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Hallan las entradas a una red de pasadizos subterráneos en el polo norte de la Luna

Estos pozos podrían permitir a futuros exploradores un acceso más fácil a posible agua helada en el subsuelo de nuestro satélite natural.

Domingo, 14 de enero de 2018 20:34

El Instituto SETI, dedicado a la búsqueda de vida fuera de la Tierra, y el Mars Institute, volcado en la promoción del estudio de Marte, han anunciado el descubrimiento de unos pequeños hoyos que pueden ser entradas a una red subterránea de tubos de lava en un gran cráter cerca del Polo Norte de la Luna. Estos «tragaluces» podrían permitir a futuros exploradores un acceso más fácil al agua helada, si es que esta se encuentra en el interior de estos pasadizos, en vez del enorme exfuerzo de excavar el regolito, los escombros que cubren el terreno lunar.

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El Instituto SETI, dedicado a la búsqueda de vida fuera de la Tierra, y el Mars Institute, volcado en la promoción del estudio de Marte, han anunciado el descubrimiento de unos pequeños hoyos que pueden ser entradas a una red subterránea de tubos de lava en un gran cráter cerca del Polo Norte de la Luna. Estos «tragaluces» podrían permitir a futuros exploradores un acceso más fácil al agua helada, si es que esta se encuentra en el interior de estos pasadizos, en vez del enorme exfuerzo de excavar el regolito, los escombros que cubren el terreno lunar.

Los nuevos pozos fueron identificados gracias al análisis de las imágenes del Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) de la NASA. Se encuentran al noreste del Philolaus, un gran cráter de impacto de 70 km de diámetro ubicado a unos 550 km del polo norte lunar, en la cara vista. Los pozos aparecen como pequeñas depresiones sin borde, de 15 a 30 metros de ancho, con interiores completamente sombreados. Están ubicados a lo largo de secciones de canales sinuosos, que se entrecruzan en el suelo del Philolaus. En general, se cree que esos hoyos son el resultado del colapso de lava ocurrido hace miles de millones de años, cuando la Luna era un sitio más cálido y con actividad volcánica.

En los últimos años,los polos lunares crecieron en importancia estratégica tanto para la ciencia como para la exploración, ya que se sabe que el agua helada está enterrada en el regolito lunar en áreas permanentemente oscuras en ambos polos. Pero sin una gran cavidad conocida que permita un acceso fácil al subsuelo, la extracción de ese hielo esparcido en el regolito presenta todo un desafío.

Mayor acceso al agua

Para los científicos, el nuevo descubrimiento puede abrir una perspectiva emocionante, ya que podría permitir un acceso mucho más fácil al agua, vital para la supervivencia de los futuros colonos. Los tragaluces y los tubos de lava podrían proporcionar un acceso directo al subterráneo polar, sin la necesidad de tener que excavar grandes cantidades de regolito lunar. Además, si hay hielo dentro de los tubos de lava, lo que todavía no se conoce, podría ser en formaciones masivas, como ocurre a menudo en los tubos de lava fría en la Tierra, y la energía solar estaría disponible cerca, justo afuera de cada hoyo.

El Cráter de Philolaus también es atractivo por su edad relativamente joven, lo que permitiría estudios de la evolución más reciente de la Luna. Es uno de los pocos cráteres grandes formados durante la Era Copernicana, es decir, dentro de los últimos 1.100 millones de años de historia lunar. Además, al estar en la cara vista, Philolaus permite comunicaciones directas con la Tierra.

«También tendríamos una hermosa vista de la Tierra. Los sitios de aterrizaje de (las misiones) Apolo estaban todos cerca del ecuador de la Luna, de modo que la Tierra estaba casi directamente sobre las cabezas de los astronautas. Pero desde los tragaluces de Philolaus, la Tierra se elevaría justo sobre el borde montañoso del cráter, cerca del horizonte hacia el sureste», añade Lee.

«Nuestro siguiente paso debe ser una exploración más profunda, para verificar si estos pozos son verdaderos tragaluces de tubo de lava, y si lo son, si los tubos de lava realmente contienen hielo. Esta es una posibilidad emocionante para una nueva generación de astronautas o espeleólogos robóticos», indica. «Explorar tubos de lava en la Luna también nos preparará para hacer lo mismo en Marte. Allí, enfrentaremos la posibilidad de ampliar nuestra búsqueda de vida en el subsuelo más profundo, donde podríamos encontrar ambientes más cálidos, húmedos y más protegidos que en la superficie».

 

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