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Un portugués está mal frente de la ONU

Lunes, 02 de enero de 2017 01:30
ANTÓNIO GUTERRES/ FLAMANTE SECRETARIO GENERAL DE LA ONU.
Las Naciones Unidas inauguraron ayer el 2017 con la asunción de su nuevo secretario general, el portugués António Guterres, quien estrenó el cargo con un llamado a que "hagamos de la paz nuestra prioridad", "nuestro objetivo y nuestra guía".
Con un video grabado en inglés, francés, español y portugués, el sucesor de Ban Ki-moon, el diplomático surcoreano que abandonó la dirección de la ONU tras una década, no mencionó ninguno de los conflictos armados actuales.
Guterres, en tanto, destacó que "de esas guerras nadie sale vencedor, todos pierden" y que los "billones de dólares" que se gastan en ellas sólo "exacerban" los ciclos de violencia y desconfianza.
"Los exhorto a todos a que, conmigo, se comprometan con la paz hoy y todos los días. Hagamos que 2017 sea un año para la paz", concluyó el nuevo número uno de la ONU, quien permanecerá en el cargo al menos durante los próximos cinco años.
La llegada del Guterres, un veterano diplomático con una reconocida trayectoria política en la socialdemocracia europe, a la ONU fue producto del consenso de los 15 países que integran el Consejo de Seguridad del organismo, luego de un arduo proceso de selección y votaciones que se extendió a lo largo de más de tres meses.

No es un extraño
El Consejo de Seguridad anunció el 5 de octubre pasado que había arribado a un acuerdo para proponer al portugués como secretario general.
En 2005 fue nombrado Alto Comisario de la ONU para los Refugiados (Acnur), un puesto que ocupó hasta 2015 y desde el que tuvo que afrontar la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
Tuvo que hacer frente al recrudecimiento de conflictos como el de Siria, a la presión de los flujos migratorios en Europa e incluso a la relación que algunos establecieron entre los refugiados y el terrorismo, pero esa difícil tarea le permitió ganar prestigio y contactos a nivel internacional.
A lo largo de estos desafíos, trabajó codo a codo con su ahora antecesor, Ban Ki-moon.
Tras los dos mandatos de Ban, la imagen de una ONU ineficaz, en la que sólo se firman acuerdos prenegociados y se sacan las fotos de rigor se consolidó.
El liderazgo del diplomático surcoreano también quedaron teñidos por el escándalo que desató un encubrimiento de abusos sexuales cometidos por soldados de paz contra mujeres y niños.
Según sus propias palabras, su mayor legado es haber logrado que casi 200 países ratificaran el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, que compromete a los firmantes a reducir las emisiones contaminantes para evitar el calentamiento global.

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Las Naciones Unidas inauguraron ayer el 2017 con la asunción de su nuevo secretario general, el portugués António Guterres, quien estrenó el cargo con un llamado a que "hagamos de la paz nuestra prioridad", "nuestro objetivo y nuestra guía".
Con un video grabado en inglés, francés, español y portugués, el sucesor de Ban Ki-moon, el diplomático surcoreano que abandonó la dirección de la ONU tras una década, no mencionó ninguno de los conflictos armados actuales.
Guterres, en tanto, destacó que "de esas guerras nadie sale vencedor, todos pierden" y que los "billones de dólares" que se gastan en ellas sólo "exacerban" los ciclos de violencia y desconfianza.
"Los exhorto a todos a que, conmigo, se comprometan con la paz hoy y todos los días. Hagamos que 2017 sea un año para la paz", concluyó el nuevo número uno de la ONU, quien permanecerá en el cargo al menos durante los próximos cinco años.
La llegada del Guterres, un veterano diplomático con una reconocida trayectoria política en la socialdemocracia europe, a la ONU fue producto del consenso de los 15 países que integran el Consejo de Seguridad del organismo, luego de un arduo proceso de selección y votaciones que se extendió a lo largo de más de tres meses.

No es un extraño
El Consejo de Seguridad anunció el 5 de octubre pasado que había arribado a un acuerdo para proponer al portugués como secretario general.
En 2005 fue nombrado Alto Comisario de la ONU para los Refugiados (Acnur), un puesto que ocupó hasta 2015 y desde el que tuvo que afrontar la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
Tuvo que hacer frente al recrudecimiento de conflictos como el de Siria, a la presión de los flujos migratorios en Europa e incluso a la relación que algunos establecieron entre los refugiados y el terrorismo, pero esa difícil tarea le permitió ganar prestigio y contactos a nivel internacional.
A lo largo de estos desafíos, trabajó codo a codo con su ahora antecesor, Ban Ki-moon.
Tras los dos mandatos de Ban, la imagen de una ONU ineficaz, en la que sólo se firman acuerdos prenegociados y se sacan las fotos de rigor se consolidó.
El liderazgo del diplomático surcoreano también quedaron teñidos por el escándalo que desató un encubrimiento de abusos sexuales cometidos por soldados de paz contra mujeres y niños.
Según sus propias palabras, su mayor legado es haber logrado que casi 200 países ratificaran el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, que compromete a los firmantes a reducir las emisiones contaminantes para evitar el calentamiento global.