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La repolarización, la sorprendente Izquierda, massistas a Octubre

Lunes, 14 de agosto de 2017 20:36
MARIO FIAD/ TRIUNFO ESPERADO
ALEJANDRO VILCA/ SORPRESA IMAGINADA

Todos pueden decir que ganaron y a todos se les puede decir que perdieron. Todo depende del cristal a través del que se mire. Las PASO, quizás las últimas que se hayan realizado en el país, fueron nada más que una encuesta gigantesca y carísima, que sirvió para armar una grilla de partida para Octubre, cuando se juegue por los porotos. Por eso, el análisis puede ser ambiguo, acomodaticio, pletórico de señales y líneas directrices. Votó más del 70 % del padrón. Y todos esos votos, pueden no estar destinados a los mismos candidatos dentro de dos meses. Por ahora Jujuy se repolarizó, la izquierda dio el batacazo esperado y los renovadores deberán volver a Cambia Jujuy con cierta desazón. Otros no aparecieron.

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Todos pueden decir que ganaron y a todos se les puede decir que perdieron. Todo depende del cristal a través del que se mire. Las PASO, quizás las últimas que se hayan realizado en el país, fueron nada más que una encuesta gigantesca y carísima, que sirvió para armar una grilla de partida para Octubre, cuando se juegue por los porotos. Por eso, el análisis puede ser ambiguo, acomodaticio, pletórico de señales y líneas directrices. Votó más del 70 % del padrón. Y todos esos votos, pueden no estar destinados a los mismos candidatos dentro de dos meses. Por ahora Jujuy se repolarizó, la izquierda dio el batacazo esperado y los renovadores deberán volver a Cambia Jujuy con cierta desazón. Otros no aparecieron.

Con locomotora

     Ganó Cambiemos, (radicales, macristas, socialistas y otros). Pero perdió Cambiemos.
Es decir, triunfo y derrota son de Gerardo Morales. Él decidió convertirse en la locomotora que arrastró a todos los vagones del convoy del oficialismo, como ese tren que sueña ver correr por la Quebrada. Él sabía el riesgo que corría, y tras el triunfo de ayer con el 36 % de los votos, terminó con más de 20 puntos por debajo de aquel del 2015. Vale preguntarse cuál hubiese sido el resultado de la elección de sus candidatos si el GM no se hubiese puesto la campaña al hombro, con los radicales repetidores sin sorpresas, Mario Fiad y Silvia Giacoppo, y el único nuevo diferente, proveniente del PRO, Osmar Monaldi, el menos instalado de todos. El objetivo de los radicales sigue siendo alzarse con dos senadores, ello implicaría estirar la victoria hasta Silvia Giacoppo y todavía más a la segunda candidata a diputada nacional a Gabriela Albornoz. Mantener ese status, redondearía una verdadera victoria propia, teniendo en cuenta el magro desempeño de los socios massistas con los que volverán a unirse para Octubre. Así lo certificó el GM con un abrazo forzado a su compañero de fórmula que recogió tibios aplausos, tras un complicado malabarismo de cifras para sostener la alegría de la victoria. Todas estas cifras, si bien no son definitivas, deben ser interpretadas desde el rigor del comportamiento de un electorado, que hoy ya no es rigurosamente cautivo de nadie. Por el contrario, aparece extremadamente voluble.

Sin locomotora

     Perdió el peronismo (que corrió dividido en seis listas). Pero ganó el peronismo. Aunque corrieron sin locomotora. Se vio a los convoyes justicialistas correr como los trenes eléctricos de Buenos Aires, que van en busca de su destino sin tener al frente una máquina visible que los arrastre. Pero así y todo, y después de la inédita derrota del 2015, y merced a un trabajo político a destajo, lograron prácticamente polarizar la elección con el oficialismo llegando al 30%. Eso se interpretó como símbolo del regreso a las pistas, despertó el entusiasmo de cara a las generales, y más aún mirando el 2019. De acuerdo a todo lo que se habló en las previas, ahora corresponderá a la fórmula mejor posicionada Guillermo Snopek/José Martiarena convocar a todos los demás, y tener una actitud políticamente seductora para Liliana Fellner/Adrián Mendieta, Rubén Rivarola/ Walter Barrionuevo, Miguel Tito/Estela Zamar, Ariel Cortez/Beatriz Centeno; Martín Palmieri/Cosme Giardina. El diálogo, en una nueva “mesa grande”, transversal y generosa, obviamente tendrá tres líneas claramente visibles: 1) unificar fuerzas para Octubre y aumentar la calidad y cantidad del desempeño electoral de ayer, buscando la plena participación de todos los sectores y todos los afiliados, como era antes; 2) asumir el armado de listas de candidatos a diputados provinciales, concejales y vocales de comisiones municipales, como una oportunidad de ejercer el respeto y el equilibrio proporcional entre todas las líneas internas, y 3) delinear un fuerte pacto de unidad –aún en la diversidad- que llegue con buena salud hasta el 2019, sobre todo considerando que Rubén Rivarola el líder de Jujuy Avanza, ya hizo conocer su decisión de  pelear la gobernación en esa elección. En los próximos pasos, el PJ deberá hacer sentir hacia adentro y hacia afuera, la humildad de la dirigencia y el atesoramiento de la experiencia recogida. Será la mejor forma -y quizás la única- de terminar de recuperar el control del Partido Justicialista, y dar por terminada esta intervención bastante sui generis que encabezó Celso Jaque.

