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Dos millones de hectáreas destruidas

Sabado, 04 de febrero de 2017 01:30
Casi dos millones de hectáreas de campos fueron destruidas entre los meses de noviembre y enero por los incendios que afectaron las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Río Negro y Mendoza, según informó el Servicio Nacional de Manejo de Fuego (Snmf).
El organismo precisó que se quemaron 1.966.630 hectáreas, de las que, 160.483 pertenecen a la provincia de Buenos Aires; 1.072.487, a La Pampa; 609.436 a Río Negro y 124.224 a Mendoza, donde por tratarse de zonas de alta montaña las llamas terminan por apagarse solas.
"El alerta de la temporada pampeana -para las zonas de Mendoza, Buenos Aires y La Pampa- se dio el 14 de noviembre y, desde entonces, la sucesión de tormentas secas caracterizadas por muchos rayos y poca precipitación (pluvial) propagaron las llamas en la región", expresó Guillermo Barisone, director del Snmf.
Barisone explicó que los pastos secos, las altas temperaturas, el bajo porcentaje de humedad y los vientos superiores a 80 kilómetros por hora hicieron del área central del país un lugar propicio para la propagación de incendios a gran escala.
"Hemos tenido fuegos de mayor envergadura en años anteriores, como por ejemplo en 2005, cuando se quemaron 2,5 millones de hectáreas solo en La Pampa. Pero lo que ocurrió este verano fue que después de una larga sequía tuvimos dos años de muchas lluvias, lo que dejó pastos muy altos y un promedio de siete toneladas de material combustible por hectárea".
Por la velocidad de los vientos los "incendios extremos", como los cataloga el Snmf, se identifican por la presencia de ganado quemado y el avance del fuego a un ritmo de 15 kilómetros de campos quemados por hora.
"Río Negro, por ejemplo, tuvo muchos incendios pequeños y medios durante mucho tiempo. Los bomberos voluntarios trabajaron durante 30 días casi sin descansar, por eso es que quedan agotados y necesitan del auxilio de miembros nacionales que los asistan para atacar los focos", expresó Barisone, quien destacó la coordinación operativa entre los organismos de Nación, provincias y municipios para apagar el fuego.
El funcionario señaló que de cara al futuro, los sucesos de este tipo no se pueden ni mitigar ni reducir, sino que solo queda trabajar en la capacitación de la población y los voluntarios, el mantenimiento de las picadas, y mejorar la asistencia sanitaria y la comunicación, que según calculó fue defectuosa en el 75% de los casos.
Luis Miguel Etchevere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), coincidió con las autoridades del Ministerio de Agroindustria en que aún es muy pronto para estimar las pérdidas productivas por los incendios, pero resaltó dos elementos que dejaron al descubierto esta catástrofe: la necesidad de mayor infraestructura y prevención.
"Tenemos un fondo de emergencia para estos casos de apenas 500 millones de pesos. Hay que trabajar en trazar picadas más anchas, el pastoreo de animales, una mejor asistencia a las fuerzas encargadas de manejar el fuego y, por otro lado, avanzar en la implementación de seguros multiriesgo que permitan a los productores cobrar y seguir trabajando", aseguró. "Según la Organización Meteorológica Mundial, los procesos de grandes sequías e inundaciones serán cada vez más comunes por el cambio climático. Aunque valoramos la celeridad para declarar la emergencia de las provincias y el Estado nacional, no podemos conformarnos con el pago diferido de algunos impuestos. El camino que vemos es a través de los seguros para recuperar alambrados y vacas con mayor velocidad", dijo el titular de la SRA.
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Casi dos millones de hectáreas de campos fueron destruidas entre los meses de noviembre y enero por los incendios que afectaron las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Río Negro y Mendoza, según informó el Servicio Nacional de Manejo de Fuego (Snmf).
El organismo precisó que se quemaron 1.966.630 hectáreas, de las que, 160.483 pertenecen a la provincia de Buenos Aires; 1.072.487, a La Pampa; 609.436 a Río Negro y 124.224 a Mendoza, donde por tratarse de zonas de alta montaña las llamas terminan por apagarse solas.
"El alerta de la temporada pampeana -para las zonas de Mendoza, Buenos Aires y La Pampa- se dio el 14 de noviembre y, desde entonces, la sucesión de tormentas secas caracterizadas por muchos rayos y poca precipitación (pluvial) propagaron las llamas en la región", expresó Guillermo Barisone, director del Snmf.
Barisone explicó que los pastos secos, las altas temperaturas, el bajo porcentaje de humedad y los vientos superiores a 80 kilómetros por hora hicieron del área central del país un lugar propicio para la propagación de incendios a gran escala.
"Hemos tenido fuegos de mayor envergadura en años anteriores, como por ejemplo en 2005, cuando se quemaron 2,5 millones de hectáreas solo en La Pampa. Pero lo que ocurrió este verano fue que después de una larga sequía tuvimos dos años de muchas lluvias, lo que dejó pastos muy altos y un promedio de siete toneladas de material combustible por hectárea".
Por la velocidad de los vientos los "incendios extremos", como los cataloga el Snmf, se identifican por la presencia de ganado quemado y el avance del fuego a un ritmo de 15 kilómetros de campos quemados por hora.
"Río Negro, por ejemplo, tuvo muchos incendios pequeños y medios durante mucho tiempo. Los bomberos voluntarios trabajaron durante 30 días casi sin descansar, por eso es que quedan agotados y necesitan del auxilio de miembros nacionales que los asistan para atacar los focos", expresó Barisone, quien destacó la coordinación operativa entre los organismos de Nación, provincias y municipios para apagar el fuego.
El funcionario señaló que de cara al futuro, los sucesos de este tipo no se pueden ni mitigar ni reducir, sino que solo queda trabajar en la capacitación de la población y los voluntarios, el mantenimiento de las picadas, y mejorar la asistencia sanitaria y la comunicación, que según calculó fue defectuosa en el 75% de los casos.
Luis Miguel Etchevere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), coincidió con las autoridades del Ministerio de Agroindustria en que aún es muy pronto para estimar las pérdidas productivas por los incendios, pero resaltó dos elementos que dejaron al descubierto esta catástrofe: la necesidad de mayor infraestructura y prevención.
"Tenemos un fondo de emergencia para estos casos de apenas 500 millones de pesos. Hay que trabajar en trazar picadas más anchas, el pastoreo de animales, una mejor asistencia a las fuerzas encargadas de manejar el fuego y, por otro lado, avanzar en la implementación de seguros multiriesgo que permitan a los productores cobrar y seguir trabajando", aseguró. "Según la Organización Meteorológica Mundial, los procesos de grandes sequías e inundaciones serán cada vez más comunes por el cambio climático. Aunque valoramos la celeridad para declarar la emergencia de las provincias y el Estado nacional, no podemos conformarnos con el pago diferido de algunos impuestos. El camino que vemos es a través de los seguros para recuperar alambrados y vacas con mayor velocidad", dijo el titular de la SRA.