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"Una actitud inhumana"

Viernes, 30 de septiembre de 2016 01:30
María Julia Nallar y Carmen López son la asistente social y la agente sanitaria del puesto de salud de El Chingo. Están tan compungidas como asombradas: "no podemos creer que un juez atente contra la vida de tres bebés".
"Poco y nada podemos esperar de Caucota que conocemos como se mueve, esto se llama ambición desmedida, avaricia", dicen.
"Si me preguntan por Romina podemos hablar desde que era pequeña, ahora la otra mujer Silvia Quispe ni la conocemos, pero si sabemos que vive en Los Perales" agregan las profesionales.
"Esto es producto de dos personas alcohólicas, porque tanto el papá de Romina como el de Silvia tomaban mucho y entre ellos hicieron un trato extraño donde nada es legal. Esta situación tiene muchos puntos oscuros", agregan enojadas.
"Esperamos que el obispo Fernández intervenga y ayude a esta familia de gente trabajadora, nosotros nos ofrecimos a salir de testigo, pero el juez nunca nos quiso escuchar, se lavó las manos", indican.
Recuerdan que los miembros del centro vecinal ayudan a esta gente que vive en la calle, con lo poco que la policía les dejó. "Fue un operativo desmesurado el que realizó la policía", concluyen.

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María Julia Nallar y Carmen López son la asistente social y la agente sanitaria del puesto de salud de El Chingo. Están tan compungidas como asombradas: "no podemos creer que un juez atente contra la vida de tres bebés".
"Poco y nada podemos esperar de Caucota que conocemos como se mueve, esto se llama ambición desmedida, avaricia", dicen.
"Si me preguntan por Romina podemos hablar desde que era pequeña, ahora la otra mujer Silvia Quispe ni la conocemos, pero si sabemos que vive en Los Perales" agregan las profesionales.
"Esto es producto de dos personas alcohólicas, porque tanto el papá de Romina como el de Silvia tomaban mucho y entre ellos hicieron un trato extraño donde nada es legal. Esta situación tiene muchos puntos oscuros", agregan enojadas.
"Esperamos que el obispo Fernández intervenga y ayude a esta familia de gente trabajadora, nosotros nos ofrecimos a salir de testigo, pero el juez nunca nos quiso escuchar, se lavó las manos", indican.
Recuerdan que los miembros del centro vecinal ayudan a esta gente que vive en la calle, con lo poco que la policía les dejó. "Fue un operativo desmesurado el que realizó la policía", concluyen.

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