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El riesgo: salir disparados para cualquier lado

Lunes, 01 de agosto de 2016 10:00
<p><b>AMADO BOUDOU. En la cárcel con Sala</b></p><div><div></div><p></p>

El gobierno nacional y el gobierno provincial, están parados en un vórtice. Y esa realidad nos ha puesto a todos en el centro de un ciclón, y en un momento en el que cualquier movimiento en falso, derivará en salir disparados para cualquier lado. En diez días se cumplirán ocho meses de gestión de los nuevos gobiernos, y tanto Mauricio Macri como Gerardo Morales, ya han explotado a mansalva los recursos mediáticos, políticos y judiciales que les entregó en charolas de plata la herencia recibida de la era de los bolsones. A nivel nacional, la rosadita, Jaime, De Vido, las cajas de seguridad de la exhija presidencial, y los revoleos de Lopecito en un convento que no era tal, ayudado por monjas que tampoco son. A nivel provincial, los retiros millonarios de la sucursal del Banco Nación, bolsos y valijas con olor a plata encontrados en la casa de la jefa de la agrupación tupaquera, viviendas que se pagaron y no se construyeron en ciudades de toda la provincia, estructura provinciales y municipales sometidas a los manejos irregulares de fondos. Detrás de todo eso, decenas de presos en Buenos Aires, cuyo abanderado es Lázaro Báez, por ahora, y decenas de presos en Jujuy, debajo del hoy menguado liderazgo de Milagro Amalia Ángela Sala de Noro. En ambos casos, además, proliferan todo tipo de versiones de ramificaciones y de involucrados de todos los pelos y señales que más tarde o más temprano irán completando la grilla de imputados famosos, presos ilustres y de consecuencias previsibles. Es obvio que toda esta feria de mostradas bandolerías, siempre sospechadas pero hasta ahora nunca demostradas con tanta flagrante y dolorosa crudeza, han servido para que los gobernantes puedan justificar ante la gente que su propuesta de cambio era exactamente lo que todos esperaban. Es obvio también, que la figura estelar de la era de los bolsones, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, hoy lesionada y guardando reposo tras un accidente doméstico, se esmeró en cada fugaz aparición por aumentar con su soberbia y sus contradenuncias inaceptables, el capital político del nuevo modelo gobernante. La expresidente de la Nación, se mueve en el contexto de una estrategía que de tan esperable, es casi naif: mostrarse acosada por una persecución política, o cercada por "una cacería" como dijo el cada vez más impresentable diputado del PJ renovador Felipe Solá. Precisamente en eso, CEFK se emparenta con los presos de Jujuy, cada vez con mayor evidencia. A todos los enviados K que hablaron desde lejos o que llegaron a Jujuy a pedir por la señora Sala de Noro, se les escuchó el mismo cassette: la persecución judicial y política de un gobierno donde la Justicia es parcial y dirigida, y donde los jefes de los Poderes