Lo bautizaron "Willaq", nombre que en lengua quechua significa "el que da aviso". Se trata del cóndor andino que en enero de este año fue hallado moribundo en Volcán, un día antes de que un aluvión de barro y piedras arrasara con todo.
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Lo bautizaron "Willaq", nombre que en lengua quechua significa "el que da aviso". Se trata del cóndor andino que en enero de este año fue hallado moribundo en Volcán, un día antes de que un aluvión de barro y piedras arrasara con todo.
Eran las tres de la tarde de aquel día, cuando Adrián Mamaní, un joven quebradeño que regresaba de cuidar a sus ovejas, lo encontró tirado a orillas del río Grande.
Según recuerda volvió a su casa y le contó la novedad a sus hermanos, quienes no dudaron un segundo en acercarse al lugar para asistir al ave. "Cuando nos acercamos noté que había vomitado", rememoró el joven, quien aprovechó que estaba tranquilo para envolverlo.
Era enorme, más grande que los brazos de Adrian, quien recordó que al momento de levantarlo, tenía miedo de que lo picoteara. "Lo vi débil sin posibilidad de moverse, aún inspiraba miedo por su gran porte", agregó emocionado el joven, quien comentó que después se enteró que el ave tenía en su organismo gran cantidad de plomo, que se encontraba en la carroña de un animal muerto que había consumido.
Pensó que lo correcto era dar aviso a las autoridades competentes, lo que realizó rápidamente. En unas horas un equipo de profesionales del Centro de Atención a la Fauna Autóctona de Jujuy (Cafaju) dependiente de Ministerio de Ambiente de la Provincia se hizo presente en el lugar y decidió el traslado de inmediato al Ecoparque de Buenos Aires en un avión de Aerolíneas Argentinas, debido al estado delicado del ave.
"Pasó casi un año de aquel episodio que significó el renacimiento tanto para el cóndor como del pueblo de Volcán", aseguró Luis Jacome, presidente de la Fundación Bioandina, quien tuvo a su cargo el proceso de rescate de Willaq, junto a Vanesa Atrore, directora ejecutiva del programa de conservación "Cóndor Andino", y presenció su emotiva liberación ayer en el kilómetro 32 de la Cuesta de Lipán.
Fueron meses de recuperación que coincidieron con el proceso de restauración del pueblo de Volcán, azotado por uno de los fenómenos naturales más trágicos de los últimos diez años en nuestra provincia.
Todo un mensaje, quizás un llamado de atención de la naturaleza o de la Pachamama, que busca en estos tiempos la armonía entre el ambiente y el hombre.
Ceremonia ancestral, antesala
Integrantes de las comunidades aborígenes de la Quebrada, autoridades del Ministerio de Ambiente encabezadas por su titular María Inés Zigarán, Javier Gronda, secretario de Biodiversidad y Roque Yapura, coordinador de Cafaju, junto a un nutrido grupo de amantes de la naturaleza, fueron los protagonistas de la ceremonia de ofrenda a la Pachamama tanto en la feria campesina de Volcán como minutos antes de la liberación de Willaq en la Cuesta de Lipán.
Ellos fueron los testigos de un momento cargado de emoción y de profunda espiritualidad que culminó con la majestuosa ave en medio de un círculo humano y que terminó con el inicio de vuelo.
Tranquilo, casi cauteloso, Willaq de unos 25 años salió de su jaula para acercarse a un extremo del barranco ubicado en el kilómetro 32 de la ruta nacional 56, en la Cuesta de Lipán en el departamento Tumbaya. Fue minutos después del mediodía cuando se lo vio recuperado, fuerte y con deseos del volver a su hábitat.
Miró a todos por unos segundos, extendió sus extensas alas y emprendió un vuelo, quizá a reunirse con los suyos, con aquellos que perdió contacto hace tanto tiempo. El grito de "Jallalla" se entremezcló con aplausos, abrazos y lágrimas.
Es el quinto
“Purmamarca” (2006), “Tumbaya” (2010) y “Moreno” (2013), son algunos de los nombres de las cinco aves que fueron liberadas en los último años en nuestra provincia.
Todos los cóndores con la misma característica con la cual fue encontrado “Willaq”: envenenados por la imprudencia del ser humano que no reflexiona sobre las consecuencias de su intervención en la naturaleza y la utilización de químicos o productos altamente tóxicos.
Esta situación puede ser ejemplificada con la muerte de 19 aves de este tipo en la localidad puneña de Rinconada en marzo de este año. El Ministerio de Ambiente, a través de la Secretaría de Biodiversidad, y la Fundación “Cóndor Andino” determinaron que el deceso fue por envenenamiento.