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Donaciones de amor a personas dolidas y aterradas

No los dejaron solos, numerosas colectas impulsadas por voluntarios fueron llegando a la zona desde todos lados.
Martes, 09 de enero de 2018 18:53

El trágico momento que les tocó vivir a las familias damnificadas el año pasado por el alud fue motivo para que en otros lugares de nuestra provincia y también del país, miles de personas se movilicen para juntar donaciones que llegaron en gran cantidad a los lugares más afectados.

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El trágico momento que les tocó vivir a las familias damnificadas el año pasado por el alud fue motivo para que en otros lugares de nuestra provincia y también del país, miles de personas se movilicen para juntar donaciones que llegaron en gran cantidad a los lugares más afectados.

Además de la importante tarea de los rescatistas de las distintas fuerzas de seguridad, la colaboración de la ciudadanía fue imprescindible para contener a las personas que en ese momento se sentían desconcertadas y sin ganas de seguir al ver que perdieron casi todo.

Una numerosa cantidad de instituciones privadas, públicas, deportivas, fundaciones, organizaciones no gubernamentales, grupos de jóvenes, agrupaciones estudiantiles, comercios, grandes empresas, profesionales y miles de familias se levantaron unidos bajo esta misma causa para ayudar a las localidades más críticas.

Ropa, mercadería, calzados, alimentos para animales, agua mineral, elementos de limpieza y colchones fueron algunos de los donativos que llegaron a los afectados.

La manera de colaborar tomó diversas formas, algunos aportaron ropa y mercadería, otros pusieron a disposición lugares de recepción para las donaciones que la gente llevó, también hubo gente que puso a disposición vehículos para que esas donaciones lleguen a buen puerto y otros valientes realizaron el acto heroico de ir hacía Volcán, Bárcena o Tumbaya y ofrecer la mano de obra que sirvió de gran ayuda. Aportando fuerza y trabajo para sacar el barro de las casas y también palabras de contención para tantas familias que se encuentran muy dañadas.

El voluntariado jujeño de pie

El voluntariado jujeño no dudó un segundo en movilizarse cuando fue la catástrofe en el norte. Además de iniciativas solidarias de diversas instituciones que se dedican a trabajar en diferentes rubros como ser deportivo, artístico, musical, empresarial, etc, el empuje del sector de las organizaciones no gubernamentales fue clave los días posteriores a la tragedia.

Cada grupo solidario se fue organizando para viajar y llevar donaciones a los lugares más perjudicados. Y se las arreglaron como pudieron porque la Ruta Nacional 9 estaba cortada debido a la gran cantidad de piedras que cayeron desde los cerros. Por eso, pasando Yala, el tránsito estaba interrumpido y solo los vehículos autorizados podían pasar. Entonces, muchos voluntarios tuvieron que caminar más de 30 kilómetros para llegar a su destino. Otros, con más suerte, pudieron subirse a alguno de esos vehículos autorizados y llegaron a la zona.

Al llegar se encontraron con un panorama desolador. En el ingreso a la localidad estaban las maquinarias trabajando, sacando el barro que a 3 días del alud a una persona que mide 1,70m le llegaba hasta las rodillas. Algo había bajado pero lo más atemorizante era que el pronóstico anunciaba más lluvias para esos días. Llovió, pero no fue con intensidad, de todas formas, afectaba el trabajo que se había hecho hasta ese momento.

Al no saber para dónde ir, los voluntarios ingresaron por las calles repletas de barro y fue ahí cuando se encontraron con las peores secuelas que no solo se veían en las destrozadas casas, sino también en los rostros de los vecinos, en la mirada de los padres que con tristeza contaban lo sucedido y todo lo que necesitaban.

Los jóvenes que viajaron a ayudar les colaboraron con las donaciones que llevaron y los hombres de cada grupo, ingresaron a las viviendas a ayudar a las familias a sacar el barro y las piedras.

Los grupos solidarios brindaron tiempo y energía cuando más los necesitaban, pasando por largas caminatas, días de lluvia y días de mucho calor, pero con una gran predisposición para hacer esa loable tarea.