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Dormir más de 7 horas ayudaría a perder peso | dietas milagrosas, salud, refuerzos nutricionales

Martes, 14 de febrero de 2017 01:30
SI SE TIENEN PROBLEMAS PARA MANTENER EL PESO CONTROLADO HAY QUE CONSIDERAR AUMENTAR LAS HORAS DE SUEÑO.<br><br>
Cuando se trata de controlar el peso normalmente se pone la atención en las dietas y el ejercicio. Pero numerosos estudios científicos sugieren que si se quiere mantener las calorías a raya debe prestarse más atención a las horas de sueño.
Una investigación reciente de la universidad King''s College de Londres revisó decenas de estudios pequeños sobre la relación entre el buen dormir y el apetito.
Sus conclusiones son que, si bien a no todo el mundo le afecta de la misma manera, en promedio dormir menos de siete horas por la noche lleva a la gente a comer significativamente más.
El programa de la BBC Trust me, I''m a doctor (Confía en mí, soy médico), hizo un pequeño experimento con cuatro personas para poner a prueba esa teoría.
Comprobó que los 3 voluntarios que pasaron una noche de grandes interrupciones del sueño, cortesía de una muñeca-bebé preprogramada para llorar regularmente, comieron más de lo habitual en el desayuno y escogieron alimentos menos saludables.
Por el contrario, el afortunado voluntario que durmió bien, comió su almuerzo habitual. Según los investigadores esto se debe a que una noche de sueño interrumpido afecta a dos hormonas clave relacionadas con el hambre.
Una buena noche de sueño ayuda a enfrentar mejor los dilemas cotidianos. Por un lado, genera un aumento de la hormona llamada ghrelina, que estimula ciertas neuronas hipotalámicas provocando un aumento del apetito.
Por otro, suprime una hormona llamada leptina, que normalmente emite una señal que le informa al hipotálamo que el cuerpo tiene ya bastantes reservas y debe inhibir el apetito, es decir, que estamos saciados.
Además, algunos estudios sugieren que cuando estamos expuestos a la comida en un estado de privación de sueño hay una mayor activación en zonas del cerebro asociadas con la recompensa. Esto puede hacer que elijamos comidas con un mayor contenido de azúcar y grasa, frente a otras opciones más saludables.
Todos estos factores ayudan a explicar por qué a largo plazo hay una conexión fuerte entre el mal dormir, el aumento de peso y otros problemas de salud como la diabetes de tipo 2.
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Cuando se trata de controlar el peso normalmente se pone la atención en las dietas y el ejercicio. Pero numerosos estudios científicos sugieren que si se quiere mantener las calorías a raya debe prestarse más atención a las horas de sueño.
Una investigación reciente de la universidad King''s College de Londres revisó decenas de estudios pequeños sobre la relación entre el buen dormir y el apetito.
Sus conclusiones son que, si bien a no todo el mundo le afecta de la misma manera, en promedio dormir menos de siete horas por la noche lleva a la gente a comer significativamente más.
El programa de la BBC Trust me, I''m a doctor (Confía en mí, soy médico), hizo un pequeño experimento con cuatro personas para poner a prueba esa teoría.
Comprobó que los 3 voluntarios que pasaron una noche de grandes interrupciones del sueño, cortesía de una muñeca-bebé preprogramada para llorar regularmente, comieron más de lo habitual en el desayuno y escogieron alimentos menos saludables.
Por el contrario, el afortunado voluntario que durmió bien, comió su almuerzo habitual. Según los investigadores esto se debe a que una noche de sueño interrumpido afecta a dos hormonas clave relacionadas con el hambre.
Una buena noche de sueño ayuda a enfrentar mejor los dilemas cotidianos. Por un lado, genera un aumento de la hormona llamada ghrelina, que estimula ciertas neuronas hipotalámicas provocando un aumento del apetito.
Por otro, suprime una hormona llamada leptina, que normalmente emite una señal que le informa al hipotálamo que el cuerpo tiene ya bastantes reservas y debe inhibir el apetito, es decir, que estamos saciados.
Además, algunos estudios sugieren que cuando estamos expuestos a la comida en un estado de privación de sueño hay una mayor activación en zonas del cerebro asociadas con la recompensa. Esto puede hacer que elijamos comidas con un mayor contenido de azúcar y grasa, frente a otras opciones más saludables.
Todos estos factores ayudan a explicar por qué a largo plazo hay una conexión fuerte entre el mal dormir, el aumento de peso y otros problemas de salud como la diabetes de tipo 2.