Si bien muchos lo consideran como un hábito, el consumo de tabaco es una droga y una adicción. Es una enfermedad sistémica y afecta más de lo que la gente cree.
Las cifras sobre lo que el tabaquismo y sus consecuencias generan son realmente alarmantes. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 1.300 millones de fumadores y a diario, 100 mil adolescentes se inician en el consumo de tabaco. En ese orden, desde el Ministerio de Salud de la Nación aseguran que "casi mil millones de hombres fuman en el mundo y aproximadamente 250 millones de mujeres lo hacen a diario".
Siguiendo esta línea, una investigación realizada en el año 2015 por el Instituto de Efectividad Clínica (IEC), el cigarrillo en Argentina provoca 45 mil muertes por año, de las cuales 5 mil son de fumadores pasivos.
En el caso de los jóvenes, de acuerdo a datos de la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adolescentes realizada en el año 2012 en Argentina, el 19,6 por ciento de los jóvenes fuman.
En este marco, desde el Ministerio de Salud de la Nación implementa desde 2003 el Programa Nacional de Control del Tabaco, cuyas acciones se orientan especialmente a prevenir el inicio y disminuir el tabaquismo, proteger a la población de la exposición al humo de tabaco ambiental y promover la cesación tabáquica. Para ello, sus líneas de trabajo abarcan los aspectos principales que determinan el consumo de tabaco en Argentina: prevención, regulación de la accesibilidad al tabaco, promoción de estilos de vida saludables e impulso a legislación de ambientes libres de humo.
En nuestra provincia, según expresó la doctora Ana Otero, referente del programa "Cesación Tabáquica", el consumo de tabaco inicia lamentablemente desde los 10 años. "Hace unos años se realizó una encuesta en las escuelas de San Salvador y arrojó un resultado alarmante y es que los niños de entre 10 y 11 años empiezan a fumar", manifestó la referente del programa.
Mencionó que si bien Jujuy no cuenta con estadísticas precisas acerca del porcentaje de fumadores, el 25,7 por ciento de los jujeños consumen tabaco. Estos datos, sostuvo, "son sumamente importantes porque quieren decir que más del 70 por ciento de nuestra población no fuma, por lo que es necesario desarrollar las herramientas legislativas necesarias para no solo proteger a este número importante de no fumadores, sino también delinear las campañas de prevención correctas para que nuestros jóvenes sean conscientes de los daños que genera fumar, más aun desde tan temprana edad".
Falta de leyes y ordenanzas
En ese sentido, Otero remarcó que en la provincia no existe una normativa que contribuya a hacer frente a esta problemática que avanza a grandes pasos en nuestra sociedad.
Pese a que a nivel nacional se encuentra vigente la Ley N§ 26.687 de "Regulación de la publicidad, producción y consumo de los productos elaborados con tabaco", Jujuy no se encuentra adherida.
En este punto, es preciso mencionar que la Ley Antitabaco establece entre sus puntos la prohibición de fumar en todos los espacios cerrados de uso público o privado incluyendo casinos y bingos, boliches, bares y restaurantes, teatros, museos y bibliotecas, transporte público y estadios cubiertos. Asimismo, determina que queda expresamente prohibido fumar en lugares de trabajo -tanto públicos como privados- sólo exceptuando los patios, terrazas, balcones y demás áreas al aire libre de los espacios destinados al acceso de público, pero no en las escuelas y servicios de salud donde tampoco se podrá fumar en los patios.
Si bien en la mayoría de las provincias argentinas esta ley se encuentra en plena vigencia en Jujuy es casi imposible encontrar "Espacios libres de humo". "En nuestra ciudad solamente tenemos una ordenanza municipal que tampoco es una restricción 100 por 100 libre de humo, ya que la misma permite determinar en algunos lugares, como una confitería o un bar que se pueda fumar en un sector y eso no sirve", expresó Otero.
Separación estructural
Para garantizar que las personas no fumadoras, no aspiren un ambiente contaminado con humo de cigarrillo, es fundamental que la separación de ambientes sea estructural. "No tiene que haber zonas donde se pueda fumar en un mismo lugar porque no sirve, el humo de tabaco lo mismo se dispersa y hace que uno fume. Para que en un ambiente cerrado donde se ha fumado, el ambiente quede limpio, no basta con abrir ventanas o un extractor, tiene que pasar un pequeño huracán para arrastrar y poder limpiar las sustancias", dijo la profesional.
"Por más que se abran las ventanas, las sustancias quedan impregnadas en las cortinas, tapizados, la ropa, es decir que las personas no fumadoras tienen los mismos riesgos de padecer una enfermedad pulmonar que los fumadores. Además, si uno en el hogar fuma, los niños también fuman", advirtió, al tiempo que mencionó que los menores, hijos de padres fumadores, "tienen un mayor número de infecciones respiratorias, otitis, bronquitis y más consultas al pediatra".
