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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Siria, relato en primera persona de una guerra que no tiene fin

La hermana Guadalupe, quien vivió cuatro años en Alepo, contó su verdad acerca de la guerra.Culpó a los medios de comunicación de responder a intereses económicos y pidió que recen por Siria.
Martes, 25 de abril de 2017 16:52

El conflicto en Medio Oriente que empezó en 2011 y cuyo centro es la ciudad de Alepo, es una guerra de la que muy poco se conoce o más bien, se sabe lo que las cadenas de comunicación internacional difunden sobre los acontecimientos.

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El conflicto en Medio Oriente que empezó en 2011 y cuyo centro es la ciudad de Alepo, es una guerra de la que muy poco se conoce o más bien, se sabe lo que las cadenas de comunicación internacional difunden sobre los acontecimientos.

 

Antes de marzo de 2011, Siria era considerada una “ciudad europea” y tenía un futuro próspero debido a su independencia económica.

Sin embargo, con el paso de los años y el avance de la tecnología, muchos fueron los testigos que empezaron a difundir su versión de una guerra que ya lleva más de seis años y miles de vidas perdidas.

 

Entre las voces que de a poco buscan dejar un mensaje en la población mundial y sobre todo, internacional, está la de la hermana María de Guadalupe, testigo de una cruda batalla que ha hecho de una ciudad que hace apenas cinco años atrás era conocida como "ciudad europea", una tierra devastada, donde entre escombros y bombardeos permanentes, las familias intentan continuar con su vida de manera normal.

La hermana Guadalupe es oriunda de la provincia de San Luis, más precisamente de Villa Mercedes. A sus 18 años decidió dedicar su vida al bienestar del prójimo y se unió a la familia cristiana del Verbo Encarnado, congregación fundada en Argentina, donde terminó sus estudios a los 23 años. Por casi 20 años, fue misionera en Medio Oriente, de los cuales los cuatro últimos vivió en Siria, donde según relató la religiosa vivió "la guerra y la persecución religiosa".

"Estuve durante casi 20 años como misionera en distintos países de la región. Primero en Palestina, donde estudié el árabe durante dos años. Luego en Egipto, hasta que me trasladaron a Siria, más precisamente a la ciudad de Alepo", expresó la hermana, quien comentó que durante los primeros meses en su último destino, no imaginaba que una ciudad floreciente podría llegar a convertirse en escombros en muy poco tiempo.

"Tuve la oportunidad de vivir en Alepo antes de la guerra, donde pude comprobar que Siria era un país diferente a lo que es ahora. Siria antes de la guerra, era un país distinto de Medio Oriente porque la tribu gobernante (los alawits) son musulmanes pero moderados. Es decir, no son fundamentalistas, no viven el Islam de manera extremista y por eso hemos tenido allí siempre un gobierno laico, un gobierno no confesional y por lo tanto había libertad religiosa", apuntó la religiosa quien remarcó que antes de marzo de 2011, Siria era uno de los países orientales más próspero, económicamente estable, donde no existían los problemas sociales y donde existía una buena convivencia entre musulmanes y cristianos.

Sin embargo, su independencia económica, cuya riqueza se basa en el petróleo, y su ubicación privilegiada para el comercio, fue lo que marcó su condena.

"Siria era un país muy codiciado por la comunidad internacional porque era un país muy rico, sin deuda externa, no dependía ni debía nada a nadie. Por lo tanto, era una amenaza para la comunidad internacional y principalmente para Arabia Saudita que tiene sus intereses económicos y religiosos a los cuales Siria no se doblegaba, por lo tanto se sentenció su muerte, incluso antes de que comience la guerra", sostuvo la hermana Guadalupe sobre la triste realidad de ese país.

