En los últimos 16 meses (desde octubre de 2015), según datos del Mtyss sobre los datos de seguridad social de la Afip, la cantidad total de trabajadores registrados en Argentina se incrementó en sólo 26.064 personas (un 0,22 %) llegando en enero/17 a 12.035.979 (serie desestacionalizada), habiendo recuperado 87.155 (un 0,73 %) de personas ocupadas desde el mes de febrero/17 en que registró su menor nivel.
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En los últimos 16 meses (desde octubre de 2015), según datos del Mtyss sobre los datos de seguridad social de la Afip, la cantidad total de trabajadores registrados en Argentina se incrementó en sólo 26.064 personas (un 0,22 %) llegando en enero/17 a 12.035.979 (serie desestacionalizada), habiendo recuperado 87.155 (un 0,73 %) de personas ocupadas desde el mes de febrero/17 en que registró su menor nivel.
La variación anual que vino decreciendo desde el 2,3 % anual en octubre/16 al 0 % en los meses de agosto, septiembre y octubre de 2016, comenzó a recuperarse levemente desde entonces.
El 71.1 % (8.565.137) de los empleados registrados en enero/17 se desempeñan en el sector privado de la economía, el 3,1 % (379.021) son monotributistas sociales y el 25,8 % (3.102.926) son asalariados del sector público.
De los que se desempeñan en el sector privado, 6.211.853 (51,6 % del total general) son asalariados, 1.490.444 (12,4 %) son monotributistas, 455.160 (3,8 %) son empleados en casas particulares (exservicio doméstico) y 407.680 (3,4 %) son autónomos.
Tasa interanual de variación
Si se analiza la tasa interanual de variación que, globalmente, es del 0,7 %, se observa que la mayor dinámica se dio en los monotributistas sociales (6,8 %), seguidos por los monotribustistas (3,3 %) y los empleados de casas particulares (2,4 %), en tanto los asalariados caen un 0,4 %. Ésto da cuenta que, si bien se empieza a recuperar la dinámica de creación de empleo, ésta se ubica en los sectores de menor productividad de la economía y también en sectores más vulnerables a la inestabilidad del empleo. Por tanto, puede afirmarse que la aún incipiente recuperación del empleo registrado que se verifica, no sólo es débil sino también de baja calidad.
A mediano plazo
Mirando el mediano plazo (5 años, desde enero/12 a enero/17, con estacionalidad), se observa en el gráfico número 3 que el empleo registrado total sólo creció un 10,2 % a una tasa anual del 1,083 %; esto es algo menor a la tasa de crecimiento de la población (1,161 %).
Cuando se mira la composición de ese empleo se observan diferencias notables. En efecto, mientras el empleo asalariado privado creció sólo un 1,7 %, los monotributistas sociales se han más que duplicado (125,9 %), los asalariados públicos crecieron un 22 %, los de casas particulares un 16,9 % y los monotributistas un 13,4%.
Las cifras del mediano plazo confirman la baja calidad del empleo generado en el país en el último lustro, lo que pone de manifiesto la crisis de productividad y de crecimiento de la economía, la que se mantuvo estancada y/o en recesión en este lapso.
Puestos de trabajo genuinos
Los puestos de trabajo genuinos sólo surgen de la Inversión (Capital), y de ésta y el Empleo (Trabajo) surge la Riqueza (PBI) generada en un país.
Los datos de la Formación Bruta de Capital Fijo (Indec) como porcentaje del PBI muestran una tendencia decreciente desde el 2004, en tanto que las tasas anuales de variación del PBI se ven -como lógica y esperada consecuencia- francamente declinantes en igual lapso.
En tanto no se recuperen niveles de Inversión en Capital Fijo superiores al 20 % del PBI (no alcanzados en los últimos 13 años en el país), será imposible tanto un crecimiento sustentable de la riqueza y la generación de empleos productivos que la generen como la reducción de los escandalosos niveles de pobreza que registra Argentina y que casi alcanza a un tercio de su población.
Niveles de inversión
Para alcanzar esos niveles de Inversión (para reducir la pobreza estructural debiera superar el 25 por ciento del PBI anualmente), resulta necesario alcanza equilibrios macroeconómicos hoy ausentes, un horizonte de estabilidad política y económica, de seguridad jurídica y de reglas de juego, de reducción de la carga impositiva y del déficit fiscal, de una sustancial mejora en la eficiencia del gasto público, de una mejor distribución del ingreso y una elevación sustancial de la calidad del Capital Humano a través de la mejora y ampliación de los niveles de educación y formación técnico- profesional.