Un poco más tarde de la hora convenida, entró por en medio de las mesas, para ubicarse en el teclado que gentilmente había cedido una música jujeña -a quien agradeció al final-. La escenografía preparada para este concierto que cerró el ciclo "Visionarios: cantautores latinoamericanos" que organizó Juan Muñoz con cuatro presentaciones de artistas de distintos países, mostraba una oficina, escritorio, alfombra, lámpara, y un toque de intimismo.
Maslíah tomó ubicación y se lanzó a contar una larga historia de amor, que lleva su hilo y pareciera no terminar nunca, como la persona que cuando cuenta un acontecimiento se va por las ramas una y otra vez, pero te atrapa.
Le siguieron obras de Bach y de Mozart, en las que irónicamente explicó que las letras que él interpretaba sobre estas ejecuciones magistrales del piano, "no son originales de Mozart", con su mejor cara de "maestro ciruela". También aprovechó con este personaje que hace para su actuación, de un músico desentendido y convencido de lo que hace, para instruir al público presente, de cómo es el protocolo del aplauso en un concierto de música clásica. "No se debe aplaudir cada vez que se termina un movimiento, capaz que en este centro cultural está permitido, no sé, pero si ustedes van a un teatro, puede ser que les pidan que se retiren si lo hacen", dijo ante la carcajada de los presentes.
Un párrafo aparte merece sus interpretaciones en el piano, con gran calidad y destreza, estudio y talento.
Lo cierto es que el artista que también pone en juego su capacidad actoral, logra atrapar desde la música, las letras que no tienen entonación alguna, y sus caras que simulan apatía, pero finalmente tienen un análisis profundo de las realidades, cotidianas, sociales, económicas y políticas.
Un broche de oro realmente para cerrar el ciclo que tuvo importantes repercusiones en la comunidad. Con la intención de traer artistas internacionales, Muñoz diseñó este proyecto que posibilitó la presencia de la argentina Mariana Baraj, la boliviana Jeny Cárdenas, y los uruguayos Martín Buscaglia y Leo Maslíah, en el centro de Jujuy.
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Un poco más tarde de la hora convenida, entró por en medio de las mesas, para ubicarse en el teclado que gentilmente había cedido una música jujeña -a quien agradeció al final-. La escenografía preparada para este concierto que cerró el ciclo "Visionarios: cantautores latinoamericanos" que organizó Juan Muñoz con cuatro presentaciones de artistas de distintos países, mostraba una oficina, escritorio, alfombra, lámpara, y un toque de intimismo.
Maslíah tomó ubicación y se lanzó a contar una larga historia de amor, que lleva su hilo y pareciera no terminar nunca, como la persona que cuando cuenta un acontecimiento se va por las ramas una y otra vez, pero te atrapa.
Le siguieron obras de Bach y de Mozart, en las que irónicamente explicó que las letras que él interpretaba sobre estas ejecuciones magistrales del piano, "no son originales de Mozart", con su mejor cara de "maestro ciruela". También aprovechó con este personaje que hace para su actuación, de un músico desentendido y convencido de lo que hace, para instruir al público presente, de cómo es el protocolo del aplauso en un concierto de música clásica. "No se debe aplaudir cada vez que se termina un movimiento, capaz que en este centro cultural está permitido, no sé, pero si ustedes van a un teatro, puede ser que les pidan que se retiren si lo hacen", dijo ante la carcajada de los presentes.
Un párrafo aparte merece sus interpretaciones en el piano, con gran calidad y destreza, estudio y talento.
Lo cierto es que el artista que también pone en juego su capacidad actoral, logra atrapar desde la música, las letras que no tienen entonación alguna, y sus caras que simulan apatía, pero finalmente tienen un análisis profundo de las realidades, cotidianas, sociales, económicas y políticas.
Un broche de oro realmente para cerrar el ciclo que tuvo importantes repercusiones en la comunidad. Con la intención de traer artistas internacionales, Muñoz diseñó este proyecto que posibilitó la presencia de la argentina Mariana Baraj, la boliviana Jeny Cárdenas, y los uruguayos Martín Buscaglia y Leo Maslíah, en el centro de Jujuy.