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Un millón de pingüinos ocupan las costas de Chubut

Jueves, 29 de septiembre de 2016 01:30
<div>TEMPORADA DE REPRODUCCIÓN/ AL REDEDOR DE UN MILLÓN DE PINGÜINOS OCUPAN LAS COSTAS DE CHUBUT.</div><div>
Una cantidad cercana a un millón de pingüinos magallánicos, según las estimaciones de los especialistas, ya ocupan las costas de la provincia de Chubut, en Punta Tombo y Cabo dos Bahías, donde permanecerán hasta abril de 2017 en la temporada de reproducción que se inició este mes con la llegada de los machos para preparar los nidos a la espera de las hembras -que aún están en camino- como sucede desde hace casi un siglo, ofreciendo un espectáculo inigualable para miles de visitantes.
La pingüinera de Punta Tombo, al sur de la ciudad de Puerto Madryn, alberga el 20% del total de los ejemplares magallánicos, y llegan a formar cerca de 200.000 parejas, a las que se suman los juveniles y las crías, que son dos por pareja, detallaron los especialistas que se encuentran en el lugar y que con mucha amabilidad explican el fenómeno a los turistas que se acercan.
Pablo García Borboroglu, presidente de la Global Penguin Society, explicó que "hasta que no se eliminaron por la ganadería los posibles depredadores de los pinginos, como los zorros y los pumas, estas aves no dejaron las islas en las que vivían antes de venir a la costa continental", a principios del siglo XX.
Además de Punta Tombo, Chubut cuenta con otras dos importantes reservas pingineras: Cabo dos Bahías -que alberga casi un tercio de los que hay en Punta Tombo-, y Caleta Valdes, en la península homónima, lugares donde es un espectáculo en sí mismo observarlos ingresar al mar para alimentarse.
A los visitantes se les recomienda acercarse a lugares cercanos al mar donde los pinginos empiezan a cavar sus nidos desde la costa, o bien seguir el trayecto que hacen -siempre caminando sobre las pasarelas para no afectar su hábitat- tierra adentro para ser testigos de como estas aves alimentan a sus crías.
La guía del Ministerio de Turismo de Chubut, Paula Ortega, detalló que "los adultos alimentan a sus crías por regurgitación, de manera que toman la comida, la mastican, y luego la entregan a los polluelos en sus picos, con mucho cuidado, ya que si el alimento cae al piso, se pierde" y eso reduce los nutrientes que pueden recibir.
Desde mediados de septiembre, como anuncio de la llegada de la primavera, los machos regresan a los lugares donde el año anterior hicieron sus nidos, o recuperan sus espacios o construyen nuevos en suelos no muy duros para poder cavarlos, y allí esperan la llegada de las hembras a las que llaman con graznidos para formar pareja.
Ese sonido típico de la época primaveral en la pinginera se repite cuando la hembra se aleja del nido, donde los dos miembros de la pareja van a empollar el huevo para mantenerlo siempre caliente hasta que las crían comiencen a nacer a fines de octubre. La nueva generación será alimentada hasta febrero o marzo cuando se irán al mar seguidos de los adultos, y se dirigirán hacia los mares de Brasil, donde no hay señalado un lugar específico donde se radiquen durante el otro y el invierno.
La presencia de pinginos, lobos de mar y elefantes marinos, además de las famosas ballenas, han convertido a la provincia de Chubut en una zona turística por excelencia, donde también se puede encontrar una variada lista de otras especies, como el Delfín Patagónico, la Tonina Overa, y las orcas, entre otras.
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Una cantidad cercana a un millón de pingüinos magallánicos, según las estimaciones de los especialistas, ya ocupan las costas de la provincia de Chubut, en Punta Tombo y Cabo dos Bahías, donde permanecerán hasta abril de 2017 en la temporada de reproducción que se inició este mes con la llegada de los machos para preparar los nidos a la espera de las hembras -que aún están en camino- como sucede desde hace casi un siglo, ofreciendo un espectáculo inigualable para miles de visitantes.
La pingüinera de Punta Tombo, al sur de la ciudad de Puerto Madryn, alberga el 20% del total de los ejemplares magallánicos, y llegan a formar cerca de 200.000 parejas, a las que se suman los juveniles y las crías, que son dos por pareja, detallaron los especialistas que se encuentran en el lugar y que con mucha amabilidad explican el fenómeno a los turistas que se acercan.
Pablo García Borboroglu, presidente de la Global Penguin Society, explicó que "hasta que no se eliminaron por la ganadería los posibles depredadores de los pinginos, como los zorros y los pumas, estas aves no dejaron las islas en las que vivían antes de venir a la costa continental", a principios del siglo XX.
Además de Punta Tombo, Chubut cuenta con otras dos importantes reservas pingineras: Cabo dos Bahías -que alberga casi un tercio de los que hay en Punta Tombo-, y Caleta Valdes, en la península homónima, lugares donde es un espectáculo en sí mismo observarlos ingresar al mar para alimentarse.
A los visitantes se les recomienda acercarse a lugares cercanos al mar donde los pinginos empiezan a cavar sus nidos desde la costa, o bien seguir el trayecto que hacen -siempre caminando sobre las pasarelas para no afectar su hábitat- tierra adentro para ser testigos de como estas aves alimentan a sus crías.
La guía del Ministerio de Turismo de Chubut, Paula Ortega, detalló que "los adultos alimentan a sus crías por regurgitación, de manera que toman la comida, la mastican, y luego la entregan a los polluelos en sus picos, con mucho cuidado, ya que si el alimento cae al piso, se pierde" y eso reduce los nutrientes que pueden recibir.
Desde mediados de septiembre, como anuncio de la llegada de la primavera, los machos regresan a los lugares donde el año anterior hicieron sus nidos, o recuperan sus espacios o construyen nuevos en suelos no muy duros para poder cavarlos, y allí esperan la llegada de las hembras a las que llaman con graznidos para formar pareja.
Ese sonido típico de la época primaveral en la pinginera se repite cuando la hembra se aleja del nido, donde los dos miembros de la pareja van a empollar el huevo para mantenerlo siempre caliente hasta que las crían comiencen a nacer a fines de octubre. La nueva generación será alimentada hasta febrero o marzo cuando se irán al mar seguidos de los adultos, y se dirigirán hacia los mares de Brasil, donde no hay señalado un lugar específico donde se radiquen durante el otro y el invierno.
La presencia de pinginos, lobos de mar y elefantes marinos, además de las famosas ballenas, han convertido a la provincia de Chubut en una zona turística por excelencia, donde también se puede encontrar una variada lista de otras especies, como el Delfín Patagónico, la Tonina Overa, y las orcas, entre otras.

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