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20 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Ciudad de verdaderos patriotas

“Y cuando decidimos levantarnos para construir la Gran Nación, jugamos los más altos juegos del heroísmo” (...).

Martes, 18 de abril de 2017 16:48

Los colonizadores la llamaron "Tacita de Plata". No, por lo que luego realizó la obra del hombre, la mano de sus hijos, el amor y el sacrificio de sus mujeres. 
Simplemente, porque bajaban de las montañas, traían en las ropas el polvo de cien caminos con sus guerras y, de pronto, se encontraron con esa cosa dulce, limpia, bella, enclavada como un corazón de Dios entre las lomas.
Era la tierra de Jujuy, la tierra donde empezarían a levantarse las blancas casas de la Colonia, la tierra donde crecerían los primeros luchadores de la libertad y se regaría con la sangre de todos los argentinos.
En Jujuy hay una rara alquimia: la alquimia de Dios que la quiso la más bella entre sus hermanas, allí donde empieza el largo amor de los argentinos, que viene de la montaña y avanza para extenderse por las praderas, para alcanzar la pampa y perderse en la planicie más abierta: la larga pampa del mar. 
Sí, es como un comienzo. En Jujuy comienza la Patria. 
La Patria que viene de arriba, de sus cielos y que en Jujuy hace coincidir el cielo mismo con la tierra. 
Pero no solo comienza la Patria física y geográficamente: también comienza la historia. 
Por sus puertas vinieron los hombres. 
Desde sus infinitos horizontes miraron el tiempo y empezaron a construirnos. 
Y cuando decidimos levantarnos, alzarnos sobre el destino para construir la Gran Nación "que nunca se ató al carro de ningún triunfador de la tierra", sobre sus quebradas y riscos, jugamos los más altos juegos del heroísmo.
 

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Los colonizadores la llamaron "Tacita de Plata". No, por lo que luego realizó la obra del hombre, la mano de sus hijos, el amor y el sacrificio de sus mujeres. 
Simplemente, porque bajaban de las montañas, traían en las ropas el polvo de cien caminos con sus guerras y, de pronto, se encontraron con esa cosa dulce, limpia, bella, enclavada como un corazón de Dios entre las lomas.
Era la tierra de Jujuy, la tierra donde empezarían a levantarse las blancas casas de la Colonia, la tierra donde crecerían los primeros luchadores de la libertad y se regaría con la sangre de todos los argentinos.
En Jujuy hay una rara alquimia: la alquimia de Dios que la quiso la más bella entre sus hermanas, allí donde empieza el largo amor de los argentinos, que viene de la montaña y avanza para extenderse por las praderas, para alcanzar la pampa y perderse en la planicie más abierta: la larga pampa del mar. 
Sí, es como un comienzo. En Jujuy comienza la Patria. 
La Patria que viene de arriba, de sus cielos y que en Jujuy hace coincidir el cielo mismo con la tierra. 
Pero no solo comienza la Patria física y geográficamente: también comienza la historia. 
Por sus puertas vinieron los hombres. 
Desde sus infinitos horizontes miraron el tiempo y empezaron a construirnos. 
Y cuando decidimos levantarnos, alzarnos sobre el destino para construir la Gran Nación "que nunca se ató al carro de ningún triunfador de la tierra", sobre sus quebradas y riscos, jugamos los más altos juegos del heroísmo.