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Gimnasia tiene mucho por mejorar

El agónico empate ante Morón dejó en claro queel desafío de Morales Santos pasa por encontrar variantes ofensivas.
Martes, 06 de noviembre de 2018 01:04

 

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La efectividad de la "era Morales Santos" hace esbozar una sonrisa en el hincha de Gimnasia. Dirigió tres partidos, ganó dos y empató el restante. El 18 del corriente completará su juego con Chacarita, donde en los 7 minutos disputados previo al corte de luz artificial había inclinado la balanza, y el próximo domingo visitará a Independiente Rivadavia en Mendoza.

De 9 puntos en disputa en su estadio, el "lobo" sumó 7 y sirvió para trepar de los últimos lugares de la tabla. Además se respiró más aliviado mirando el promedio, ya que por la arbitrariedad de la AFA esta temporada se dividió en zona Metropolitana e Interior. El peor de cada grupo perderá la categoría. Y el club jujeño, que no tendría ningún inconveniente de mantenerse la histórica forma para determinar el descenso, hoy sufre.

No se puede llorar sobre la leche derramada ni lamentarse por lo que pasó. Es que de última terminó siendo el mal menor, ya que los porteños querían la división del torneo.

Hoy el tema no pasa por la lucha desigual que afrontan los dirigentes "albicelestes" en la sede de calle Viamonte. Ahora es momento de analizar el presente futbolístico.

El agónico empate conseguido en el minuto 49 del complemento ante Deportivo Morón dejó en claro que se debe mejorar y mucho.

Desde la llegada de "Jairo" a la conducción, Gimnasia salió de perdedor y se aplaude. Venía de once fechas sin ganar, incluyendo el certamen pasado. Derrotó a Instituto de Córdoba y Mitre de Santiago. Eso sí, en ambos encuentros la figura fue el arquero Carlos De Giorgi. En el "mini choque" con Chacarita estaba haciendo bien las cosas, pero no se pudo concluir y el domingo pasado mostró su peor versión.

Si bien siempre tuvo la actitud de buscar los tres puntos, algo que jamás resignó incluyendo en los encuentros que dirigió Martín Astudillo, careció de fútbol. Y si, precisamente practicando este deporte, no se logra tener ideas claras con el balón en los pies, cosechar de a tres será siempre cuesta arriba.

El encargado de conducir los ataques es Diego Auzqui y el jugador, jamás se esconde. Siempre busca estar en contacto con la pelota e intenta administrarla.

El problema no es él. El problema está a la vuelta. Freire debe consolidarse como el único volante de contención y mandar con autoridad.

Mientras que por las bandas, Auzqui necesita que Morales y Virreyra sean socios. Es decir, marquen y jueguen. Ellos pueden dar más.

 

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