Nicolás Molina de San Juan, y Javier Albanesi de Santa Fe, llegaron a Jujuy por razones de trabajo que nada tienen que ver con el teatro, o sí, porque fluyen junto a su arte. Acomodados en nuestra geografía, en nuestro ambiente, y en el mundo teatral local, decidieron emprender en su nueva casa también el arte que los apasionó en sus lugares de origen.
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Nicolás Molina de San Juan, y Javier Albanesi de Santa Fe, llegaron a Jujuy por razones de trabajo que nada tienen que ver con el teatro, o sí, porque fluyen junto a su arte. Acomodados en nuestra geografía, en nuestro ambiente, y en el mundo teatral local, decidieron emprender en su nueva casa también el arte que los apasionó en sus lugares de origen.
Se unieron y conformaron un nuevo grupo, Así de Grande, y enseguida decidieron poner en escena una obra que los presentara en sociedad, “La Razón Blindada”. Así, a mediados de este año se lanzaron a la escena jujeña con una obra fuerte, todo un desafío. Una obra, nada más y nada menos, que, de Arístides Vargas, el argentino exiliado a Ecuador, dramaturgo, actor y director de su propia compañía (Malayerba). El autor es reconocido por su poética para hablar y expresar el dolor de la represión, el exilio, la falta de libertad y la búsqueda de ella en los sueños, en los espacios de imaginación y en la lucha.
Molina y Albanesi eligieron una obra contundente para mostrarse al público jujeño por primera vez, y no defraudaron. La puesta es realmente firme, y permite a la platea asombrarse del entrenamiento físico de los actores, y de la prestancia actoral que les permite adentrarse en una historia muy simbólica sobre el sueño de la libertad.
El alma puesta en los personajes de esta historia que ya tiene varias versiones en manos de diferentes compañías de Latinoamérica, incluso en Jujuy, (como otras tantas obras de Arístides Vargas), es esencial a la hora de llegar al público.
Dos hombres que están privados de muchas libertades, se permiten encontrarse los domingos para ensayar posibles historias imaginarias que les permiten volar hacia el sueño donde nadie les impide ser ellos mismos. En ese tren, los diálogos entre ambos (que en algún estadío son Don Quijote y Sancho Panza), caminan entre la realidad y la imaginación, entre la esperanza del no blindaje a sus ideales y la realidad que los vuelve cada semana al encierro.
La puesta está muy bien lograda con la expresividad exagerada de los actores, que apenas se encienden las luces comienzan una carrera de expresividades, corporalidad y destreza, que definen muy bien cada papel.
Grandes actores en una escueta escenografía para esta puesta que emplea muy bien cada elemento del escenario (una mesa, un par de sillas, y no mucho más). Vestimentas andrajosas que completan la personificación y la estrategia del sonido y la iluminación (en manos de Silvina Ceballos) para marcar cada cuadro y cada momento. Sin dudas es una puesta bien lograda, con mucha energía, con gran intensidad, que se adentra no sólo en la historia de los personajes, sino en fraseos de la historia que antaño escribiera Cervantes Saavedra.
Lo cierto es que Así de Grande le puso personalidad a este texto escrito pensando no sólo en el “Quijote de la Mancha”, sino también en “La Verdadera Historia de Sancho Panza” de Kafka, y en los testimonios de Chicho Vargas (hermano del autor) y de los presos políticos del penal de Rawson. El elenco jugó entre la libertad de estos personajes sin libertad, que a su vez hacen de los personajes de Cervantes, y la salida con algunos guiños a la comunicación con el público.
La puesta de Así de Grande ya recorrió varios escenarios locales, entre ellos El Pasillo y La Mar en Coche, de la capital; La Campana de Tilcara; y otros de Salta y Tucumán, por mencionar sólo algunos. La salida a la luz de esta nueva compañía teatral independiente, fue sin dudas a lo grande, con grandes aspiraciones, acompañadas de un muy buen trabajo.