Locomotora al medio

  La izquierda tuvo un triunfo más. No ganó, pero aumentó notablemente su caudal de votos. Para ellos, remar cuesta arriba frente a la polarización entre Cambiemos y Justicialistas fue una hazaña. Las encuestas previas anticipaban el optimismo que se confirmó. Rompieron el piso, pisan el 13%, y estarán en la largada en Octubre. Y lo curioso fue que en este caso, el convoy del FIT puso su locomotora entre los vagones. Es Alejandro Vilca, el candidato a diputado nacional, quien fuertemente traccionó a todo el grupo: empujó a Gastón Remy y Paula Retambay a las senadurías, y remolcó a Andrea Rúa y Natalia Morales para las diputacías. Su caudal de votos tuvo varias vertientes: su propio caudal, el rechazo a Cambiemos (a nivel nacional y provincial), la captación de muchos que todavía permanecen descontentos con el PJ, y la esperanza generada en franjas de la juventud, los estudiantes y los votantes primerizos de 16 a 18 años.

Un cochemotor

       Los massistas que esperaban mucho más, perdieron y ganaron en medio de los trenes en circulación. Transcurrieron en la campaña como si fuesen uno de aquellos poderosos cochemotores que unen caminos de montaña con tres cuerpos de vagones. Los renovadores que llevaron como estandarte al gran ausente Sergio Massa y provincial al vicegobernador Carlos Haquim, que tuvo un perfil mucho más discreto que el del GM, su socio en la conducción del ejecutivo provincial. Perdieron el hándicap que traían desde el 2015 que les permitía sacar pecho recordando que Massa había ganado la presidencial en Jujuy, pero obtuvieron la identidad de un caudal modesto pero fidelizado con el que pueden contar sin dudar. El trío de aspirantes del Frente Renovador 1 País, trabajó con intensidad y merecieron el respaldo del voto en el orden que preveían: el recién llegado a la política y empresario hotelero Ignacio Sadir con Pedro Segura, el histórico dirigente Carlos Daniel Snopek y Mario Nallar, y el “primer massista” Marcelo Nasif con Carlos Cantero. El porcentaje final obtenido por este frente un 13%, -y que tambalea todavía frente al acoso de la izquierda- llevó a todos a calcular automáticamente cuál fue la porción real que le aportó a Cambia Jujuy en la elección del 2015, a cuántos peronistas se les terminó el deslumbramiento de aquella proyecto, y cómo terminarán las lecturas con que ambas fuerzas se sincerarán frente a la elección de Octubre.

Una autovía en carrera

     Desgastados, con fuerzas limitadas o repartidas entre otras simpatías, el Frente Miles, con su fórmula Alejandro Carrizo/Elsa Puricelli, ganó y perdió el domingo en las urnas. Encarnó lo más duro del kirchnerismo jujeño y se hizo un lugar entre las otras fuerzas. Su participación fue casi simbólica. Como un pequeño autovía que caminó sin el alimento estatal de otras veces, y que tuvo la sensible baja del partido tupaquero, que en estas PASO no participó explícitamente, y que al liberar a los votantes, perdió toda referencia cierta del destino de esos votos, más allá de las especulaciones de más de uno: muchos pretenderán apropiárselos, pero ninguno podrá certificarlo. El esfuerzo K fue tremendo, digno, pero con su 2.72% no alcanzó, ni siquiera pudo capitalizar la ola de la elección de Cristina en la provincia de Buenos Aires.

Y la gente

      Y la gente demostró que no está dispuesta a darle un cheque en blanco a nadie. Las campañas no fueron agresivas y el acto eleccionario, salvo pequeños incidentes folklóricos, se desarrolló normalmente en un día inesperadamente hermoso, la ciudadanía demostró cierta apatía que no debe ser tomada como falta de compromiso. Al contrario, la indiferencia también votó, y se quedó  más del 25% de las voluntades. Quizás no fueron atrayentes los candidatos, discursos o propuestas. Tal vez, es tiempo de pensar seriamente en varias bisagras en la vida pública, comenzando por reconocer que muchas de las expresiones tradicionales han cumplido un ciclo, del que se pueden rescatar pocos elementos. Quizás esté llegando a Jujuy el final de las ideologías tal como se las conocía. Pero en realidad, es un hecho que estamos frente a otra realidad: la sociedad va cambiando mucho más aceleradamente que las anacrónicas estructuras de los partidos políticos, las primitivas campañas publicitarias y la naturaleza conservadora de las dirigentes. Se infiere que a partir de ahora, el verdadero cambio debe ocurrir. Y que será primero cultural, o no será.

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