"No dejen de rezar por la paz en Siria”
Pese a que cumplió su misión, la hermana Guadalupe continúa trabajando para que las voces de los sirios lleguen a los oídos de todo el mundo, por eso recorre diferentes países y ciudades donde no sólo brinda su testimonio sobre lo vivido en el territorio oriental, sino también busca dar un mensaje: “No dejen de rezar por la paz en Siria”. 
“Nosotros somos misionero y nuestro fin es espiritual, eso incluye la defensa de la verdad. Y en ese sentido es que contamos lo que está pasando realmente allá porque de esta manera defendemos a todos los cristianos que están siendo perseguidos allá”, expresó la misionera durante su alocución ante la atenta mirada de diferentes grupos de jóvenes de la provincia que llegaron hasta la Catedral Basílica de San Salvador de Jujuy para escuchar el testimonio de la religiosa. 
Destacó que pese a los continuos éxodos de familias que parten dejando sus tierras, sus casas y recuerdos, todavía hay miles de personas que guardan la esperanza de que el conflicto se acabe y sus vidas vuelvan a la normalidad; por lo que subrayó que el pedido que claman desde Siria es que “dejen de ayudar a los rebeldes”. “La solución no es sacar gente, la solución es basta de apoyar a los rebeldes que están destruyendo el país. En Siria, la gente pide ser ayudada en su lugar de origen y que se diga la verdad”, refirió. 
“Es difícil poder entender lo que pasa allá, simplemente por creer todo lo que se ve en los medios de comunicación. No se dejen engañar por lo que ven porque muchas veces no se transmite la realidad de las cosas”, acotó la hermana Guadalupe y subrayó que la mejor manera de ayudar a los sirios es rezar: “siempre pedimos que se rece por los cristianos perseguidos, que recen para que finalmente se alcance en Siria la paz”. 
Finalmente, la hermana Guadalupe mencionó que la misión cuenta con dos páginas de Facebook, a través de las cuales buscan transmitir las historias de las cientos de familias que todavía viven en Alepo.
“Desde que empezó el conflicto creamos dos páginas de Facebook: SOS Cristianos en Siria y Amigos de Irak. Allí empezamos a publicar lo que veíamos, las noticias, la realidad que viven los sirios para que se sepa lo que realmente está pasando”, culminó la religiosa.

Guerra o plan estratégico 
A pocos días de su llegada a Alepo, a Guadalupe le tocó presenciar el estallido de un conflicto que se extendería por años. 
Según relató, todo comenzó con la intención de remover al Gobierno sirio, objetivo para el cual “se armó la Primavera Árabe”. “Occidente arma una gran propaganda para que el mundo crea que era necesaria la revolución en Siria y entonces se presenta la historia de que el pueblo sirio vive bajo la opresión y que busca democracia. La prensa dijo que Siria adhería a la llamada Primavera Árabe y salía a la calle para pedir más libertades. Pero nosotros veíamos otra realidad”, narró la misionera, quien remarcó que lejos de lo que se difundía en los medios de comunicación sobre el levantamiento del pueblo en contra del gobierno y el inicio de una guerra civil, lo que ocurría en la ciudad oriental eran “actos terroristas ejecutados por extranjeros, extremistas islámicos, que ya empezaban sus matanzas”. 
Ante esto, el pueblo sirio empezó a levantarse y a realizar marchas callejeras en apoyo al gobierno de Bashar al Asad. Sin embargo, de acuerdo a lo que declara Guadalupe, la prensa “distorsionó la realidad” y mostraron las manifestaciones como “reclamos en contra del gobierno”. 
“Todo esto que se habla de guerra civil en Siria, es un gran montaje, una mentira porque en realidad lo que se hizo sobre Siria fue un plan estratégico y completo. Simplemente porque el gobierno sirio no cooperaba con los intereses internacionales, por lo tanto se sentenció su muerte”, enfatizó. 
De esta manera, explicó la misionera, se empezaba a tejer un conflicto que se extiende hasta la actualidad. Convirtiendo a una ciudad rica y próspera, en un terreno sitiado, donde no existen lugares seguros y personas o edificios son los objetivos de los proyectiles que se lanzan diariamente y a los que -aunque suene irónico- los sirios ya se acostumbraron. “La gente allá tuvo que aprender a vivir sin luz, sin agua, a veces hasta sin alimentos. Se acostumbraron a la lluvia de misiles y pese a todo, ellos viven sin miedo. Trabajan, estudian, se casan y tratan de seguir su vida normal, pero con la permanente idea de que pueden ser víctimas de una bala perdida”, refirió.

Un frente paralelo
“La mentira y la propaganda de los medios de comunicación ha sido realmente una guerra paralela. Hemos sufrido la guerra de las bombas y de la propaganda”, manifestó Guadalupe, poniendo en el tapete la manipulación existente de las grandes potencias sobre los medios de comunicación. 
“Esta guerra no empezó con una revuelta popular en la calle, esta guerra se planeó sobre un escritorio con todos los detalles, cuyo fundamental era la opinión pública”, aseguró la religiosa quien afirma que las principales cadenas de medios incumplen con su mandato principal: “servir a la verdad”.
Por lo vivido durante su misión en Alepo, para Guadalupe los medios sirven a los intereses económicos de la comunidad internacional, a fin de manipular la conciencia, lo que “constituye un pecado que clama al cielo porque no se juega con la realidad de la gente”.