El caso local tuvo lugar en febrero del año pasado, cuando un grupo de personas perseguía a dos delincuentes y uno de ellos fue atrapado en el techo de una vivienda y agredido con un arma blanca, mientras que el otro joven fue rescatado por los únicos tres efectivos policiales que estaban de guardia en la subcomisaría de San Antonio.
La defensa de Marcelo René Alfaro había planteado el hecho como una consecuencia de "emoción violenta" y el fiscal de Cámara Marcelo Cuellar lo acusó de ser el autor penalmente responsable del delito de "homicidio simple" y el Tribunal en lo Criminal N§ 1 por unanimidad resolvió condenar a Alfaro por la mínima de esta calificación legal.
En el caso del médico bonaerense Lino Villar Cataldo, el juez de Garantías N§ 2 de San Martín, Lucas Oyanarte dispuso la "excarcelación extraordinaria" luego de fijar una "caución personal", pero continúa imputado por ser el supuesto responsable del delito de "homicidio agravado por el uso de arma de fuego".
Claro está que para la opinión pública importa muy poco los tecnicismos legales y las calificaciones, la lectura general de estos hechos refieren que un hombre que asesinó a un delincuente fue condenado y otro que hizo lo mismo quedó momentáneamente en libertad.
Si bien estas dos situaciones son se desarrollaron en planos muy distintos, en el caso ocurrido en Loma Hermosa está planteado como recurso de "legítima defensa", mientras que en el hecho que tuvo lugar en San Antonio, se trató de instalar el concepto de "emoción violenta".
El hecho local en forma particular dejó al descubierto la inseguridad que hasta estos días reina en la localidad de San Antonio, la sensación de desprotección que sus habitantes padecen día a día. Según declaraciones que se desprendieron en los debates, el joven delincuente tuvo que permanecer alrededor de 20 minutos antes de ser trasladado a la sala de primeros auxilios de esa localidad, donde no había ningún tipo de insumos y tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital de la ciudad de El Carmen, siempre en la caja de la camioneta policial, porque la ambulancia nunca llegó.
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El caso local tuvo lugar en febrero del año pasado, cuando un grupo de personas perseguía a dos delincuentes y uno de ellos fue atrapado en el techo de una vivienda y agredido con un arma blanca, mientras que el otro joven fue rescatado por los únicos tres efectivos policiales que estaban de guardia en la subcomisaría de San Antonio.
La defensa de Marcelo René Alfaro había planteado el hecho como una consecuencia de "emoción violenta" y el fiscal de Cámara Marcelo Cuellar lo acusó de ser el autor penalmente responsable del delito de "homicidio simple" y el Tribunal en lo Criminal N§ 1 por unanimidad resolvió condenar a Alfaro por la mínima de esta calificación legal.
En el caso del médico bonaerense Lino Villar Cataldo, el juez de Garantías N§ 2 de San Martín, Lucas Oyanarte dispuso la "excarcelación extraordinaria" luego de fijar una "caución personal", pero continúa imputado por ser el supuesto responsable del delito de "homicidio agravado por el uso de arma de fuego".
Claro está que para la opinión pública importa muy poco los tecnicismos legales y las calificaciones, la lectura general de estos hechos refieren que un hombre que asesinó a un delincuente fue condenado y otro que hizo lo mismo quedó momentáneamente en libertad.
Si bien estas dos situaciones son se desarrollaron en planos muy distintos, en el caso ocurrido en Loma Hermosa está planteado como recurso de "legítima defensa", mientras que en el hecho que tuvo lugar en San Antonio, se trató de instalar el concepto de "emoción violenta".
El hecho local en forma particular dejó al descubierto la inseguridad que hasta estos días reina en la localidad de San Antonio, la sensación de desprotección que sus habitantes padecen día a día. Según declaraciones que se desprendieron en los debates, el joven delincuente tuvo que permanecer alrededor de 20 minutos antes de ser trasladado a la sala de primeros auxilios de esa localidad, donde no había ningún tipo de insumos y tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital de la ciudad de El Carmen, siempre en la caja de la camioneta policial, porque la ambulancia nunca llegó.