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Un puente inútil con un disparate en cada punta

Se construyó como un nudo vial destinado a agilizar el tránsito en Avenida Bolivia y lo que iba ser la "Ciudad Cívica".
Miércoles, 24 de enero de 2018 00:00

Cuando se desarrollaba la campaña electoral del año 2015, el gobierno en ejercicio intentó apurar al máximo obras que se encontraban a medias para poder incluirlas en el cronograma de los clásicos actos "juntavotos". La obra en cuestión, se demoró a pesar de los esfuerzos, la constructora no cumplió, o no se pagó que debían pagarle, (o cuántas otras cosas pudieron haber ocurrido), y finalmente quedó paralizada. Era un nudo vial con un puente aparentemente destinado a agilizar el tránsito en Avenida Bolivia, y su vinculación con lo que entonces iba a ser la "Ciudad Cívica", sede del Poder Ejecutivo y de varios ministerios de la Provincia. Cuando asumió el nuevo gobierno, se desató la habitual andanada de cuestionamientos a la gestión anterior, y la obra, que iba a ser el emblema de un proyecto del gobierno de Eduardo Fellner, pasó a ser el blanco de todos los ataques y las acusaciones del gobierno de Gerardo Morales, que casi inmediatamente, cambió la "Ciudad cívica" por una "Ciudad Cultural", epicentro de desfiles y festivales. El nudo vial y su puente construido en el centro, quedaron como testimonios de la sinrazón típica de la política que los jujeños -de todos los credos políticos- quisieran dejar atrás.

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Cuando se desarrollaba la campaña electoral del año 2015, el gobierno en ejercicio intentó apurar al máximo obras que se encontraban a medias para poder incluirlas en el cronograma de los clásicos actos "juntavotos". La obra en cuestión, se demoró a pesar de los esfuerzos, la constructora no cumplió, o no se pagó que debían pagarle, (o cuántas otras cosas pudieron haber ocurrido), y finalmente quedó paralizada. Era un nudo vial con un puente aparentemente destinado a agilizar el tránsito en Avenida Bolivia, y su vinculación con lo que entonces iba a ser la "Ciudad Cívica", sede del Poder Ejecutivo y de varios ministerios de la Provincia. Cuando asumió el nuevo gobierno, se desató la habitual andanada de cuestionamientos a la gestión anterior, y la obra, que iba a ser el emblema de un proyecto del gobierno de Eduardo Fellner, pasó a ser el blanco de todos los ataques y las acusaciones del gobierno de Gerardo Morales, que casi inmediatamente, cambió la "Ciudad cívica" por una "Ciudad Cultural", epicentro de desfiles y festivales. El nudo vial y su puente construido en el centro, quedaron como testimonios de la sinrazón típica de la política que los jujeños -de todos los credos políticos- quisieran dejar atrás.

 

El gobernador Morales dijo que era una obra absurda, que se hubiese resuelto la cuestión con una rotonda bien hecha y correcta señalización.

Primero, el nuevo Gobernador dijo en enero de hace dos años que era una obra absurda, que se hubiese resuelto la cuestión con una rotonda bien hecha, correcta señalización y buena coordinación de semáforos, -y por supuesto con costos mucho más razonables-. Pocas semanas después volvió sobre el tema y señaló que estaba imaginando desarmar el puente (la estructura es desmontable, puesto que son vigas que se acomodan sobre columnas y bases de hormigón) y trasladarlo "donde más se necesite, por ejemplo, a la localidad Quebradeña de Iturbe, donde un puente de ese tamaño, permitiría resolver el cruce del Rio Grande, rumbo a las localidades de Iruya (Salta) y las Cuevas (Jujuy).

Meses después, se encomendó a la Oficina Anticorrupción, investigar el caso "tras una denuncia por un supuesto acto de corrupción en el contrato del proyecto de obra a lo que se sumó en los últimos días acusaciones públicas respecto de la ausencia de viabilidad y problemas de seguridad vial en ese puente", dijo entonces el titular de la OA de Jujuy, Joaquín Millón Quintana. El puente que tiene casi 100 metros de longitud, fue construido por una empresa local en base a un presupuesto de 31 millones de pesos y se erige sobre avenida Bolivia justo frente a uno de los ingresos a la sede del Rectorado de la Universidad Nacional de Jujuy. De acuerdo a un estudio preliminar realizado por la Oficina Anticorrupción, "no advertimos que hubo sobreprecio, pero sí es grave que el puente haya sido construido poniendo en peligro la vida de las personas", indicó el funcionario. Días después, consultado sobre el tema, el Gobernador fue terminante: "Si fuese por mí, lo mando a demoler mañana", cambiando su idea original. Sin embargo, todo se orientó en ese momento a pedir a la Justicia que no autorice su habilitación por supuestas fallas de construcción que harían peligroso su uso. Ya más adelante en el tiempo el ministro de Infraestructura Jorge Rizzotti, dijo: "Se deben hacer inversiones para poder modificarlo o directamente destruirlo", y agregó que "cualquiera de estas dos acciones, llevarán un proceso judicial porque hay responsabilidades en quienes han diseñado, contratado y hasta quienes han ejecutado la obra podría haberla". Rizzotti, indicó "entendemos que no es responsabilidad puntual de quienes han hecho la construcción o de la empresa constructora, -intentando despegar a quienes de haber sido así, habrían construido algo mal y a sabiendas-, "pero sí de aquellos que realizaron el diseño, y fundamentalmente en la decisión política de hacer algo que sabían que estaba mal hecho", buscando cargar la responsabilidad total solamente a los funcionarios políticos.

En dos años, casi no hubo funcionario que no haya hablado sobre el tema. Algunos con conocimiento de causa, otros desde el supino desconocimiento de la ingeniería vial y de las más elementales nociones de construcción. Sobre todos ellos es mejor un piadoso silencio. Pero mientras tanto la gente que vive en Los Huaicos, en Alto Padilla, en toda la zona norte, y el transporte público que transita diariamente por avenida Bolivia, siguen padeciendo que en medio de una arteria de gran circulación, exista esa obra inerte, muerta, con todos los riesgos potenciales que ello conlleva. Hoy los responsables de la circulación y la seguridad, de tanto en tanto se limitan a colocar tanques metálicos pintados de rojo o naranja, a veces cruzan cintas de plástico, indicando que nadie atraviese el puente, pero, como es habitual, especialmente jóvenes, juegan en las noches y madrugadas a desafiar las recomendaciones y cumplen con el ritual de cruzar por el puente ya sea en motos o automóviles.

Ya después de tantos años que se sumaron entre la construcción y la polémica, es hora que la Justicia, la Oficina Anticorrupción, las investigaciones administrativas, las autoridades municipales (porque el mausoleo de la obra está en plena ciudad de San Salvador de Jujuy!) y el propio Gobierno de la Provincia, tomen la decisión de dar un corte a la cuestión y la resuelvan antes que a las contiendas técnicas, judiciales y políticas se añada la tragedia. Porque hasta aquí, hubo mucha suerte, y salvo pequeños incidentes por irresponsabilidad, lluvias, mala iluminación, o turistas que se desconciertan al tener que atravesar la zona, no ocurrió nada más grave.

Porque si fue un disparate construir un puente caro, inútil y mal hecho, es otro disparate mantenerlo en pie, como un monumento al peligro y a la desidia. Como se presenta esta nota, se trata de un puente que hasta ahora, sólo parece unir los dos disparates que persisten en cada extremo.

 

Se evaluó la posibilidad de desarmarlo y trasladarlo. Luego se dijo que se demolería. Hoy el tema sigue sin definición.