ejecutivos actúan como si fuesen dictadores, Y hasta peores que los tiranos militares. Si a la misma frase, la ubicamos uno, dos, seis, ocho o diez años atrás, serviría para definir sin mucho esfuerzo, cualquier tramo o episodio de la era de los bolsones. Esa estrategia de identificación tuvo en las últimas horas, en Jujuy una cabal demostración de su existencia: visitaron a la jefa tupaquera, en su lugar de detención, nada menos que Fernando Vaca Narvaja, papá del nieto de CEFK, Gabriel Mariotto, el ex vicegobernador de Daniel Scioli (y ex francotirador de su propia gestión), Fernando Esteche, jefe de la Agrupación de izquierda Quebracho, aliado incondicional del mundo K, (el que dijo que hay que trabajar para voltear al gobierno de Cambiemos), y nada más y nada menos que el exvicepresidente de la Nación, Amado Boudou, de quien la sola mención de su nombre exime de mayores comentarios, porque su prontuario está fresco en la memoria de cada argentino. Precisamente fue él, quien consultado por la prensa sobre si conocía el volumen y la gravedad de las acusaciones que pesan sobre los tupaqueros presos y su jefa, respondió que no los conocía ni le interesaban, y que su presencia en Jujuy sólo obedecía a remarcar el carácter de presa política de la señora Sala. Cristina Elisabet y Milagro Amalia Ángela, igualadas por Boudou, mostraron al desnudo aquella estrategia mencionada: en Jujuy se usa para amortiguar o desviar las acusaciones que penden sobre la ex diputada, en Buenos Aires, servirán para comenzar a cubrir con un manto de victimización la posible y casi segura detención de la ex jefa de estado en cualquier momento. Esta posibilidad fue aceptada hasta por Eugenio Zaffaroni, militante ultra K, quien ya despojado de las togas de la Suprema Corte, llegó a afirmar que en encarcelamiento de Cristina Elisabet sería consecuencia de operativos de distracción del gobierno para tapar sus crisis. Es increíble la ceguera que tan ilustre personalidad del derecho cree poder viralizar dentro de una sociedad que puede tener cientos de defectos, pero que ciega, seguro, no es. Tal vez en su desespero por la delicada situación que atraviesan, no alcancen a comprender que cada acción de esta naturaleza, los encapsula más, los reduce más todavía, y los aísla del conjunto de una sociedad hastiada de todo lo que ve. Todo esto, para los oídos de la gente, es "otra vez sopa" musicalizada con la misma funesta cantinela que ni da explicaciones ni aclara nada. Para los oídos del Presidente y del Gobernador, son melodiosos acordes de una sinfonía soñada. Pero una sinfonía que va transcurriendo en su cuarto y último movimiento. Porque más allá de lo que la Justicia haga de aquí en más, la gente ya se está hartando de pasos escenográficos, y tanto el Presidente como el gobernador, están percibiendo con claridad que ya comenzaron a hacerse cargo de sus propios aciertos y errores, como que en diez, días, cumplirán ocho meses gobernando.

