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Centenario del natalicio del padre del carnavalito

El 9 de este mes se cumplieron los cien años de nacimiento de Edmundo Zaldívar, autor de "El Humahuaqueño". Lo creó antes de conocer la Quebrada, y nunca vivió en Jujuy, pero amó esta tierra. Hoy se hace un acto en Humahuaca en su honor.
Sabado, 14 de octubre de 2017 00:00

El 9 de este mes se cumplieron los cien años del natalicio de Edmundo Zaldívar, el creador del carnavalito "El Humahuaqueño". Por esta razón hoy se realizará un homenaje especial en la ciudad de Humahuaca, organizado por la municipalidad local y su Dirección de Cultura, con la participación de músicos y bailarines de la zona.

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El 9 de este mes se cumplieron los cien años del natalicio de Edmundo Zaldívar, el creador del carnavalito "El Humahuaqueño". Por esta razón hoy se realizará un homenaje especial en la ciudad de Humahuaca, organizado por la municipalidad local y su Dirección de Cultura, con la participación de músicos y bailarines de la zona.

El acto contará con la presencia de Edmundo Zaldívar hijo, también músico, quien además de ser admirador de la creatividad de su padre, heredó de él no sólo el nombre, sino el amor por la Quebrada. Cada año, viene a vacacionar en Jujuy, para estar cada 7 de febrero en el homenaje a la obra más conocida en el mundo de su padre, el mismísimo carnavalito "El Humahuaqueño", porque desde 1986, por decreto provincial, ese es el Día del Carnavalito, se declaró cuando se trajeron a Humahuaca los restos de su autor. Edmundo Zaldívar nació el 9 de octubre de 1917, y falleció el 7 febrero de 1978 (esta fecha fue declarada en Jujuy, Día del Carnavalito).

"El Humahuaqueño" tiene magia. Será el ritmo, la letra, o cualquier otra razón, pero es el tema musical que nos identifica por excelencia en el mundo. Se lo ha versionado en los más remotos países, y en los más diversos estilos musicales. Tiene una atracción especial, que hace que "la gente lo tararee o lo cante en lugares de Europa, y que luego nos aplaudan de pie por diez minutos", cuenta Zaldívar (h), en conversación con nuestro matutino, quien forma con sus hijos el grupo Los Pampas de Areco (donde vive en Buenos Aires), y con el que suele hacer giras internacionales. Próximamente viajarán a Japón, según anticipa.

El otro ingrediente mágico de esta pieza, es que fue compuesta en un tranvía, en Buenos Aires, por éste hombre en 1941, cuando todavía no había pisado la Quebrada de Humahuaca. Él, que no es jujeño y nunca vivió en nuestra tierra, la conoció personalmente en 1943, cuando fue invitado por la familia Aramayo.

Y aclaro que no "conoció personalmente", porque una vez más le tocó a Zaldívar (h) contar la historia de esta composición, y resulta que su padre conocía la Quebrada dibujada en su cabeza de niño, desde que tenía 7 años. Y es que la historia dice que en la casa de su padre en Palermo, Buenos Aires, cuando transcurría su infancia, se hacían reuniones de hombres nacionalistas y creadores como Ricardo Rojas, Ricardo Giraldes y Leopoldo Lugones, que eran amigos de su abuelo, Edmundo Polo Zaldívar, concertista de guitarra. Allí solía llegar un hombre de Uquía, que cada tanto viajaba a Buenos Aires para hacer compras para su negocio. Se llamaba Dalmasio Castillo y él contaba en esas reuniones de los vientos bravos, de los coyas, de la puna. Eso lo llevó a su padre a tocar el charango y la quena desde los 7 años. "Le habló tanto de esa tierra, que se ve que quedó grabado en la mente de un niño de esa edad, algo que luego salió a los 20 cuando ya era un músico profesional", comenta Zaldívar (h).

Lo cierto es que "El Humahuaqueño" nació en un tranvía, un día que su autor iba rumbo a Radio El Mundo, donde trabajaba como músico estable. "A partir de un ruido muy particular que hacía este transporte, y tocando con las manos en sus piernas le salió el ritmo y parte de la letra. Cuando llegó a la radio terminó toda la letra. Eso fue en 1941 y él conoció Humahuaca en 1943", narra.

El amor por la Quebrada fue a la distancia, y luego ya de cerca, se transformó en eterno. Por eso escribió en una pieza: "Cuando mi noche llegue/ en cerrazón sin estrellas/ quisiera cerrar mis ojos/ mirando el cielo en tierra jujeña/ Te dí mi copla y mi canto/ te doy mi sueño, tierra querida", allá por 1950.

Una composición única

CARLOS EDMUNDO ZALDÍVAR/ EL HIJO DEL CREADOR ESTARÁ HOY EN HUMAHUACA.

Cuenta además que "mi padre tiene 400 obras, y a mi parecer tiene carnavalitos más bonitos que ’El Humahuaqueño’, pero es éste el que tiene esa magia de permanecer y propagarse, y quedarse en el imaginario de la gente del mundo. El pueblo lo eligió. Es algo mágico lo que pasa con ’El Humahuaqueño’".

En Inglaterra hay un Instituto de las Tradiciones y las Músicas de todo el mundo, "allí se ponía en duda que mi padre haya sido el autor, y buscaban algún dato para probar que había sido un plagio. Revisaron toda la música del Altiplano, para encontrar algo, y no encontraron nada que se parezca a ’El Humahuaqueño’, ni los temas de Perú, ni los de Bolivia, nada", cuenta su hijo.

Y agrega, que "en 1974 estuve en la casa de un amigo que tiene una colección completa de la música de la Puna, me escuché cerca de 300 discos, quería encontrar algo también, y no pude".

Y con notable respeto por el talento creativo de su padre, comparte que hay un carnavalito muy bello que dice: "Vengo del cerro jujeño/ vieja piedra minera/ de la antigua entraña vengo/ para el Carnaval/ Para el Carnaval, puna, viento y sol/ va creciendo río, voy creciendo yo". Y también menciona una zamba muy conocida "que no muchos saben que es de mi padre", que dice: "Zamba, cuando llegan tus acentos/ toda el alma se me vuelve tierra/ te siento verde y húmedo en el cañaveralà", de 1950 más o menos.

La obra de Zaldívar incluye tangos y zambas, entre otros estilos.
 

Legado y orgullo

Le pregunto a Zaldívar (h), qué presencia tiene este emblemático carnavalito, para él y sus hijos. "Aparte de ser un orgullo, es un carga emocional cuando lo tocamos y sentimos que la gente lo canta, no sólo acá sino en Marsella, Francia, por ejemplo. Me emociona porque la gente lo empieza a tararear o cantar con nosotros. 

En Marsella, lo controlé, cerca de 10 minutos estuvo la gente aplaudiendo parada y agradeciéndonos por estar allí tocando. 

Y en ese marco, un señor de Bélgica se acercó en ese momento, a invitarnos a tocar el año que viene en dos lugares de su ciudad”, cuenta aún sorprendido.