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El femicida de Amira había estado preso

La acusación fue por "privación ilegítima de la libertad, violencia de género y abuso". Salió de la cárcel y la asesinó.

Lunes, 11 de diciembre de 2017 00:00

SALTA (Agencia). Rómulo Edgardo Córdova Marín, el femicida que asesinó a Amira Albana Vázquez y luego se suicidó en Campo Quijano el viernes, estuvo detenido por graves causas en contra de la joven. Sin embargo, sólo estuvo en prisión algunos días y luego un juez, que hasta el sábado no se podía saber quién era por el fin de semana largo, lo liberó.

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SALTA (Agencia). Rómulo Edgardo Córdova Marín, el femicida que asesinó a Amira Albana Vázquez y luego se suicidó en Campo Quijano el viernes, estuvo detenido por graves causas en contra de la joven. Sin embargo, sólo estuvo en prisión algunos días y luego un juez, que hasta el sábado no se podía saber quién era por el fin de semana largo, lo liberó.

El episodio hizo recordar la decisión de liberar a Sebastián Wagner (30), quien salió de la cárcel y asesinó a Micaela García.

La causa contra el ciudadano ecuatoriano de 30 años había sido iniciada por la Fiscalía Penal con jurisdicción en Campo Quijano a raíz de una denuncia de la madre de la adolescente de 17, luego de que la chica se ausentara de la casa.

La acusación fue por "privación ilegítima de la libertad, violencia de género y abuso".

El episodio comenzó el 8 de octubre. Ese día, a las 11, madre e hija estaban en la parroquia Santiago Apóstol, de esa localidad. En un momento, la jovencita salió a hablar con alguien que la madre no reconoció. Cuando la misa terminó, la mujer salió a buscarla y no la vio. Regresó a su casa con la esperanza de que ella regresara. Pero pasaron las horas y, ante la ausencia de su hija, la preocupación creció. Esperó a la mañana siguiente y el 9 de octubre fue a la Policía a denunciar su desaparición.

El caso recayó en una Fiscalía de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, que comenzó a desandar el camino de la menor y también del ciudadano ecuatoriano, ya que la madre sospechaba de él.

Esa investigación permitió saber que Córdova Marín se había vinculado antes con una joven del barrio Progreso. Se sabe que de esa vivienda fue echado por la dueña y madre de la novia, quien lo acusó de haberle robado un electrodoméstico. La señora no lo denunció.

Las averiguaciones continuaron hasta que el 18 de octubre, cuando una patrulla logró ubicarlos en una precaria habitación alquilada en el asentamiento Juan Bautista, en la zona de Atocha.

El viernes a la mañana, el padre de Amira, Amancio Vázquez, contó que cuando llegó al asentamiento, la dueña de la habitación les contó que el muchacho de 30 años sometía a golpizas cotidianas a su hija.

Al principio de la relación entre Amira y Córdova, la madre de la chica aceptaba que él llegara a la casa, en el barrio San Jorge de Campo Quijano. Sin embargo, dos semanas antes del 8 de octubre, echó de su casa al ecuatoriano tras presenciar un violento episodio que tuvo como víctima a su hija. Sin poder llegar a la casa, dos semanas después logró que ella se fugara con él.

Con la detención, los padres de la menor pensaron que no regresaría y que al no tener papeles sería deportado. Además, la gravedad de los delitos por los que estaba acusado podían derivar en que le impusieran prisión preventiva hasta el juicio.

Sin embargo, el panorama cambió, ya que a los pocos días Córdova Marín recuperó su libertad por la decisión de un juez. Varios vecinos e incluso don Vázquez, dijeron el viernes que desde principios de noviembre ya lo veían por el barrio.