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El gobierno nacional y el gobierno provincial, están parados en un vórtice. Y esa realidad nos ha puesto a todos en el centro de un ciclón, y en un momento en el que cualquier movimiento en falso, derivará en salir disparados para cualquier lado. En diez días se cumplirán ocho meses de gestión de los nuevos gobiernos, y tanto Mauricio Macri como Gerardo Morales, ya han explotado a mansalva los recursos mediáticos, políticos y judiciales que les entregó en charolas de plata la herencia recibida de la era de los bolsones. A nivel nacional, la rosadita, Jaime, De Vido, las cajas de seguridad de la exhija presidencial, y los revoleos de Lopecito en un convento que no era tal, ayudado por monjas que tampoco son. A nivel provincial, los retiros millonarios de la sucursal del Banco Nación, bolsos y valijas con olor a plata encontrados en la casa de la jefa de la agrupación tupaquera, viviendas que se pagaron y no se construyeron en ciudades de toda la provincia, estructura provinciales y municipales sometidas a los manejos irregulares de fondos. Detrás de todo eso, decenas de presos en Buenos Aires, cuyo abanderado es Lázaro Báez, por ahora, y decenas de presos en Jujuy, debajo del hoy menguado liderazgo de Milagro Amalia Ángela Sala de Noro. En ambos casos, además, proliferan todo tipo de versiones de ramificaciones y de involucrados de todos los pelos y señales que más tarde o más temprano irán completando la grilla de imputados famosos, presos ilustres y de consecuencias previsibles. Es obvio que toda esta feria de mostradas bandolerías, siempre sospechadas pero hasta ahora nunca demostradas con tanta flagrante y dolorosa crudeza, han servido para que los gobernantes puedan justificar ante la gente que su propuesta de cambio era exactamente lo que todos esperaban. Es obvio también, que la figura estelar de la era de los bolsones, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, hoy lesionada y guardando reposo tras un accidente doméstico, se esmeró en cada fugaz aparición por aumentar con su soberbia y sus contradenuncias inaceptables, el capital político del nuevo modelo gobernante. La expresidente de la Nación, se mueve en el contexto de una estrategía que de tan esperable, es casi naif: mostrarse acosada por una persecución política, o cercada por "una cacería" como dijo el cada vez más impresentable diputado del PJ renovador Felipe Solá. Precisamente en eso, CEFK se emparenta con los presos de Jujuy, cada vez con mayor evidencia. A todos los enviados K que hablaron desde lejos o que llegaron a Jujuy a pedir por la señora Sala de Noro, se les escuchó el mismo cassette: la persecución judicial y política de un gobierno donde la Justicia es parcial y dirigida, y donde los jefes de los Poderes ejecutivos actúan como si fuesen dictadores, Y hasta peores que los tiranos militares. Si a la misma frase, la ubicamos uno, dos, seis, ocho o diez años atrás, serviría para definir sin mucho esfuerzo, cualquier tramo o episodio de la era de los bolsones. Esa estrategia de identificación tuvo en las últimas horas, en Jujuy una cabal demostración de su existencia: visitaron a la jefa tupaquera, en su lugar de detención, nada menos que Fernando Vaca Narvaja, papá del nieto de CEFK, Gabriel Mariotto, el ex vicegobernador de Daniel Scioli (y ex francotirador de su propia gestión), Fernando Esteche, jefe de la Agrupación de izquierda Quebracho, aliado incondicional del mundo K, (el que dijo que hay que trabajar para voltear al gobierno de Cambiemos), y nada más y nada menos que el exvicepresidente de la Nación, Amado Boudou, de quien la sola mención de su nombre exime de mayores comentarios, porque su prontuario está fresco en la memoria de cada argentino. Precisamente fue él, quien consultado por la prensa sobre si conocía el volumen y la gravedad de las acusaciones que pesan sobre los tupaqueros presos y su jefa, respondió que no los conocía ni le interesaban, y que su presencia en Jujuy sólo obedecía a remarcar el carácter de presa política de la señora Sala. Cristina Elisabet y Milagro Amalia Ángela, igualadas por Boudou, mostraron al desnudo aquella estrategia mencionada: en Jujuy se usa para amortiguar o desviar las acusaciones que penden sobre la ex diputada, en Buenos Aires, servirán para comenzar a cubrir con un manto de victimización la posible y casi segura detención de la ex jefa de estado en cualquier momento. Esta posibilidad fue aceptada hasta por Eugenio Zaffaroni, militante ultra K, quien ya despojado de las togas de la Suprema Corte, llegó a afirmar que en encarcelamiento de Cristina Elisabet sería consecuencia de operativos de distracción del gobierno para tapar sus crisis. Es increíble la ceguera que tan ilustre personalidad del derecho cree poder viralizar dentro de una sociedad que puede tener cientos de defectos, pero que ciega, seguro, no es. Tal vez en su desespero por la delicada situación que atraviesan, no alcancen a comprender que cada acción de esta naturaleza, los encapsula más, los reduce más todavía, y los aísla del conjunto de una sociedad hastiada de todo lo que ve. Todo esto, para los oídos de la gente, es "otra vez sopa" musicalizada con la misma funesta cantinela que ni da explicaciones ni aclara nada. Para los oídos del Presidente y del Gobernador, son melodiosos acordes de una sinfonía soñada. Pero una sinfonía que va transcurriendo en su cuarto y último movimiento. Porque más allá de lo que la Justicia haga de aquí en más, la gente ya se está hartando de pasos escenográficos, y tanto el Presidente como el gobernador, están percibiendo con claridad que ya comenzaron a hacerse cargo de sus propios aciertos y errores, como que en diez, días, cumplirán ocho meses gobernando.

