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La dirigente ratificó que el Gobierno "de ninguna manera podría avalar una situación de violencia en la Gendarmería e insistió en que por el momento no hay indicios de que esa fuerza haya actuado con violencia y haya tenido algún detenido" durante el operativo que se llevó a cabo el pasado 1° de agosto en la comunidad mapuche Cushamen, en Chubut y donde fue visto por última vez el joven artesano de 28años.
“Gendarmería dio informe sobre todos los gendarmes que estuvieron presentes, de todos los vehículos que habían estado en el lugar, acompañado de todo el material fotográfico que se
obtuvo".
"Se han allanando dos de los tres escuadrones. Ayer se allanó el tercero. Las pruebas de los perros que allanaron dieron todas negativas. Se analizaron todos los vehículos que estuvieron en el lugar”, agregó.
Respecto a la "hipótesis prevalente" de la desaparición forzada de Maldonado en virtud de las declaraciones de testigos de identidad reservada, rechazó esa caracterización al indicar que el juez federal de Esquel, Guido Otranto, "no ha puesto esa carátula" en el expediente.
Además resalto el trabajo que viene haciendo su cartera en las tareas realizadas por la Dirección contra la Violencia Institucional, que envió a Chubut un equipo de psicólogos especializados para entrevistar, uno por uno, a los 40 gendarmes y, según relató, no se habrían hallado "contradicciones" en sus relatos.
Frente a los cuestionamientos formulados po organismos de derechos humanos por presunto encubrimiento de la cartera que dirige al accionar de Gendarmería.
Declaró que es intención de nuestro Gobierno llegar a esclarecer este caso. Nosotros no vamos a ser cómplices de absolutamente nada, ni lo somos. Somos un Gobierno democrático, institucionalista.
Un Gobierno que cree en el Estado de Derecho, que cree en los derechos humanos. Somos un Gobierno que está absolutamente compenetrado en la necesidad de que la Argentina sea un país de convivencia, en paz.
Para finalizar su declaración levanto una crítica al grupo Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), caracterizándolo como "minoritario" dentro de la comunidad mapuche y le adjudicó
"acciones extremadamente violentas" como la quema de refugios, de máquinas, de camiones y de la famosa "Trochita", que estuvo inactiva durante dos años debido a los daños.