tres años y daba clases de Educación Cívica. "Nunca le pregunté por qué me había elegido", sigue con su memoria. "Me dice que ya había hecho todas las consultas necesarias, y entonces acepté".
En diciembre de 1975 sale su designación, y cubre el cargo el 13 de enero del año siguiente. "Pereyra hizo entonces toda una presentación formal con los directores de los otros museos. En esos años estaban el Arqueológico y el Soto Avendaño, que fue fundado en 1974 y dirigía Carolina Álvarez Prado. En el Terry trabajaba una sola persona, además del director, que era Trinidad Cabrera. Recién en 1987 se amplía el personal con nueve personas más".
Cuenta que, después del golpe de estado, llegó el general Urdapilleta, "y revisaron hasta los baños. Después fueron a mi casa. Se presentó un teniente primero y me dice que van a hacer un censo, y cómo sería mi inocencia que les serví una gaseosa. Revisan la casa y entran a una salita donde tengo la biblioteca. Me preguntaron por el libro de un autor ruso sobre razas humanas, miraron los cuadros que tenía colgados y entre ellos el de cuando hice la colimba. Miran el certificado y me dicen: ya hemos terminado. Yo siempre he pensado que ese cuadro me salvó la vida".
Entonces el museo terminaba antes del último patio. La oficina actual del director, donde entrevisto a Tinte, fue el dormitorio de Pereyra. Tinte me cuenta que "en 1972, doña Amalita, la esposa del pintor, compró ese terreno y lo donó a la Nación para que se amplíe el museo. Cuando me hice cargo, el tema estaba pendiente. Hice muchas gestiones, hasta que en abril del "83 Gancedo, Secretario de Cultura, me invita a una reunión de una Comisión Nacional de Apoyo a la Cultura".
Entre otros, estaban Amalita de Fortabat y directivos del Banco Boston, que ofrecen una el material y otros la mano de obra para la ampliación, pero llegan las primeras elecciones democráticas tras el Proceso y no estaba aprobado el decreto de aceptación. Ya en el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando en Cultura estaba Carlos Gorostiza, la entidad bancaria no sigue ofertando su ayuda que es asumida por el Estado. Tinte recuerda que "la obra tuvo un costo de $ 6.000,-, pero no aparecía la plata. Amalita de Fortabat preguntaba si ya podía mandar los materiales. Entonces me dice que le diga a Gorostiza que el material está en Tilcara, y que el cemento se pasa 45 días. Lo hago así y a los treinta días nos dieron el dinero. La obra estuvo lista en un año". Francisco Tinte nos dice que recibió 49 obras de Terry entre óleos, dibujos y carbonillas, pero hoy la pinacoteca del museo supera las trescientas obras de otros artistas. Hace un par de años se sumó el taller de restauración de cuadros, que trabajó ya para el museo Pantoja y lo hace ahora para la colección de la Asociación Amigos de Tilcara, porque su función no es sólo mantener la obra propia sino estar al servicio de toda la región.
El 30 de julio será el acto central para celebrar el cumpleaños de la institución que lleva el nombre del pintor José Antonio Terry, de quien Tinte nos dice que "su obra parece que volviera a ser apreciada. Hoy se lo recupera dentro del mundo del arte, también con ello reconociendo la cultura del lugar, porque no hay que olvidar que a él lo invitan Debenedetti y Ambroseti en 1911 para que venga a Tilcara, y lo hacen con la intención de poder documentar esta cultura".
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Una serie de actos culturales, entre los que habrá muestras colectivas de aquellos que expusieron alguna vez en el Museo José Antonio Terry y un fuerte acento en la proyección de audiovisuales, serán el eje de los festejos del medio siglo del museo de artes plásticas tilcareño durante todo el mes de julio. Para conocer algo de esa historia conversamos con su director, Francisco Tinte, que de esos cincuenta estuvo al frente del museo cuarenta.
