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Imponen el nombre "Miguel Ángel Miskoff" al hospital de Maimará

Domingo, 18 de noviembre de 2018 17:16

TILCARA (corresponsal) En la mañana del domingo se realizó el acto por el 71º aniversario del hospital maimareño que, desde entonces, se llama doctor Miguel Ángel Miskoff. Que tantos vecinos se llegaran para el acto, resalta y justifica los motivos por los que se le impuso el nombre de quien fuera su director, y refleja el cariño de un pueblo a un médico que le dedicó la vida.

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TILCARA (corresponsal) En la mañana del domingo se realizó el acto por el 71º aniversario del hospital maimareño que, desde entonces, se llama doctor Miguel Ángel Miskoff. Que tantos vecinos se llegaran para el acto, resalta y justifica los motivos por los que se le impuso el nombre de quien fuera su director, y refleja el cariño de un pueblo a un médico que le dedicó la vida.

Podría también describirse con una anécdota. Al salir del acto tomo un remis, y el chofer empieza a hablarme del doctor “Michi”, de ese consejo de que “si no me sirve la pastilla, me tome un té de mollecito”, y de esa vez en que un análisis le dio el ácido úrico alto. Me cuenta que “el doctor me dice que era por los chinchulincitos que el domingo me comí con Maurín y con Aparicio. Es que el doctor nos conocía a todos, sabía por qué tenía el ácido úrico alto”.

Lo cierto es que su nombre ya corona la entrada al nosocomio, ya es el nombre del hospital, y una placa en la entrada dice: “¡Gracias Michi! por tu compromiso con la salud pública”. Entre los discursos, que estuvieron atravesados por el recuerdo y la emoción, el doctor Pablo Jure pidió disculpas “porque no voy a hablar como Secretario de Salud. Cuando yo llegué a Jujuy, quien me dijo dos o tres palabras que me marcaron un rumbo, fue precisamente Michi. Como colega nos resta tener en cuenta todo lo que nos enseñó, el rumbo hacia el cual íbamos y la humildad de su vocación de servicio”.

Claudia Cuestas, su compañera de vida durante treinta y dos años, dijo que “poner el nombre de Michi es decir que nos está cuidando. Pero no sólo cuidando el hospital, sino a la comunidad. Era un militante de la vida, un militante de la salud pública, siempre dijo que no había que cobrarle a nadie, que cualquiera que entraba al hospital con un problema, tenía que salir con ese problema resuelto. Por eso, trabajando en Susques, ni siquiera quiso decir: me siento mal, sabiendo que no lo iban a poder reemplazar”.

Recordó que “para él, el puesto de salud era cada casa en la que entraba, y la salud era mucho más que un cuerpo. Con los vecinos, sólo pensaba en sus derechos, no importa que fueran jujeños o bolivianos. Decía que todos tienen derecho a la salud. Y eso significa su nombre acá, eso es lo que él sentía. Todo lo que él daba, hoy vuelve en cada abrazo, en cada mirada que me dan cuando camino por estos pueblos. Y ojalá que la salud pública vuelva a ser lo que fue para todos”.

Luego, Claudia Cuestas, sus hijos y su hermana depositaron las cenizas del doctor en las raíces de un álamo que se plantó en la ocasión, en el patio delantero del hospital, pero los vecinos, tanto de Maimará como de todo el área de influencia del nosocomio, siguieron en ese compartir en el que hubo música, recuerdos, palabras y abrazos. Así, a sus setenta y un años, el hospital de la localidad quebradeña empieza a llevar el nombre de quien, aún antes que lo marcara el protocolo, ya era parte de la memoria de su gente.