El martes pasado se presentó en la Escuela de Música, el libro de Nora Benaglia, "Ricardo Vilca, el maestro de la Quebrada". El Tribuno de Jujuy conversó con la autora, música y amiga personal del recordado creador humahuaqueño, para adentrarse en los detalles de esta obra.
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El martes pasado se presentó en la Escuela de Música, el libro de Nora Benaglia, "Ricardo Vilca, el maestro de la Quebrada". El Tribuno de Jujuy conversó con la autora, música y amiga personal del recordado creador humahuaqueño, para adentrarse en los detalles de esta obra.
Benaglia nos cuenta que "desde que escuché la música de Ricardo Vilca supe que era uno de los tesoros que me deparaba la vida en Jujuy, cosa que se fue confirmando con la cantidad de músicos y amigos y desconocidos que se acercan a su música necesitando alimentarse de algo bueno. Cuando falleció nos quedó la sensación de tener ese tesoro en las manos, y supimos que debíamos hacer que llegara a más gente."
En su libro nombra a "todas las orquestas que hacen la música de Ricardo, aquellos que lo suman a sus repertorios. Yo tengo unas horas de investigación en el Instituto Superior de Arte, con las que hasta el 2007 hice un relevamiento en escuelas rurales, y Ricardo fue uno de quienes me impulsó a hacer ese trabajo que se publicó en un disco libro que se llama 'Juegos, Cantos y Bailes de Aquí y de Allá', y ahora me tocó hacer esta publicación sobre sus composiciones."
Dice que siente que este "es un trabajo que mucha gente esperaba, pese a las falencias que pueda tener porque pasar al papel esta música es algo incompleto. Sus canciones mutaban de las grabaciones a las presentaciones en vivo, variaba. Yo partí de los discos, porque él no dejó partituras escritas, aunque había algunas circulando porque muchos habían hecho arreglos tanto para orquesta, para guitarra como corales."
Y continúa explicando: "Elegí tomar los audios como única fuente, pero algunas son más codificables que otras, hay obras con métrica libre, sin pulsación, cambios de compás. Pienso que este libro va a ser una guía, un punto de partida con la melodía y los acordes de cuatro de sus discos. Para hacer una interpretación fiel tienen que buscar las grabaciones, o apropiarlas e interpretarlas con la realidad y la sensibilidad que a cada músico le sugieran."
Asegura que "eso es lo que hubiera querido Ricardo. Cada canción nacía en la guitarra y se transformaba con su grupo, pero le gustaba muchos escucharlas en otros instrumentos. Podían ser cítaras, violines, bandoneones, le encantaba que su música transitara otros caminos. Cuando yo encontré un trabajo que hizo Leopoldo Martí de la música del Chivo Valladares, aunque sé que la música es otra cosa que lo que está escrito, es algo que agradecí un montón."
Define que "la partitura es una forma de acercarse a la música, es una foto que te da pistas, y hay muchos músicos que estamos ávidos de esas pistas. Es un material que facilita. Es algo que me llevó mucho tiempo, que consulté mucho antes de realizar porque quería saber qué les parecía, pero me alentaron porque puede sumar a que el trabajo de Ricardo tenga el lugar que tiene que tener."
Dice que la música del maestro es "una música para escuchar, y es más complicado difundirla que otras músicas. No es el estereotipo de la música andina, pero no por eso es ajena a un lugar masivo. No sé si hay otro músico instrumental que tenga este aporte, y merece tener un lugar más conocido. Yo lo transcribí con la guitarra y el charango, pero se pueden tocar con cualquier instrumento."
Sobre la distribución del libro, comentó que se va a poder conseguir en el Profesorado de Música, y Mercedes González (su viuda) va a tener también ejemplares para difundir en su casa, al menos en un principio. "Han aparecido muchos interesados de muchas partes del país, porque los que conocen su música lo quieren", contó.
En el libro también hay entrevistas a Oscar Sierra, de la primera época musical de Ricardo, a su esposa; a Lucio Boschi, que es el fotógrafo que le dio las imágenes que están en esta publicación; y a Daniel Quiroga como representante de la cantidad enorme de sus amigos músicos. "Había que seleccionar porque no era un libro de entrevistas", expresa, sin embargo entiende que "hace falta ese libro de entrevistas, que seguramente hará otra persona, porque hay miles de anécdotas de la vida de Ricardo Vilca. Este libro está más orientado hacia lo que yo podía hacer, que es abrir otra puerta para que salga su música para aquellos que la quieran compartir."