Su relato se remonta hacia el mes de julio del año 1975, cuando Félix Leonardo Pereyra, por entonces su director, lo manda llamar. "Me imagino que me habrá conocido antes de que yo sepa que me conociera", recuerda don Tinte. "Yo daba clases en el ciclo básico secundario, que fue inaugurado en el 74. Me invita a un café y me dice: "quiero proponerlo para que me suceda en este trabajo"".
Francisco Tinte tenía por entonces treinta y tres años y daba clases de Educación Cívica. "Nunca le pregunté por qué me había elegido", sigue con su memoria. "Me dice que ya había hecho todas las consultas necesarias, y entonces acepté".
En diciembre de 1975 sale su designación, y cubre el cargo el 13 de enero del año siguiente. "Pereyra hizo entonces toda una presentación formal con los directores de los otros museos. En esos años estaban el Arqueológico y el Soto Avendaño, que fue fundado en 1974 y dirigía Carolina Álvarez Prado. En el Terry trabajaba una sola persona, además del director, que era Trinidad Cabrera. Recién en 1987 se amplía el personal con nueve personas más".
Cuenta que, después del golpe de estado, llegó el general Urdapilleta, "y revisaron hasta los baños. Después fueron a mi casa. Se presentó un teniente primero y me dice que van a hacer un censo, y cómo sería mi inocencia que les serví una gaseosa. Revisan la casa y entran a una salita donde tengo la biblioteca. Me preguntaron por el libro de un autor ruso sobre razas humanas, miraron los cuadros que tenía colgados y entre ellos el de cuando hice la colimba. Miran el certificado y me dicen: ya hemos terminado. Yo siempre he pensado que ese cuadro me salvó la vida".
Entonces el museo terminaba antes del último patio. La oficina actual del director, donde entrevisto a Tinte, fue el dormitorio de Pereyra. Tinte me cuenta que "en 1972, doña Amalita, la esposa del pintor, compró ese terreno y lo donó a la Nación para que se amplíe el museo. Cuando me hice cargo, el tema estaba pendiente. Hice muchas gestiones, hasta que en abril del "83 Gancedo, Secretario de Cultura, me invita a una reunión de una Comisión Nacional de Apoyo a la Cultura".
Entre otros, estaban Amalita de Fortabat y directivos del Banco Boston, que ofrecen una el material y otros la mano de obra para la ampliación, pero llegan las primeras elecciones democráticas tras el Proceso y no estaba aprobado el decreto de aceptación. Ya en el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando en Cultura estaba Carlos Gorostiza, la entidad bancaria no sigue ofertando su ayuda que es asumida por el Estado. Tinte recuerda que "la obra tuvo un costo de $ 6.000,-, pero no aparecía la plata. Amalita de Fortabat preguntaba si ya podía mandar los materiales. Entonces me dice que le diga a Gorostiza que el material está en Tilcara, y que el cemento se pasa 45 días. Lo hago así y a los treinta días nos dieron el dinero. La obra estuvo lista en un año". Francisco Tinte nos dice que recibió 49 obras de Terry entre óleos, dibujos y carbonillas, pero hoy la pinacoteca del museo supera las trescientas obras de otros artistas. Hace un par de años se sumó el taller de restauración de cuadros, que trabajó ya para el museo Pantoja y lo hace ahora para la colección de la Asociación Amigos de Tilcara, porque su función no es sólo mantener la obra propia sino estar al servicio de toda la región.
El 30 de julio será el acto central para celebrar el cumpleaños de la institución que lleva el nombre del pintor José Antonio Terry, de quien Tinte nos dice que "su obra parece que volviera a ser apreciada. Hoy se lo recupera dentro del mundo del arte, también con ello reconociendo la cultura del lugar, porque no hay que olvidar que a él lo invitan Debenedetti y Ambroseti en 1911 para que venga a Tilcara, y lo hacen con la intención de poder documentar esta cultura".
