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En 2017 supuso el cierre del Ombligo y la suspensión transitoria de la actividad teatral en el Centro Cultural Coquena (foto), ambos causados por las difíciles condiciones de sustentabilidad de los espacios culturales independientes. A la vez, este fue un año muy positivo para la infraestructura teatral: tres salas ejecutaron los subsidios para reformas del 2016, el Instituto Nacional del Teatro (INT) otorgó subsidios para compra y construcción por dos años consecutivos en Tilcara y se inauguró el Centro Cultural Éxodo Jujeño.
Hace unos meses colaboré con una colega porteña, Lic. Sabrina Cassini, en un proyecto del Sistema de Información Nacional de la Cultura (SINcA), cuyo propósito consistía en mapear salas teatrales en la Provincia de Jujuy. A tal efecto, realicé un recorte donde incluí salas con actividad teatral durante el 2016/17 que, además, estuvieran registradas en alguna entidad legitimante (Instituto Nacional del Teatro y Argentores). En función de estos criterios, elaboré un inventario de veinticuatro (24) salas, que fueron clasificadas según el modelo de gestión y computadas de esta manera: 38% salas independientes, 33% salas municipales y 29% salas provinciales.
Como puede observarse, el número de salas independientes es superior a las públicas (municipales y provinciales). Por otro lado, debemos considerar otros indicadores como la geolocalización, el aforo disponible, el modelo de financiamiento, el volumen de actividad teatral y el tipo de curaduría, que señalan asimetrías abruptas entre las salas. En este sentido, el 70% de los espacios teatrales en activo están ubicados en la Ciudad de San Salvador y el 30% restante en las Regiones de Quebrada y Ramal, mientras que la Puna jujeña continua sin espacios idóneos para el desarrollo de actividades teatrales. El aforo de los teatros públicos es mayor que la suma de todas las localidades disponibles en los espacios teatrales independientes.
En lo que concierne al modelo de financiamiento, las salas públicas cuentan con un presupuesto asignado, gastos fijos cubiertos y personal de planta y/o contratado por el Organismo Público. Las salas independientes carecen de todos los recursos señalados en las públicas, a pesar de lo cual, durante los dos últimos años, los independientes superaron con un amplio margen el número de actividades teatrales programadas por los espacios públicos. Éstos últimos no sólo se alimentaron de la programación independiente sino que, además, llegaron a cobrar arancel por el uso del teatro público.
Por otro lado, las salas independientes están sujetas a condiciones del régimen de concertación que el INT impone, por el cual, están obligadas a ofertar precios “populares”, descuentos para jubilados/estudiantes y deben aplicar una fórmula en el reparto de la recaudación bruta de la taquilla: 10% para las sociedades de derechos de autor, 63% para los grupos y elencos independientes que exhiben la obra y el 27% para la sala. Sabrina Cassini aborda el análisis de la coyuntura de los espacios teatrales independientes en la Ciudad de Buenos Aires y señala tres puntos críticos en la sustentabilidad de las mismas: (1) la relación recaudación de taquilla- gastos fijos de la salas, (2) el limitado aforo de las salas y (3) las dificultades para cumplir con el régimen de habilitación de los espacios.
Mucho más compleja y grave resulta la situación de las salas independientes del resto del país, donde los hábitos de consumo cultural no miden como en Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, por lo tanto, los ingresos de la taquilla son extremadamente magros. La situación de las salas se traslada inmediatamente a los grupos y elencos concertados que hacen uso de ellas. Se genera así una cadena en progresión que debilita la capacidad para crear nueva obra y poner en circulación las producidas.
[1] CASSINI, Sabrina, “La coyuntura de los espacios teatrales de Artes Escénicas en la Ciudad de Buenos Aires”, en Centro Universitario de las Industrias Culturales, Informe CUICA Nº 1: Situación de las industrias culturales argentinas en el período 2014/17, Universidad Nacional de Avellaneda, Buenos Aires, noviembre, 2017, p. 35-39.