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Alma se fue al cielo y nos dejó un claro mensaje

Lunes, 24 de abril de 2017 17:09

Amar a un hijo es un sentimiento inexplicable, muy difícil de calificar y que sólo lo sabe aquella persona que es mamá o papá. Perder a un hijo es algo que tampoco se puede explicar y que solamente sabe lo que se siente aquel que lo padece. No hay consuelo en muchas de estas situaciones y duele más cuando la que se fue es una pequeña de sólo tres años de vida. Alma fue una niña que pasó por muchas situaciones dolorosas en su corta edad, por problemas del corazón, desde hace un tiempo había entrado en la lista de emergencia nacional a la espera de un corazón que no llegó. ¿Y por qué no llegó? No llegó porque todavía no todos saben la importancia que tiene donar un órgano, no todos pasaron por situaciones como esas, por eso a muchos no les interesa informarse. Tampoco llegó porque desde el Gobierno no hay un compromiso para concientizar, no hay campañas informativas para que la gente se entere que en todas las provincias, y la nuestra no es una excepción, hay niños, jóvenes y adultos que necesitan de un órgano para vivir. Lamentablemente, tampoco llegó porque somos egoístas, y muchos que pudieron hacerlo, se opusieron y no entendieron que el donante es un héroe que puede salvar vidas. 

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Amar a un hijo es un sentimiento inexplicable, muy difícil de calificar y que sólo lo sabe aquella persona que es mamá o papá. Perder a un hijo es algo que tampoco se puede explicar y que solamente sabe lo que se siente aquel que lo padece. No hay consuelo en muchas de estas situaciones y duele más cuando la que se fue es una pequeña de sólo tres años de vida. Alma fue una niña que pasó por muchas situaciones dolorosas en su corta edad, por problemas del corazón, desde hace un tiempo había entrado en la lista de emergencia nacional a la espera de un corazón que no llegó. ¿Y por qué no llegó? No llegó porque todavía no todos saben la importancia que tiene donar un órgano, no todos pasaron por situaciones como esas, por eso a muchos no les interesa informarse. Tampoco llegó porque desde el Gobierno no hay un compromiso para concientizar, no hay campañas informativas para que la gente se entere que en todas las provincias, y la nuestra no es una excepción, hay niños, jóvenes y adultos que necesitan de un órgano para vivir. Lamentablemente, tampoco llegó porque somos egoístas, y muchos que pudieron hacerlo, se opusieron y no entendieron que el donante es un héroe que puede salvar vidas. 

El caso de Alma es uno de los tantos que involucran a un niño que no pudo jugar como cualquier otro en una plaza. Un niño que viajó al cielo pero dejó un mensaje. Alma se fue gritando que “los órganos no se van al cielo”, que pensemos en los que pasan por estas situaciones, que a todos nos puede pasar y que de una vez por todas le digamos sí a la donación de órganos. Parece que Dios quiso que esta pequeña cumpla con una misión en la tierra antes de ser el ángel que es hoy. Esperemos que ese sacrificio no sea en vano, que la vida de Alma llegue a los corazones de las otras personas para que piensen en los que necesitan un órgano para vivir. Que el mensaje de Alma llegue al corazón de todos, llegue a ese órgano vital que ella necesitó para vivir, pero que nunca llegó.

“Quiero pedirles a todos una cosita, solo una cosita más. Sigamos cada caso, sigamos a cada personita que nos necesita, sigamos, compartamos y concienticemos.  
Que la muerte de Almita no nos estanque, no abandonemos esta campaña, sigamos para que esto no vuelva a pasar, nunca más.
Cada vez que dependió de Alma, ella salió adelante, pero ahora dependía de nosotros, sociedad, adultos, el país, yo prefiero decir nosotros. Nosotros fallamos, quisimos pero no pudimos.
Y ahora miramos al cielo con una sonrisa. Una sonrisa nerviosa que no sabemos bien de que reír y de que llorar, ahora descansa en paz. ¿Y por qué no pudimos hacer que descanse en paz en su casa con un santo corazón que no apareció?
Pidamos por Mia, agradezcamos por Maxi, pero no sólo lloremos por Lauty, Alan, Damian, Samira y Alma, sino también luchemos por ellos, por lo que merecían y no consiguieron .
Pidamos, recemos, gritemos por todo aquel que necesita un trasplante, por todo aquél que necesite ayuda. Sigamos compartiendo.
Millones de personas ven estas publicaciones y solo algunos miles lo comparten.
¿Acaso no pueden dar su corazón al menos apretando un par de veces la pantalla de su celular? ¿O hacer un par de clics desde la compu?
Sigamos por favor. 
Que Alma haya luchado y perdido en su vida es algo que duele pero no voy a aceptar.
Ella no pudo conseguir su corazón pero vamos a hacer que sea el ejemplo. Hagamos que el país completo sea consciente”, son las palabras de uno de sus familiares.

Mia Valentina, la nena jujeña, sigue luchando en Buenos Aires. Nosotros podemos salvarle la vida, o mejor dicho darle una vida para que pueda ser una niña como cualquier otra. Ayudamos compartiendo su historia en las redes sociales, informándonos sobre la donación de órganos, manifestándonos como donantes o también realizando campañas informativas. Hay muchas formas de colaborar, hay muchas formas en las que podemos ayudar a Mia y a miles de personas que nos necesitan. La sociedad debe tomar conciencia, y las autoridades mucho más. Debemos hacerlo porque se van vidas, mueren niños, y duele más, porque esto sí tiene solución.