Halloween se celebra con mayor énfasis cada año en nuestra provincia, en la tarde de hoy muchos niños se reunirán en la plaza Belgrano para disfrutar de una hora de juegos con disfraces de personajes terroríficos y algunos grupos recorrerán comercios pidiendo dulces.
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Halloween se celebra con mayor énfasis cada año en nuestra provincia, en la tarde de hoy muchos niños se reunirán en la plaza Belgrano para disfrutar de una hora de juegos con disfraces de personajes terroríficos y algunos grupos recorrerán comercios pidiendo dulces.
La festividad, de origen celta, atrae sobre todo a los niños y adolescentes que pasan varios días planeando su caracterización, es difundida por los institutos de inglés o jardines de infantes donde se enseña esa lengua y las tradiciones norteamericanas.
Los comercios de la ciudad mostraron el interés de un sector de la población por esta celebración, ya que ofrecen en sus vidrieras todo tipo de accesorio para la vestimenta de terror de la jornada. También en las caramelerías se pudo observar productos tales como calabazas, zombis, momias y otros personajes lúgubres. Indicó una vendedora de un cotillón céntrico que uno de los personajes más buscados este año es el del payaso terrorífico que se hizo popular por las películas "IT". En las redes sociales, muchos ofrecen alquileres de disfraces y también maquillaje especial para la ocasión.
En tanto, para jóvenes y adultos, son los bares, pubs y locales bailables los que promocionan eventos temáticos durante la noche del 31 de octubre o el fin de semana siguiente.
Cada año son más los adherentes a este tipo de celebración que pese a las críticas de sectores tradicionalistas que entienden que este tipo de práctica va en detrimento de costumbres antiguas ligadas a la religión y el homenaje a los fieles difuntos, muchas familias se predisponen a disfrutar de un momento de diversión a través de la personificación de figuras del terror, por lo que como ocurre cada año a partir de las 18, en la plaza Belgrano se juntan niños juntos a su padres para disfrutar de sus disfraces y observar el de los demás en una especie de competencia tácita por quien tiene el disfraz que inspira más miedo.