Tinelli lo hizo de nuevo

Muchos ministros y funcionarios nacionales, no dejan de meter la pata. El presidente justifica lo injustificable diciendo con sinceridad que están aprendiendo. La sinceridad roza el sincericidio, cuando cualquiera se pregunta ¿cómo es que no estaban preparados para gobernar, viniendo –muchos de ellos- de años de gestión en el exitoso gobierno de la CABA? Pero Mauricio Macri, mostró que no necesita de los que lo insultan, ni de las impericias de sus funcionarios para pasar malos ratos. Para estropear su imagen, él solo se basta y sobra: luego de una reprimenda al conductor de TV Marcelo Tinelli, quien lo ridiculizaba a él y a su bellísima esposa Juliana en su programa de canal 13, el presidente recibió al rey del rating en Olivos, limaron asperezas, y para sellar la amistad, Macri volvió al programa Show Match –personificado por el actor Freddy Villareal-, (aunque no regresó Juliana, seguramente, como parte del acuerdo). El resultado se puede mostrar así: Tinelli 10, Macri 0. Porque el conductor ganó por escándalo, al meter a otro presidente en la olla donde hace hervir desde hace años, a las figuras públicas de la Argentina, sin piedad y sin consideración. Todo sea por el disfrute de un punto más de rating, por el caudaloso embolse de las pautas oficiales, o como en este caso, con el valor agregado de no perder de vista el botín de plata y poder de la AFA que por ahora, y sólo por ahora, queda postergado. Agotada hace rato la magnífica creatividad de sus productores que hicieron divertir al país y a toda América con ocurrencias, bromas y actuaciones memorables, Tinelli se volcó al facilismo de hacer bailar en TV a cuanta figura tuviese algo de popularidad. Agregó un jurado de notables que se vuelven grotescos encaramados en personajes agresivos, groseros o provocadores, que sin respetar intimidades, decoros ni honra de las personas, generan enfrentamientos farandulescos que al día siguiente además alimentan a programas de segunda categoría que terminan dando más vida a Show Match y sobreviviendo como satélites de él. Todo está muy bien, si hay gente que se presta a ello, y mucha más gente que lo quiere ver, nade podrá jamás cuestionarlo. Pero una cosa es moverse así en el mundo de la farándula, el espectáculo y las vedettes y las pelucas y las plumas, y otra muy distinta es hundir en ese mundo a figuras los presidentes de la Nación. Ya lo hizo con Fernando De La Rúa a quien se le rió en la cara, lo caricaturizó hasta el ridículo, y lo expuso ante el país y el mundo como el rey de los bobos. Es verdad que el error presidencial, fue el de un hombre enfermo y acosado por las crisis, que pretendió caer simpático y distendido en el peor momento de su gestión, pero nadie tiene derecho a mofarse de una situación así por la satisfacción del aumento del nivel de audiencia. Como contrapartida, el conductor silenció las imitaciones y las befas cuando durante la gestión de Cristina Kirchner, le hicieron saber desde la Casa Rosada que sus ridiculizaciones no les causaban gracia. Optó sumisamente por la eliminación lisa y llana de los scketchs políticos. Ahora, arremetió nuevamente. Y detrás de esa actitud, es obvio el apriete y la extorsión que genera a través de un medio de comunicación tan importante. Aunque más grave que esa actitud, es que el presidente haya terminado cometiendo el desatino de entrar en el juego, después de haberlo criticado inicialmente. Mientras el país se debate en situaciones terribles, y se le pide a todos comprensión y apoyo, el saldo de los encuentros entre el jefe de Casa Rosada y su amigo, cayeron como un corte de manga a todos, y no porque el argentino medio sea un avinagrado o un resentido. Y el ya famoso "snapchat" difundido por Macri/Tinelli, fue calificado con maestría por el periodista Edi Zunino, como la demostración de una enfermedad senil de la postmodernidad. Sino simplemente porque después de tantas experiencias fallidas, tanto farandulizar y abochornar, no puede volver a ser el recurso que justifique un punto de rating y que la presidencia transforme tamaño despropósito en eje de la comunicación institucional del gobierno, aunque sea por unos días. Dijo Sócrates que "la circunspección y la gravedad, es una postura que el cuerpo adopta para disimular una insuficiencia del alma". Es cierto, pero hacer de la frivolidad extrema una cuestión de estado, o una justificación del rating, es una insuficiencia mucho peor. El riesgo, como se dijo en el título, es que la opinión pública, que aún acompaña fatigosa y esperanzadamente al Presidente en su difícil gestión, después de tanto manoseo, comience a dispararse para cualquier lado. Después que la imagen Presidencial y todo el gobierno, quedó en calzoncillos frente al país, muchos de los que no lo votaron hoy están más cerca de la bronca que del escepticismo. Y muchos de los que lo votaron, están más cerca del escepticismo que de las certidumbres iniciales.

