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14 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Encuentro de amigos muralistas

El objetivo es embellecer y sembrar en la mente y en el corazón de los niños y jóvenes el amor por el espacio que ocupamos en el mundo.
Martes, 15 de agosto de 2017 19:52

 

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SAN PEDRO (Corresponsal)  Reeditando  la “Minga” como un bien socio- cultural, ancestral costumbre que aún cobra vigencia cada  año entre los miembros de las familias de las comunidades originarias, los artistas plásticos Beatriz Elizabeth Varela y Daniel Alejandro Costas junto a su hijo Máximo Adolfo,  convocaron a familias amigas a quienes los une el arte, la pintura, la escultura, la literatura y el origami (arte con papel), con  la idea de pintar murales rescatando espacios para embellecer y transmitir un mensaje visual que fomente los valores poniendo especial relieve en  los derechos del niño, la juventud, las adicciones  y el medio ambiente.

Muchos artistas respondieron al llamado y llegaron hasta el hogar del matrimonio de artistas ubicado en barrio Bernacchi de esta ciudad, donde desplegaron toda su magia y su talento. Los amigos que llegaron para sumarse a esta singular propuesta fueron los artistas Brígido Abán, Froilán Colque, Arnaldo Liquín, Estela Martínez, Verónica Gutiérrez, Miguel Urzagasti, Natalia Cordero, Pablo Courtade y Margarita Muñoz, Raúl Lozano y Fabricio Carrizo, entre otros.

El encuentro se realizó en una jornada donde primó la amistad,  donde los sueños se fueron materializando en distintos colores y formas,  cada uno aportando su impronta, sugiriendo  los diseños pero lo que llenó el alma fue el trabajo compartido que luego se vio reflejado en los maravillosos  murales que hicieron el deleite también de los vecinos del sector vecinal, comprometiendo su tiempo para cuidarlos como patrimonio del barrio.

“Junto a mi esposo, decidimos denominar a este encuentro Minga Arte,  porque conocemos esta tradición ancestral  donde un grupo de familias se reunía para ayudar en los tiempos del cultivo, ya sea para sembrar o cosechar porque la tierra era un bien comunitario y el trabajo era colectivo. También lo practicaban  en la construcción o techado de una vivienda, en el “pircar” un terreno o construir un corral para la hacienda. A esa costumbre la trasladamos al arte con este encuentro  de amigos muralistas. Los  invitamos y ellos llegaron a nuestro hogar con sus familias para “intervenir”, es decir “ser parte del arte” en  nuestra casa, en las paredes que dan a la calle Dr. Roberto Federik.”,  expresó Beatriz Varela.

Con una inmensa satisfacción que se irradiaba en su sonrisa, apuntó que  su hogar está lleno de todo tipo de artesanías y pinturas y que  en ella se respira arte y de alguna forma querían “sacar el arte” al exterior de su hogar para que los vecinos puedan disfrutarlo.

Cabe acotar que desde hace dos décadas el sector se transformó en un lugar lúgubre, lleno de basura y de aguas servidas, por lo que  la pareja de artistas,  aprovechó el tiempo libre de estas vacaciones de invierno y Beatriz  recordando a su madre, que durante toda su vida la impulsó a pintar, decidió cumplir con el anhelo de que su casa en algún tiempo, fuese un museo o una sala de exposición de arte para toda la comunidad. “No lo pensé mucho y tampoco escatimé gastos. Adquirí todo lo que necesitaríamos y fui previsora con el tema de la comida, compré las carpas para protegernos del sol y compartir  una hermosa jornada. Convoqué a mis amigos y se sumaron rápidamente. Les gustó la idea. El entusiasmo se contagió rápidamente y mi esposo comenzó los diseños”.

El día elegido,  la casa de Beatriz y Daniel se llenó de amigos y  pintaron de blanco las paredes exteriores de su hogar y las de afuera, inclusive solicitaron permiso a uno de los vecinos, quien se unió al grupo también, luego se fueron plasmando los diseños con el aporte particular de los invitados.

“Mis amigos invitaron a otros amigos como el artista plástico Brígido Abán, un pintor consagrado,  Froilán Colque, artista  que siempre representa a Jujuy a nivel nacional y estuvo pintando en Francia,  llevando el arte jujeño y dando charlas sobre esa temática. Entre otros amigos se sumaron  Miguel Urzagasti que es escritor y hace origami, Verónica Gutiérrez  autodicta y escritora,  Margarita Muñoz  autodidacta y especialista en autos antiguos muy conocida por hacer obras de beneficencia, Arnaldo Liquín junto a su esposa Estela Martínez, muralistas”, indicó Beatriz.

En referencia a la temática que se plasmó en las paredes exteriores de su casa explicó que plasmaron lo que apasiona a su  familia. “A mi  hijo le apasiona todo lo relacionado con los dinosaurios, a mí los rostros, los ojos y la pasión  de mi esposo son  los diseños, las vetas de los colores. Él se encargó de hacer los diseños según los deseos de la familia y concretamos el anhelo de plasmar las  pasiones artísticas en las paredes de nuestro hogar.  Mi  esposo es ledesmense. Nos conocimos en un encuentro de muralistas y luego de dos años formamos una familia con la llegada de mi hijo Máximo Adolfo”, dijo la artista, que con gran afecto por este lugar que Dios nos ha regalado para compartir la vida, decidió dejarlo un poco mejor de lo que lo encontró y marcar de alguna manera, un nuevo camino, que esperan sea desandado por las presentes y futuras generaciones.

La “Minga”

Cabe acotar que los pueblos amerindios  se han caracterizado siempre por su organización y su unidad. El imperio Tiwanaku forjó una cultura esplendida por su trabajo organizado y compartido. En un sentido amplio, el trabajo comunitario entre los Incas se llamaba Minka o Minkay. De allí surge  el gran  esplendor económico y cultural del Incario y su dominio e influencia sobre otros pueblos, entre ellos el pueblo kolla.

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