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La vulnerabilidad en las redes

Lunes, 08 de mayo de 2017 18:21

En este nefasto juego de la "ballena azul" el psicólogo Flavio Garlati Bertoldi explicó que los adolescentes suelen ser el blanco preferido para quien ejerce esa práctica porque pueden desarrollar estrategias para esconder las acciones a sus padres, están en procesos de creación de su propia identidad, con una multiplicidad de cambios que muchas veces les resulta confuso y donde la experiencia subjetiva de que "todo lo pueden' facilita la elección de ese grupo etareo.

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En este nefasto juego de la "ballena azul" el psicólogo Flavio Garlati Bertoldi explicó que los adolescentes suelen ser el blanco preferido para quien ejerce esa práctica porque pueden desarrollar estrategias para esconder las acciones a sus padres, están en procesos de creación de su propia identidad, con una multiplicidad de cambios que muchas veces les resulta confuso y donde la experiencia subjetiva de que "todo lo pueden' facilita la elección de ese grupo etareo.

También estimó que otro factor es que los adolescentes se sienten omnipotentes ya que piensan que pueden hacer de todo, y es lo que permite que se viralice. Entiende que hay adolescentes que desarrollan un criterio propio más bien crítico de lo que hacen y otros que necesitan un reforzamiento por la baja autoestima que tienen por lo que son el grupo con mayor riesgo de ser captados por el juego.

Por otro lado está la vulnerabilidad en materia de exposición de los jóvenes, vinculado a la difusión amplia de actividades y gustos a través de su perfil en redes sociales como Facebook. En este sentido explicó que se da a partir que el adolescente acepta una solicitud de una persona que no conoce (a la red) y empieza a compartir información, por ejemplo su grupo de amigos mediante fotos con ellos, colegio al que va, hobbies, lugares que visita e incluso las vacaciones con su familia.

Es por ello que esta suerte de extorsión en juego que puede entenderse como estafa, empieza con pequeños engaños. Se da en adolescentes y muchas veces adultos también, y comienza a intercambiar información que parece insignificante, nombre, edad, colegio hasta información más íntima, privada, problemas, cuestiones vergonzosas, cuándo se está solo y por lo tanto peligrosas. Si a este coctel se lo combina con una conversación a través de messenger y después de whatsapp, que permite saber de qué localidad es la víctima, se está dando muchísima información sin darse cuenta.

"Internet permite algo que parece contradictorio, nos permite comunicarnos con muchas personas y seguir estando solo. Este punto nos permite entender cómo alguien que no conozco y que seguramente no voy a conocer (este es uno de los elementos más aterradores del juego) me guía hacía una serie de desafíos que al ser superados soy reconocido, validado y fortalecido. Eso fortalece la autoestima y autovaloración de cualquier persona. Ahí radica el riesgo y donde el adolescente no quiere perder ese estímulo aún a pesar de su propio bienestar", precisó el psicólogo.

Ante la duda hay que bloquear 

El juego de la ballena azul lo suelen proponer personas desconocidas a los menores. “En nuestras charlas siempre les decimos que no agreguen a esas personas, y en el caso de que lo hagan por error, por curiosidad o por cualquier otro motivo deben bloquearlo. Antes de utilizar cualquier red social, aplicación o juego, lo primero que deben hacer es aprender a bloquear”, explicó Andrea Alfaro de Julián, consultora en comunicación 2.0 de Didaknet (España) quien dicta cursos a empresas y colegios. 

Si lo hacen, se evitarán múltiples problemas. Es importante que sepan que bloquear no es lo mismo que eliminar. Si se elimina a alguien, se puede seguir poniendo en contacto y enviar mensajes. Pero si se lo bloquea ya no puede hacerlo. 

Además, en las redes sociales deben de saber reportar comentarios y denunciar a usuarios. Es muy importante que los menores denuncien a personas que no tienen un comportamiento adecuado o a quienes les propongan juegos como el de la ballena azul. Así los responsables de las redes sociales podrán actuar y retirarles la cuenta. Y en el caso de la ballena azul, habría que denunciarlo a la Policía.
 

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