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Hoy se celebra el Día de Santa Ana y San Joaquín, patrono de los abuelos

Miércoles, 26 de julio de 2017 10:01

Buenos Aires (NA) -- La Iglesia Católica celebra hoy la fiesta de los padres de la Santísima Virgen María y abuelos de Jesús, San Joaquín y Santa Ana.

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Buenos Aires (NA) -- La Iglesia Católica celebra hoy la fiesta de los padres de la Santísima Virgen María y abuelos de Jesús, San Joaquín y Santa Ana.

Ambos santos, llamados patronos de los abuelos, fueron personas de profunda fe y confianza en Dios y los encargados de educar en el camino de la fe a su hija María, alimentaron en ella el amor hacia el Creador y la prepararon para su misión, destacó la agencia AciPrensa.

El Papa emérito Benedicto XVI, un día como hoy en 2009, resaltó -a través de las figuras de San Joaquín y Santa Ana-, la importancia del rol educativo de los abuelos, que en la familia "son depositarios y con frecuencia testimonio de los valores fundamentales de la vida".

En 2013, cuando el Papa Francisco se encontraba en Río de Janeiro (Brasil) por la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, y coincidiendo su estadía con esta fecha, destacó que "los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!".

El protoevangelio de Santiago cuenta que los vecinos de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos; entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana (cuyo nombre significa Gracia) "se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones".

Un ángel se le apareció y le dijo: "Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo".

A su debido tiempo nació María, quien sería la Madre de Dios, una narración que se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana (I Reyes, I ).    Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo.