Miles de jujeños asistieron ayer a los cementerios de San Salvador de Jujuy para honrar y recordar a sus deudos por el Día de las almas. Durante la mañana se pudo apreciar la gran afluencia de puestos de ventas de flores, coronas y obsequios que compraron los visitantes para adornar las tumbas, donde descansan sus seres queridos.
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Miles de jujeños asistieron ayer a los cementerios de San Salvador de Jujuy para honrar y recordar a sus deudos por el Día de las almas. Durante la mañana se pudo apreciar la gran afluencia de puestos de ventas de flores, coronas y obsequios que compraron los visitantes para adornar las tumbas, donde descansan sus seres queridos.
Desde tempranas horas, las personas decidieron llegar para limpiar los altares, nichos y mausoleos, colocar flores, prender velas y rezar por sus familiares que ya partieron de este mundo. Algunos, reunidos en grupo, entre charlas amenas, compartieron bebidas, cigarrillos y comidas cerca de la tumba de sus allegados.
Para la ocasión, el clima caluroso se prestó para que los creyentes puedan participar de las misas y realizar sus diferentes cultos.
Mientras que fieles llegados desde San Antonio, Ledesma, El Carmen, Perico y Palpalá encendieron velas en la cruz mayor del Cristo ubicado en la entrada del cementerio.
El padre Ricardo Artacho presidó una de las misas en el cementerio El Salvador, mientras que en el cementerio Nuestra Señora del Rosario, lo hizo el padre José Luis González, de la parroquia Santa Teresita.
Durante la jornada que se inició desde las 7 y se extendió hasta las 20, la Dirección de Tránsito y Espacios Públicos de la Municipalidad de Jujuy, se encargó de ejecutar un operativo de regulación de la circulación de vehículos para que los visitantes puedan asistir a los cementerios con total seguridad.
El Día de los fieles es una celebración que responde a la cultura ancestral y la creencia católica con preparativos en los hogares. Para esta ocasión, algunos creyentes arman sus altares con ofrendas porque, según indica la creencia, ayer al mediodía las almas descendieron desde el cielo para visitar los hogares de sus seres queridos.
Si bien, la tradición de "poner la mesa" la realizan muchos jujeños, algunos únicamente visitan la tumba de su fiel difunto. "Respeto esa tradición pero en mi familia solo vamos al cementerio a rezar y de esa manera nos encontrarnos con nuestros familiares", sostuvo el señor Álvaro Urquiza.
Conservar las tumbas
El subdirector de Nuestra Señora del Rosario, Luis Cruz, mencionó que el cementerio registra una alta demanda de deudores. "Hay un gran olvido de personas con el mantenimiento de tumbas de sus familiares, porque no pagan impuesto", mencionó.
Asimismo, especificó que la ordenanza nº 3898, establece un plazo de espera máximo de 60 días corridos, contados a partir de la fecha de vencimiento de los arrendamientos y sepulturas, para que los interesados soliciten la renovación correspondiente.
En el caso de que la persona no cumpla con lo dispuesto, se procede a la caducidad automática del arriendo y los restos depositados son trasladados a una fosa común. En tanto que la Municipalidad capitalina, no se hace responsable por extravío o roturas de los elementos de la ornamentación.
La tradición, el ritual y ofrendas para los fieles
Ayer fue un día de emoción y sentimientos, reflejados en respeto y alegría, porque como dice la tradición, cada 2 de noviembre, los difuntos “bajan” del cielo para reencontrarse con sus familiares.
De esta manera, miles de jujeños visitaron ayer los cementerios para rezar y llevar ofrendas a sus difuntos.
A raíz de esta costumbre, el Tribuno de Jujuy pudo conocer el testimonio de la familia Garnica, quien asistió al cementerio para honrar y encender velas para sus difuntos. Reunidos en grupo, llevaron flores para adornar la tumba, frascos nuevos y bebidas para compartir. “Hace catorce años que recuerdo a mi mamá, le traigo comida que acostumbro poner en la mesa de ofrendas”, comentó la señora María Helena Garnica.
Por su parte, el sobrino de la difunta, Justino Garnica, resaltó que no solo para el Día de las almas asiste al cementerio, “también vengo dos veces al mes, como para no olvidarse de la persona definitivamente”.
A su vez, el señor Nicolás Reinaga se acercó a la tumba de su difunto hijo, quien partió al cielo pocos meses antes de nacer, “cada dos o tres meses vengo a visitarlo, estuve enfermo y no pude asistir. Junto a mis siete hijos preparamos la mesa para recordar a mi hijo y mujer”, comentó.
La señora Silvia Casimiro relató que “rezo todos los días en mi hogar y en esta ocasión, se dice que Dios les da permiso a las almitas para que puedan bajar a la tierra y se encuentren con sus seres queridos. Por ello yo recuerdo a mi padre, esposo y sobrinos”.
Elaboración familiar
Otros de los testimonios que pudo conocer El tribuno de Jujuy fue el de aquellas familias que preparan las ofrendas para venderlas en sus puestos de venta.
La señorita Elizabeth López perdió a su madre a inicios de febrero del corriente año, “soy hija de una vendedora ambulante y sigo la tradición de la venta de ofrendas para familias que recuerdan a sus difuntos”, indicó.
Asimismo, detalló que las ofrendas la realizan sin máquinas, todo a pulso y en horno de barro. “Armamos cruces, rezadores, palomas, figuras de personas y animales hechos de masa que se colocan en un altar dedicado a las almas”, remarcó.
Cuando se hace el ritual de levantamiento de la tradicional mesa, explicó que hasta el bebé más pequeño recibe su porción de ofrenda.
Por último la señora Gladys León mencionó que su madre le enseñó esta costumbre desde muy chica, “llevo 54 años haciendo ofrendas”.
Homenaje a exalumnas del colegio que ya fallecieron
Ofrendas para “Las almitas del Bachi 18”
Fue realizado por más de treinta y ocho alumnos de la institución.
Plasmando entre compañeros, docentes y directivos aquello que aprendieron desde niños en sus hogares, alumnos del Bachillerato Nº 18 “Profesor Héctor Hugo Cazón” participaron del proyecto institucional “Las almitas del Bachi 18” para revalorizar la tradición de las ofrendas en homenaje a exalumnas del colegio que ya fallecieron.
Los estudiantes de 1º y 5º año iniciaron con las actividades el día martes mediante la socialización del proyecto aportando sus conocimientos y experiencias transmitidas por sus padres y abuelas con respecto a las ofrendas, como así también trabajaron desde materiales de lectura.
Luego de ello, en la jornada del miércoles con los ingredientes y materiales necesarios, se pusieron manos a la obra y en las aulas del establecimiento hicieron los panes con distintas formas como palomas, escaleras, muñecos, coronas, cruces y diferentes animalitos.
Compartiendo risas y anécdotas sobre esta costumbre ancestral hornearon las ofrendas y el jueves por la mañana (en contraturno) asistieron al colegio para armar la mesa en el aula de preceptoría donde colocaron también galletas, caramelos, frutas, bebidas, jugos, coca, y las fotos de las exalumnas Aldana Cruz, Miriam Casimiro y Andrea Tolaba, a quienes se las quiso homenajear. Juntos rezaron y en el horario de clases el resto de la comunidad educativa también se acercó para realizar oraciones.
“El objetivo fue generar un espacio de fortalecimiento cultural revalorizando estas costumbres ancestrales como el Día de todos los santos y los fieles difuntos, en este sentido queríamos homenajear a las exalumnas fallecidas del colegio, a lo cual los alumnos respondieron muy bien”, expresó Eduardo Escalera, auxiliar pedagógico.
Asimismo, comentó que “fue un proyecto en el que participaron más de 38 alumnos y colaboración de 3º año, los profesores como Mercedes Sosa y Mario Rocabado, tomaron la iniciativa. Agradecemos a los estudiantes que nos enseñaron y aprendimos juntos sobre los significados de las ofrendas, también agradecer el apoyo del director Ismael Molina y de todos los docentes. Fue la primera vez y los alumnos nos pidieron continuar el año que viene”.
En la tarde del jueves los chicos se dirigieron al cementerio a visitar las tumbas de las homenajeadas y a pesar del asueto del viernes, los alumnos se dirigieron al mediodía al establecimiento, con previa autorización, a levantar la mesa como marca la tradición y finalmente compartir entre ellos las ofrendas.