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"Me quería ir de Latinoamérica y me vine a Estocolmo"

Con 20 años empezó a viajar por América Latina, luego por Europa y ahora con 45 años se asentó en Suecia, sigue viajando.
Domingo, 02 de diciembre de 2018 01:02

La gira empezó a los 20 años. Sin encontrar un incentivo para quedarse en Jujuy empezó viaje.

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La gira empezó a los 20 años. Sin encontrar un incentivo para quedarse en Jujuy empezó viaje.

 

Si estás en el extranjero o conocés a alguien que quiera contar su experiencia, comunicate a: [email protected].

Enrique Vilca se recibió en Jujuy de docente de Educación Especial pero "no podía trabajar en eso porque tenía que esperar las vacaciones para poder salir y para hacer viajes espontáneos debía pedir permiso y eso de estar atado, no".

 

Así de inquieto y sin permitir que limitaran sus tiempos es que decidió dedicarse a lo suyo: tatuar.

Con su arte a cuestas y la música que lo acompaña de por vida es que comenzó un largo viaje que todavía no termina.

Fue haciendo amigos por Brasil, Bolivia, Perú y en otras provincias de Argentina pero fue el norte de Chile que lo atrapó por lo menos por un tiempo, antes de Estocolmo.

Fue en Santiago de Chile que conoció a la que fue su compañera y madre de su segunda hija. Así, tres años después de conocerse decidió instalarse en Suecia, país de origen de su compañera.

La partida no resultó muy sufrida. "No sé por qué me resulta muy fácil desprenderme de todo, de las personas y de los lugares, se me da naturalmente", dijo y continuó, "San Pedro de Atacama es el lugar que más extraño en Latinoamérica y también La Paz, Bolivia. Y de Jujuy extraño las empanadas de queso, la comida".

Entre las risas provocadas por la añoranza de las empanadas de queso expresó que claramente a su familia integrada por sus padres, hermanas y sobrinos también la extraña pero que desafortunadamente no encuentra nada que lo contenga en Jujuy laboral ni musicalmente.

Como de todos lados pero de ninguno en particular, en esta etapa de su vida a Enrique con 45 años le gustaría vivir en Berlín (Alemania) o en Sicilia (Italia), lugares en los que se siente bien y los que encuentra más parecidos a Argentina por el ruido constante y su gente.

Sus pequeñas

Como una herencia recibida en vida, su hija mayor y jujeña empezó a demostrar con sólo 13 años de edad, signos de un espíritu también desprendido y decidido cuando optó por mudarse a Estocolmo junto a su padre con quien vive ya hace 5 años.

Afortunadamente se adaptó fácilmente a un nuevo continente en el que sin vueltas aprendió dos idiomas: el sueco y el inglés.

Allá está terminando el secundario con orientación en medicina lo que implica que en el último año (el noveno) debe hacer prácticas en hospitales al estilo de auxiliar en enfermería.

Dichoso, disfruta también de la compañía de su hija más pequeña, que es sueca y con sus casi cuatro años llena de risas su hogar.

Viajes, tinta y punk

JUNTOS / SIEMPRE BIEN ACOMPAÑADO DISFRUTA DE SUS COMPAÑEROS Y AMIGOS.

Su trabajo, su habilidad. Forma parte del equipo de uno de los estudios de tatuajes más grandes y antiguos de Estocolmo, en el que sin presiones ni restricciones algunas puede diseñar y expresarse libremente, como lo demanda su cuerpo. También forma parte de tres bandas distintas de música derivada del punk en las que compone temas y canta.

Orgulloso y hasta todavía sorprendido, Enrique contó que para febrero de 2019 una de sus bandas fue invitada a tocar en Estocolmo con la banda inglesa más influyente del mundo, Napalm Death.

Con esta misma banda viajarán en mayo de 2019 a Londres y pasarán luego a México para participar del Internacional Festival Punkitud.

Un poco aburrido de permanecer en el mismo lugar, Enrique viaja seguido por lo menos una vez por mes visitando Alemania, Islandia, Noruega, Italia ya sea por trabajo o por la música. "Que siga todo así. Cuando me dicen ¿quieren viajar, quieren venir a tocar?, yo digo siempre que sí. No puedo decir que no", dijo.

Estocolmo

Esta ciudad, entre otras cosas, le dio la posibilidad de perfeccionarse en su trabajo y cada vez mejores oportunidades con sus bandas de música. Además, y no menos importante, comentó que con su trabajo de medio tiempo vive bastante tranquilo, le alcanza muy bien y le permite viajar una vez por mes.

"Estocolmo es bastante ordenado y tranquilo, claro que muy bonito pero después de un año ya te aburre. La gente misma es muy estructurada, van del trabajo a la casa y son muy cerrados".

Entre los latinos desparramados por el mundo, Enrique se encontró en 2017 con un jujeño en Berlín, a la salida de un concierto de Black Sabbath. Un joven que lleva en su piel un único tatuaje y de autoría de Enrique. También se encontró este año a Pepe, un amigo antiguo de Los Perales que por esas cosas de la vida se lo cruzó en Barcelona.

A Jujuy ¿cuándo?

Considerando que su hija más pequeña al ser de nacionalidad sueca aún no conoce a su familia jujeña es que Enrique (a pesar de no planificar las cosas en su vida) verá la manera de organizar una visita de por lo menos un mes a Jujuy. Tal vez el invierno próximo ya que la pequeña cada vez que habla por teléfono con su familia jujeña pide conocer a sus abuelos. Del viaje también participará su hija mayor y así vendrán a comer unas empanadas de queso.