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Caso Sheila: "Riña de niños", una terrible modalidad en el Conurbano Bonaerense

La bisabuela de Sheila reveló que el pasado sábado, en la previa de la "desaparición" de la chiquita, el padre y otros adultos la obligaron a participar de una "riña de chicos", en la que peleó por dinero contra una niña. 

Sabado, 20 de octubre de 2018 15:20

Se llama Marta y es bisabuela materna de Sheila, la nena cuyo cadáver fue encontrado dentro de una bolsa de residuos en un complejo habitacional de San Miguel, tras resultar víctima de femicidio.

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Se llama Marta y es bisabuela materna de Sheila, la nena cuyo cadáver fue encontrado dentro de una bolsa de residuos en un complejo habitacional de San Miguel, tras resultar víctima de femicidio.

En medio del dolor, la mujer reveló que el pasado sábado, en la previa de “desaparición” de la chiquita, el padre y otros adultos la obligaron a participar de una “riña de chicos”, en la que peleó por dinero contra una niña de su misma edad.

La modalidad de utilizar menores en feroces combates se viene registrando en espacios de extrema vulnerabilidad de las víctimas.

“El padre la obligó el sábado a participar de una pelea de riña, con otra nena de 10 años. Sheila era una chiquita tranquila, que no se metía con nadie. La hacían pelear por plata”, contó la mujer, poniendo en superficie una práctica muy oscura, de la que se conoce poco.

En ese marco, el especialista en Seguridad Pública, Luis Vicat, contó que “los clubes de la pelea con chicos y chicas forman parte de una práctica que en Argentina lleva unos seis años, siempre en espacios de máxima marginalidad y con vulnerabilidad de las víctimas”.

El experto puso de relieve películas como “Django, sin cadenas” o “Ciudad de Dios”, donde “se exponía esta problemática de peleas entre personas, incluso menores de edad, con apuestas por dinero fuerte”.

“En la saga de Rambo también se muestra cómo se mercantilizó la prácticas de las peleas ilegales por dinero”, dijo, manifestando que “en nuestro país, en barrios de emergencia, siempre se apostó en competencias con niñas y niños, participando de campeonatos de fútbol, donde vale todo, y hay infinidad de casos que terminaron con promesas de ese deporte con fracturas y carreras truncadas”.

Lo cierto es que en el complejo habitacional de San Miguel donde ocurrió el femicidio de Sheila las competencias feroces de peleas con chicas y chicos, en el marco de las apuestas por dinero o drogas, eran hasta ahora algo naturalizado por sus ocupantes.

“Aquí viven más de cincuenta familias en igual cantidad de viviendas. Fue creciendo mucho este espacio, y fue ganando la ilegalidad. Desde espacios de venta de distintas sustancias, hasta lo que ahora se sabe que ocurría con niñas y niños, obligados a pelearse por dinero. No sabemos si esto de las riñas que se denuncia tiene vinculación con el femicidio de la menor”, indicó un fuente de la pesquisa.

Para el especialista Vicat, “para las apuestas, se eligen distintas categorías, siempre con nenas menores de edad, y las peleas pueden ser entre chicos, entre niñas como fue el caso de Sheila de acuerdo a la denuncia de la bisabuela, o mixtos, con parejitas enfrentándose”.

“Esta práctica, aberrante y que vulnera todos los derechos de la niñez, tiene una antiguedad de unos seis años en Argentina, sobre todo en zonas marginales, como una suerte de subproducto de los denominados clubes de la pelea entre personas adultas, pero llevada al área infantil”.

“Siempre se apuesta por dinero, o el equivalente a un monto en drogas. Esto, por supuesto, tiene derivaciones, ya que se generan deudas y aparecen las venganzas, los ajustes de cuentas, que en ocasiones pueden llegar al homicidio. Se debe decir que no es una práctica generalizada, sino que se trata de un fenómeno protocultural. Está internalizado en ciertas zonas”, dijo Vicat.

Finalmente, el especialista dijo que “en ciertas zonas, como todo parece indicar en el complejo habitacional, hay una aceptación de códigos, donde no se puede decir que no, nadie denuncia, porque los riesgos son enormes, entonces se va naturalizando, se torna un elemento más del paisaje, aunque resulte una aberración”.

Fuente: Diario Popular

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