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13 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Qué pasa cuando la justicia se hace ver

Las detenciones de exfuncionarios acusados de corrupción llama a la reflexión a los actuales y obliga a repensar la función pública.
Viernes, 03 de noviembre de 2017 10:42

Que un exfuncionario cuestionado por actos de corrupción sea sancionado por la justicia es significativo e importante para la sociedad, pero por sobre todo para los actuales y futuros funcionarios. En la pirámide de responsabilidades, cuando quien está en la cima va por fuera de la ley para su beneficio, o toma los bienes del Estado como propios, habilita a quienes están más abajo a hacer lo mismo. Si quienes deben cuidar los bienes del Estado se los apropian, ¿qué hace que el resto no haga lo mismo en otros contextos? Si quienes deben administrar justicia miran para otro lado, el mensaje es que nada pasará, que se podrá hacer uso de los recursos públicos sin que nadie diga o haga nada. Todos contra todos.

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Que un exfuncionario cuestionado por actos de corrupción sea sancionado por la justicia es significativo e importante para la sociedad, pero por sobre todo para los actuales y futuros funcionarios. En la pirámide de responsabilidades, cuando quien está en la cima va por fuera de la ley para su beneficio, o toma los bienes del Estado como propios, habilita a quienes están más abajo a hacer lo mismo. Si quienes deben cuidar los bienes del Estado se los apropian, ¿qué hace que el resto no haga lo mismo en otros contextos? Si quienes deben administrar justicia miran para otro lado, el mensaje es que nada pasará, que se podrá hacer uso de los recursos públicos sin que nadie diga o haga nada. Todos contra todos.

Que quienes estén en la función pública y quienes quieran estarlo vean que jueces y fiscales investigan y condenan a quienes han estado por fuera de la ley, por mucho poder que hayan tenido o del que hayan estado rodeados, hace piensen más de una vez en cometer acto alguno de corrupción, por mínimo que sea.

No importa de quien se trate, si fue funcionario del gobierno anterior, de hace cuatro gobiernos atrás o del actual. Todos deben entender que el Estado debe ser cuidado, administrado, pero jamás apropiado. Sinó ¿qué diferencia hay entonces entre un ministro o presidente que se ha enriquecido ilícitamente con un empleado de una empresa que se lleva las lapiceras o el material de trabajo? Ninguna. El valor que se corrompe es el mismo, en medio de la confianza dada, la cual también ha sido traicionada.

Los valores bien entendidos, entre los que resaltan la fidelidad al prójimo y la honestidad entonces vuelven a estar en alza. Lamentablemente en el caso de la justicia administrada por los hombres, siempre sujeta a cuestiones políticas y conveniencias terrenales, éstos valores muchas veces son cajoneados y escondidos, pero no pierden su esencia. Cómo mantenerlos y hacerlos respetar es el desafío. En éste caso, corre la forma de la pirámide invertida: es la ciudadanía la que cansada de actos de corrupción presiona para la condena de actos espurios, tanto por el voto, como por el escarnio social.

En todos los casos, ante la condena judicial de actos de corrupción hay una sociedad que se va purificando, y se compromete aún más con los derechos, deberes y las obligaciones de cada ciudadano.

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