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Laberintos humanos. El mercadito de papá

Jueves, 09 de marzo de 2017 20:28

Por más que viviéramos del mercadito de la familia de papá, mamá siempre estuvo orgullosa de ser parte de la familia Limerén, y por parte de mi madre somos condes de Huacalera. Así, las tres hijas del matrimonio, que siempre llevamos el honroso apellido materno, fuimos criadas como corresponde al título.

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Por más que viviéramos del mercadito de la familia de papá, mamá siempre estuvo orgullosa de ser parte de la familia Limerén, y por parte de mi madre somos condes de Huacalera. Así, las tres hijas del matrimonio, que siempre llevamos el honroso apellido materno, fuimos criadas como corresponde al título.

La nobleza es así, dijo, y aunque las tres envejecimos solteras, había que estar bien formadas, no sea cosa que la aristocracia se pierda con la herencia, que no sería el primer caso. Mi hermana Noelia tuvo de joven un romance con Isidoro Cañones, pero lo dejó al saber que el playboy era un caza fortunas.

La que le sigue, Pancracia, parece que no era muy adicta a los hombres, y aunque tampoco se le conocieron romances de otro orden, no tuvo hijos ni soltera, y en lo que me atañe a mí, más vale sola que mal acompañada, nos dijo doña Pauperia, aunque, como también se dice, nunca es tarde, completó evidenciando que no había perdido las esperanzas.

¿Y hasta donde se extiende su condado?, quiso saber Armando, que creo que lo sabía, y ella, mirando al Norte dijo chu, y mirando al Este y al Oeste dio las mismas coordenadas, pero, negando la cabeza, agregó que nunca nos fue reconocido, cierto que más de una vez pudimos cobrar algún arriendo.

¿Y usted tiene los papeles correspondientes?, preguntó mi compadre y ella, sacando un viejo pergamino de la cartera dorada, desempolvó el documento que llevaba la pomposa firma de Felipe II, rey de España, que le concedía el título de conde a don Humberto Limerén, mi chozno, dijo.

 

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