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Si bien muchos lo consideran como un hábito, el consumo de tabaco es una droga y una adicción. Es una enfermedad sistémica y afecta más de lo que la gente cree.
Las cifras sobre lo que el tabaquismo y sus consecuencias generan son realmente alarmantes. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 1.300 millones de fumadores y a diario, 100 mil adolescentes se inician en el consumo de tabaco. En ese orden, desde el Ministerio de Salud de la Nación aseguran que "casi mil millones de hombres fuman en el mundo y aproximadamente 250 millones de mujeres lo hacen a diario".
Siguiendo esta línea, una investigación realizada en el año 2015 por el Instituto de Efectividad Clínica (IEC), el cigarrillo en Argentina provoca 45 mil muertes por año, de las cuales 5 mil son de fumadores pasivos.
En el caso de los jóvenes, de acuerdo a datos de la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adolescentes realizada en el año 2012 en Argentina, el 19,6 por ciento de los jóvenes fuman.
En este marco, desde el Ministerio de Salud de la Nación implementa desde 2003 el Programa Nacional de Control del Tabaco, cuyas acciones se orientan especialmente a prevenir el inicio y disminuir el tabaquismo, proteger a la población de la exposición al humo de tabaco ambiental y promover la cesación tabáquica. Para ello, sus líneas de trabajo abarcan los aspectos principales que determinan el consumo de tabaco en Argentina: prevención, regulación de la accesibilidad al tabaco, promoción de estilos de vida saludables e impulso a legislación de ambientes libres de humo.
En nuestra provincia, según expresó la doctora Ana Otero, referente del programa "Cesación Tabáquica", el consumo de tabaco inicia lamentablemente desde los 10 años. "Hace unos años se realizó una encuesta en las escuelas de San Salvador y arrojó un resultado alarmante y es que los niños de entre 10 y 11 años empiezan a fumar", manifestó la referente del programa.
Mencionó que si bien Jujuy no cuenta con estadísticas precisas acerca del porcentaje de fumadores, el 25,7 por ciento de los jujeños consumen tabaco. Estos datos, sostuvo, "son sumamente importantes porque quieren decir que más del 70 por ciento de nuestra población no fuma, por lo que es necesario desarrollar las herramientas legislativas necesarias para no solo proteger a este número importante de no fumadores, sino también delinear las campañas de prevención correctas para que nuestros jóvenes sean conscientes de los daños que genera fumar, más aun desde tan temprana edad".
Falta de leyes y ordenanzas
En ese sentido, Otero remarcó que en la provincia no existe una normativa que contribuya a hacer frente a esta problemática que avanza a grandes pasos en nuestra sociedad.
Pese a que a nivel nacional se encuentra vigente la Ley N§ 26.687 de "Regulación de la publicidad, producción y consumo de los productos elaborados con tabaco", Jujuy no se encuentra adherida.
En este punto, es preciso mencionar que la Ley Antitabaco establece entre sus puntos la prohibición de fumar en todos los espacios cerrados de uso público o privado incluyendo casinos y bingos, boliches, bares y restaurantes, teatros, museos y bibliotecas, transporte público y estadios cubiertos. Asimismo, determina que queda expresamente prohibido fumar en lugares de trabajo -tanto públicos como privados- sólo exceptuando los patios, terrazas, balcones y demás áreas al aire libre de los espacios destinados al acceso de público, pero no en las escuelas y servicios de salud donde tampoco se podrá fumar en los patios.
Si bien en la mayoría de las provincias argentinas esta ley se encuentra en plena vigencia en Jujuy es casi imposible encontrar "Espacios libres de humo". "En nuestra ciudad solamente tenemos una ordenanza municipal que tampoco es una restricción 100 por 100 libre de humo, ya que la misma permite determinar en algunos lugares, como una confitería o un bar que se pueda fumar en un sector y eso no sirve", expresó Otero.
Separación estructural
Para garantizar que las personas no fumadoras, no aspiren un ambiente contaminado con humo de cigarrillo, es fundamental que la separación de ambientes sea estructural. "No tiene que haber zonas donde se pueda fumar en un mismo lugar porque no sirve, el humo de tabaco lo mismo se dispersa y hace que uno fume. Para que en un ambiente cerrado donde se ha fumado, el ambiente quede limpio, no basta con abrir ventanas o un extractor, tiene que pasar un pequeño huracán para arrastrar y poder limpiar las sustancias", dijo la profesional.
"Por más que se abran las ventanas, las sustancias quedan impregnadas en las cortinas, tapizados, la ropa, es decir que las personas no fumadoras tienen los mismos riesgos de padecer una enfermedad pulmonar que los fumadores. Además, si uno en el hogar fuma, los niños también fuman", advirtió, al tiempo que mencionó que los menores, hijos de padres fumadores, "tienen un mayor número de infecciones respiratorias, otitis, bronquitis y más consultas al pediatra".