La experiencia en Volcán fue durante tres jornadas posteriores al día de la catástrofe, los voluntarios llevaron donaciones para las familias afectadas y pusieron a disposición de ellos su fuerza y voluntad para poder colaborar con los arreglos de las viviendas.
Además de esta ayuda dentro de uno de los viajes a esa localidad ocurrió algo curioso: "el martes pasado fue nuestra segunda visita al lugar, en esa ocasión, previo al viaje hablamos con uno de los muchachos que se encuentra en situación de calle y dijo que nos quería acompañar. El día que nos fuimos para allá pasamos a buscarlo y notamos la felicidad que tenía porque pensamos en él y porque iba a poder ayudar en Volcán. Lo que más me conmovió fue verlo llorar de la emoción por ser parte de nuestro grupo, fue un momento muy agradable", contó Magalí Páez.
"Fue una tarea inclusiva la de poder llevar a realizar una acción solidaria a una persona que muchas veces es considerada por la sociedad incapaz por el solo hecho de no tener un hogar para vivir. Y es admirable que dentro de él haya tanta bondad como para sumarse al grupo y dar una mano a los que la necesitan", dijo.
Al margen de ese momento y con respecto a la realidad con la que se encontraron al arribar a Volcán, Gonzalo Aguilar dijo que, "la situación era desastrosa pero lo que más nos dolió es ver que la mayoría de las personas que trabajaban en el lugar eran voluntarios. La gente se quedó sin nada, eso da mucha bronca e impotencia porque nosotros no podemos hacer más de lo que hacemos. También da bronca que desde el Gobierno nos hayan puesto muchas trabas para ir a ayudar".
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La experiencia en Volcán fue durante tres jornadas posteriores al día de la catástrofe, los voluntarios llevaron donaciones para las familias afectadas y pusieron a disposición de ellos su fuerza y voluntad para poder colaborar con los arreglos de las viviendas.
Además de esta ayuda dentro de uno de los viajes a esa localidad ocurrió algo curioso: "el martes pasado fue nuestra segunda visita al lugar, en esa ocasión, previo al viaje hablamos con uno de los muchachos que se encuentra en situación de calle y dijo que nos quería acompañar. El día que nos fuimos para allá pasamos a buscarlo y notamos la felicidad que tenía porque pensamos en él y porque iba a poder ayudar en Volcán. Lo que más me conmovió fue verlo llorar de la emoción por ser parte de nuestro grupo, fue un momento muy agradable", contó Magalí Páez.
"Fue una tarea inclusiva la de poder llevar a realizar una acción solidaria a una persona que muchas veces es considerada por la sociedad incapaz por el solo hecho de no tener un hogar para vivir. Y es admirable que dentro de él haya tanta bondad como para sumarse al grupo y dar una mano a los que la necesitan", dijo.
Al margen de ese momento y con respecto a la realidad con la que se encontraron al arribar a Volcán, Gonzalo Aguilar dijo que, "la situación era desastrosa pero lo que más nos dolió es ver que la mayoría de las personas que trabajaban en el lugar eran voluntarios. La gente se quedó sin nada, eso da mucha bronca e impotencia porque nosotros no podemos hacer más de lo que hacemos. También da bronca que desde el Gobierno nos hayan puesto muchas trabas para ir a ayudar".