Las cosas en Jujuy

Gerardo Morales, no transita por esos complicados pasillos que son habitat de comediantes y frivolidades. Sin embargo, él también a diez días de cumplir ocho meses de gestión, ya comenzó a vivir –y a sufrir- la potencia de situaciones inmanejables que pueden limar su empuje y hasta desequilibrar los ejes políticos y comunicacionales. GM ahora, muy muy lejos del maravilloso acto eleccionario que lo sentó al escritorio de Fascio, tiene a los gremios estatales en franca declaración de guerra. La Multisectorial, el Frente y la Intersindical, y el SEOM, distantes entre sí, encontraron sin embargo suficientes razones para armar una trinchera común que esquivando el asueto administrativo y escolar de hoy, trasladó para mañana y pasado sus 48 horas de huelga. GM ya había sido duro con ellos, extraña y particularmente con la jefa de ATSA Yolanda Canchi, quien simplemente respondió con astuta cintura gremial, que el gobierno "no se deja ayudar". En tanto los docentes que habían sido proclives a acercar posiciones y no salirse de las aulas, hoy aparecen pintados para el combate. El desagradable olor a pérdida de días de clase que advertíamos en columnas anteriores, finalmente estalló en la nauseabunda evidencia que algo está muy mal en el área educativa. Oscar Tapia (Adep) Y Alberto Argañaraz (Cedems) informaron que no es sólo reclamo salarial. El maestro hasta dejó entrever que contuvo por ahora un creciente rechazo de importantes sectores del gremio a la gestión ministerial; el profesor, cuyo gremio está enfrascado en una terrible puja electoral, descreyó del diálogo con el gobierno, en vista de tantas reuniones sin resultados positivos. Sin embargo, la única respuesta oficial hasta hoy, fue el anuncio del descuento de los días de paro. En la encrucijada, GM y su gobierno: de un lado reclamos comprensibles, del otro, con las finanzas en el exacto límite que lo separa de la catástrofe.

Enojos peligrosos

No es el único problema que enfrenta GM. Filtraciones de datos, inundaron las redes sociales, asegurando que el gobierno liquida los sueldos de funcionarios fuera del gobierno, en estudios contables privados, sin embargo, otra filtración, que difunde el supuesto facsímil de la planilla oficial de sueldos de una ministra mostrando un haber de $ 124.000, indicaría que las liquidaciones se hacen donde siempre, aunque, claro, trasladó automáticamente la atención hacia otro lugar. En el gobierno de GM como en el nacional tampoco aparece una segunda línea de espadachines que defiendan al ejecutivo y sus políticas, o al menos expliquen muy bien lo que pasa. Salvo unos pocos, los funcionarios se muestran como los buenos, prometedores de bonanzas, dadores de empleos, incapaces de decir que no, como si vivieran un año electoral. GM se enojó en La Esperanza, GM anunció denuncias penales a los trabajadores que cortan rutas. GM es el que fustigó a la Justicia Federal. Políticamente, sus socios peronistas acompañan con firmeza, pero no se matarán por él, y su partido radical se llamó a hibernación o a cometer errores. El ejemplo de la semana fueron las elecciones fallidas en la Cooperativa de Tabacaleros. GM bregó por una ley de rescate del sector que se aprobó por unanimidad. En la primera de cambio, se llamó a elecciones en la CTJ proscribiendo burdamente a los opositores y buscando que tras la "apretada y la arremetida" se aplicara la teoría de los hechos consumados, que ya dio resultado en otras experiencias este año. La justicia frenó la elección y la senadora radical Silvia Giaccopo, asesora legal del oficialismo en un rapto de irritación dijo que detrás del fallo "había una mano negra". Curioso, porque es la misma "nueva Justicia" que GM no se cansa de elogiar por transparente, independiente, y garantista del funcionamiento cabal de los poderes. Todos los ingredientes de la realidad, complican al gobierno y a la opinión pública. Y en medio de la neblina, y a tientas, gobernantes y gobernados, desorientados o enojados, pueden salir disparados hacia cualquier lado, en su sano afán por evitar la ruta nos lleve a tropezar de nuevo con las mismas piedras. Pachamama, Santa Tierra, ayudanos a encontrar el camino correcto.