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Cien años del Niño Salvador del Mundo

La adoración de la familia Daza sigue vigente en la bella localidad quebradeña con el retorno de los aires navideños.

Lunes, 25 de diciembre de 2017 17:49

Sobre la imagen del Niño, una cinta con los colores de la bandera boliviana, prendida con chinches, da la fecha del 11 de marzo de 1917 y el lugar, acaso de su hechura, en Pulacayo, importante centro argentífero del departamento de Potosí. Alberto Daza, un eslabón más en la tradición de este pesebre, nos dice que "soy hijo de uno de los esclavos del Niño Salvador". Nos cuenta que "en la década del 30, mi abuela Celestina con mi abuelo Pablo traen al Niñito a la zafra, y cuando retornaban a sus pagos, en Bolivia, lo hacían en tren. Una vuelta dicen que el tren se echó a perder acá en la subida de San Pedrito, y como todo paisano no podía estar sin trabajar, se quedaron acá, se han hecho amigos y terminaron siendo quinteros. Así, ya lo hacían adorar al Niño Salvador del Mundo en casas de familia".

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Sobre la imagen del Niño, una cinta con los colores de la bandera boliviana, prendida con chinches, da la fecha del 11 de marzo de 1917 y el lugar, acaso de su hechura, en Pulacayo, importante centro argentífero del departamento de Potosí. Alberto Daza, un eslabón más en la tradición de este pesebre, nos dice que "soy hijo de uno de los esclavos del Niño Salvador". Nos cuenta que "en la década del 30, mi abuela Celestina con mi abuelo Pablo traen al Niñito a la zafra, y cuando retornaban a sus pagos, en Bolivia, lo hacían en tren. Una vuelta dicen que el tren se echó a perder acá en la subida de San Pedrito, y como todo paisano no podía estar sin trabajar, se quedaron acá, se han hecho amigos y terminaron siendo quinteros. Así, ya lo hacían adorar al Niño Salvador del Mundo en casas de familia".

Escuchó decir que "también se lo adoró en el Ramal, donde trabajaban. Mi padre, Lorenzo, con mi tío Rómulo, compran el terrenito este y levantan la capillita en 1958, y desde entonces se empieza a adorar acá", nos dice con referencia al sitio donde lo entrevisto, en la bajada de la entrada norte de Maimará.

El padre Miguel Squicciarini fue quien notó, el año pasado, la fecha consignada sobre la pequeña imagen, "pero el 11 de marzo no están los chicos, y decidimos celebrarlo ahora", nos dice Alberto Daza. "Primero estaba a cargo mi abuelo Pablo, después se hizo cargo mi tío Rómulo, que lamentablemente fallece joven, y se hacer cargo mi papá. Nosotros, sus hijos, lo ayudamos siempre". Recuerda que "no conozco una Navidad sin el Niño Salvador del Mundo, prácticamente nací y me crié con esto, aunque hay cosas de la adoración que se cambiaron. La música siempre va rotando, pero después vuelve de nuevo, como todo, y la adoración también, hay cosas nuevas pero después se vuelve a lo antiguo. Yo hace veintisiete años que estoy a cargo del Pesebre, porque cuando mi papá estaba mal en el hospital me hizo prometer que no lo abandonara al Niño Salvador del Mundo, y estoy cumpliendo con la ayuda de mis hermanos, vecinos y promesantes".

Así, junto a las nuevas generaciones que colaboran para celebrar lo que se tiene por el siglo de hechura de esta imagen que se adora, en Maimará, desde hace cincuenta y ocho años, los Daza y sus amigos vuelven este diciembre a poner bonito el lugar en el que el Niño Salvador del Mundo reposa en su pesebre. Cuatro postes con cintas para que trencen su adoración más de un centenar de niños, y la música de los villancicos de onda raíz en nuestra tierra, reeditarán la coreografía de angelitos que adorarán ante la imagen.

 

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