Su relato se remonta hacia el mes de julio del año 1975, cuando Félix Leonardo Pereyra, por entonces su director, lo manda llamar. "Me imagino que me habrá conocido antes de que yo sepa que me conociera", recuerda don Tinte. "Yo daba clases en el ciclo básico secundario, que fue inaugurado en el 74. Me invita a un café y me dice: "quiero proponerlo para que me suceda en este trabajo"".
Francisco Tinte tenía por entonces treinta y tres años y daba clases de Educación Cívica. "Nunca le pregunté por qué me había elegido", sigue con su memoria. "Me dice que ya había hecho todas las consultas necesarias, y entonces acepté".
En diciembre de 1975 sale su designación, y cubre el cargo el 13 de enero del año siguiente. "Pereyra hizo entonces toda una presentación formal con los directores de los otros museos. En esos años estaban el Arqueológico y el Soto Avendaño, que fue fundado en 1974 y dirigía Carolina Álvarez Prado. En el Terry trabajaba una sola persona, además del director, que era Trinidad Cabrera. Recién en 1987 se amplía el personal con nueve personas más".
Cuenta que, después del golpe de estado, llegó el general Urdapilleta, "y revisaron hasta los baños. Después fueron a mi casa. Se presentó un teniente primero y me dice que van a hacer un censo, y cómo sería mi inocencia que les serví una gaseosa. Revisan la casa y entran a una salita donde tengo la biblioteca. Me preguntaron por el libro de un autor ruso sobre razas humanas, miraron los cuadros que tenía colgados y entre ellos el de cuando hice la colimba. Miran el certificado y me dicen: ya hemos terminado. Yo siempre he pensado que ese cuadro me salvó la vida".
Entonces el museo terminaba antes del último patio. La oficina actual del director, donde entrevisto a Tinte, fue el dormitorio de Pereyra. Tinte me cuenta que "en 1972, doña Amalita, la esposa del pintor, compró ese terreno y lo donó a la Nación para que se amplíe el museo. Cuando me hice cargo, el tema estaba pendiente. Hice muchas gestiones, hasta que en abril del "83 Gancedo, Secretario de Cultura, me invita a una reunión de una Comisión Nacional de Apoyo a la Cultura".
Entre otros, estaban Amalita de Fortabat y directivos del Banco Boston, que ofrecen una el material y otros la mano de obra para la ampliación, pero llegan las primeras elecciones democráticas tras el Proceso y no estaba aprobado el decreto de aceptación. Ya en el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando en Cultura estaba Carlos Gorostiza, la entidad bancaria no sigue ofertando su ayuda que es asumida por el Estado. Tinte recuerda que "la obra tuvo un costo de $ 6.000,-, pero no aparecía la plata. Amalita de Fortabat preguntaba si ya podía mandar los materiales. Entonces me dice que le diga a Gorostiza que el material está en Tilcara, y que el cemento se pasa 45 días. Lo hago así y a los treinta días nos dieron el dinero. La obra estuvo lista en un año". Francisco Tinte nos dice que recibió 49 obras de Terry entre óleos, dibujos y carbonillas, pero hoy la pinacoteca del museo supera las trescientas obras de otros artistas. Hace un par de años se sumó el taller de restauración de cuadros, que trabajó ya para el museo Pantoja y lo hace ahora para la colección de la Asociación Amigos de Tilcara, porque su función no es sólo mantener la obra propia sino estar al servicio de toda la región.
El 30 de julio será el acto central para celebrar el cumpleaños de la institución que lleva el nombre del pintor José Antonio Terry, de quien Tinte nos dice que "su obra parece que volviera a ser apreciada. Hoy se lo recupera dentro del mundo del arte, también con ello reconociendo la cultura del lugar, porque no hay que olvidar que a él lo invitan Debenedetti y Ambroseti en 1911 para que venga a Tilcara, y lo hacen con la intención de poder documentar esta cultura".