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El país conoció la historia de un canillita jujeño

Alejandro Canchi atiende desde hace 48 años un kiosco céntrico.
Sabado, 09 de diciembre de 2017 20:59

Alejandro Canchi tiene 68 años y desde hace 48 que se levanta a la madrugada para abrir su kiosco de diarios y revistas. Hace 16 años perdió a su mujer, Olga Farfán. Ella tenía cáncer de útero y ahora su hija Mirta padece la misma enfermedad.

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Alejandro Canchi tiene 68 años y desde hace 48 que se levanta a la madrugada para abrir su kiosco de diarios y revistas. Hace 16 años perdió a su mujer, Olga Farfán. Ella tenía cáncer de útero y ahora su hija Mirta padece la misma enfermedad.

La tarea diaria de Canchi se inicia a las 5.30 para repartir diarios y revistas en distintas zonas del centro de San Salvador de Jujuy. Alrededor de las 6.30 se dirige a su kiosco de San Martín y Gorriti, en la vereda del hospital “San Roque”. Trabaja hasta las 15, retornando a las 19 para continuar con su jornada laboral.

Canchi relató que a los 15 años se inició en el oficio de canillita. “A los 17 años tuve mi primer hijo, este oficio sin lugar a dudas me ayudó a salir adelante en varias ocasiones. La relación con mis clientes es buena, algunos se acercan y me dan un abrazo”, contó a El Tribuno de Jujuy.

Agregó que unas de sus mayores bendiciones es disfrutar de sus seis nietos, a quien les da todo su “cariño y amor siempre”.

La historia de vida de Alejandro Canchi se difundió en el canal Todo Noticias. “Me contacté con el periodista Sergio Lapegüe a través de una página y le conté cómo es mi vida y los problemas que estaba teniendo. Fue bueno hablar con él, porque después de eso pude tener buenas noticias”. La primera buena noticia fue que su hija Mirta, que se negaba a hacerse estudios, accedió a recibir atención médica. “Gracias a la colaboración del ministro de Salud, Gustavo Bouhid, y del gobernador Gerardo Morales, mi hija hoy se está haciendo los análisis y el tratamiento para poder recuperarse”, afirmó.

Otros de los problemas que logró resolver es el cobro de una deuda de dos años que mantenía con él una funcionaria provincial. Destacó que le “pagaron lo que me debían durante dos años de trabajo y recorrer cada oficina en la que vendía el diario”.