"Creo que al final se demostrará que ese fue un punto de inflexión para nuestro planeta", dijo Obama en referencia al acuerdo de diciembre pasado, que calificó como "el momento en el que decidimos salvar el planeta".
En una ceremonia con su homólogo Xi Jinping en la ciudad china, donde se celebra el G20, ambos líderes entregaron al secretario general de la ONU Ban Ki-Moon los documentos que oficializan la ratificación.
"Han dado un gran impulso para que el acuerdo entre en vigor. Soy optimista sobre el hecho de que podremos lograrlo antes de que acabe el año", dijo Ban.
El acuerdo tiene el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de dos grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales.
Juntos, Estados Unidos y China representan un 40% de las emisiones de CO2.
China, que todavía produce más del 70% de su energía a partir del carbón, es responsable de cerca del 24% de las emisiones mundiales.
Hasta ahora 24 países habían ratificado el acuerdo, pero en su mayoría son pequeños Estados insulares que representan sólo una pequeña parte de las emisiones (1,08%).
Según la Casa Blanca, Obama aprovechará el G20, un foro de países industrializados y emergentes, para alentar a otros países, India en particular, a ratificar el tratado.
Este "efecto llamada" podría acelerar su entrada en vigor un texto que según el instituto Climate Analytics, 34 países, entre ellos Brasil, Canadá, Indonesia y Japón, habrán ratificado antes de que acabe 2016.
El legado de Barack Obama
"Ahora vemos un camino claro y creíble hacia la entrada en vigor del acuerdo de París", indicó Brian Deese, consejero para el clima de la presidencia estadounidense.
La Casa Blanca asegura que la ratificación no necesita la aprobación del Congreso, controlado por la oposición republicana.
La rapidez de la ratificación del texto por parte de Estados Unidos se explica por la voluntad de Obama de reforzar su legado antes de que termine su mandato, en enero, dijo Deese.
Una de las cuestiones clave es la de las subvenciones a las energías fósiles, que muchos gobiernos siguen otorgando. "Hablar de triunfo en París y continuar dando generosas subvenciones no sería compatible" con el acuerdo e incluso "hipócrita", explicó Li Shuo, un experto climático de Greenpeace.
China es el país que más invierte en energía solar pero al mismo tiempo las autoridades siguen aprobando la construcción de centrales de carbón (al menos 150 nuevos proyectos en 2015).
Según la oenegé Climate Transparency, para alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a +2´C hasta 2030 las grandes potencias tendrán que multiplicar al menos por seis sus objetivos actuales de reducción de emisiones.
Pero la aplicación del acuerdo de París interesa no sólo a los gobiernos sino también al sector privado.
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"Creo que al final se demostrará que ese fue un punto de inflexión para nuestro planeta", dijo Obama en referencia al acuerdo de diciembre pasado, que calificó como "el momento en el que decidimos salvar el planeta".
En una ceremonia con su homólogo Xi Jinping en la ciudad china, donde se celebra el G20, ambos líderes entregaron al secretario general de la ONU Ban Ki-Moon los documentos que oficializan la ratificación.
"Han dado un gran impulso para que el acuerdo entre en vigor. Soy optimista sobre el hecho de que podremos lograrlo antes de que acabe el año", dijo Ban.
El acuerdo tiene el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de dos grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales.
Juntos, Estados Unidos y China representan un 40% de las emisiones de CO2.
China, que todavía produce más del 70% de su energía a partir del carbón, es responsable de cerca del 24% de las emisiones mundiales.
Hasta ahora 24 países habían ratificado el acuerdo, pero en su mayoría son pequeños Estados insulares que representan sólo una pequeña parte de las emisiones (1,08%).
Según la Casa Blanca, Obama aprovechará el G20, un foro de países industrializados y emergentes, para alentar a otros países, India en particular, a ratificar el tratado.
Este "efecto llamada" podría acelerar su entrada en vigor un texto que según el instituto Climate Analytics, 34 países, entre ellos Brasil, Canadá, Indonesia y Japón, habrán ratificado antes de que acabe 2016.
El legado de Barack Obama
"Ahora vemos un camino claro y creíble hacia la entrada en vigor del acuerdo de París", indicó Brian Deese, consejero para el clima de la presidencia estadounidense.
La Casa Blanca asegura que la ratificación no necesita la aprobación del Congreso, controlado por la oposición republicana.
La rapidez de la ratificación del texto por parte de Estados Unidos se explica por la voluntad de Obama de reforzar su legado antes de que termine su mandato, en enero, dijo Deese.
Una de las cuestiones clave es la de las subvenciones a las energías fósiles, que muchos gobiernos siguen otorgando. "Hablar de triunfo en París y continuar dando generosas subvenciones no sería compatible" con el acuerdo e incluso "hipócrita", explicó Li Shuo, un experto climático de Greenpeace.
China es el país que más invierte en energía solar pero al mismo tiempo las autoridades siguen aprobando la construcción de centrales de carbón (al menos 150 nuevos proyectos en 2015).
Según la oenegé Climate Transparency, para alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a +2´C hasta 2030 las grandes potencias tendrán que multiplicar al menos por seis sus objetivos actuales de reducción de emisiones.
Pero la aplicación del acuerdo de París interesa no sólo a los gobiernos sino también al sector privado.