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"Es difícil vivir sin saber qué le pasó ni qué le hicieron"

La joven desaparecióen el 2014 y aún no la encuentran, pese a ese dolor su madre, Nélida Silva, busca concientizar.

Viernes, 07 de diciembre de 2018 01:01

Nélida Silva tiene 46 años, vive en la localidad de Caimancito, desde hace cuatro años busca a su hija Rosalía Lucía Quiroga que desapareció en mayo del 2014 y aún no hay respuestas.Tras intentar superar el dolor o aprender a vivir con él, creó dos espacios, uno destinados a niños y otro a madres solteras a fin de inculcarles valores para alejarlos de la violencia.

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Nélida Silva tiene 46 años, vive en la localidad de Caimancito, desde hace cuatro años busca a su hija Rosalía Lucía Quiroga que desapareció en mayo del 2014 y aún no hay respuestas.Tras intentar superar el dolor o aprender a vivir con él, creó dos espacios, uno destinados a niños y otro a madres solteras a fin de inculcarles valores para alejarlos de la violencia.

En el caso de las mujeres, pretende encontrarles un oficio brindándoles talleres para empoderarlas, "y no tengan que dependen de ningún hombre para progresar y cuidar de sus pequeños", mencionó, en diálogo con El Tribuno de Jujuy.

"Es difícil vivir sin saber qué le pasó y qué le hicieron. Sin embargo la sigo buscando y lucho para que a otra mujer no le pase lo mismo", dijo.Tenía 23 años en ese momento y vivía en el barrio General Savio de la ciudad de Palpalá junto a su pareja, el principal sospechoso, y sus dos hijos.

Nélida contó que ella era víctima de maltrato, su expareja la golpeada, al principio se callaba y no contaba lo que vivía pero después empezó a denunciarlo hasta que un día desapareció, "a pesar de eso, el hombre siempre estuvo libre. Este

año me enteré que se quitó la vida". Rosalía tenía dos hijos que nunca pudieron vivir con Nélida, "sigo peleando por la tenencia de mis nietos. La Justicia, en realidad no sé si llamarla justicia o injusticia, permitió que ellos sigan viviendo en el lugar del maltrato. Todavía no puedo traerlos a mi casa, están con la abuela paterna", indicó.

Tras la desaparición de su hija, inició una lucha que mantiene hasta el día de hoy, trabajando arduamente para que otras mujeres no pasen por lo mismo y para que niños varones crezcan con valores y no sean violentos.

Fue así que habilitó en su domicilio un espacio denominado "La Horita Feliz", el mismo surgió con la iniciativa de contener a pequeños de Caimancito de escasos recursos. Sobre esta loable tarea aseguró que "lo que les enseño siempre es a cuidarse

porque no hay nadie en este mundo que los pueda dañar. Hacemos concientización de violencia de género para que ellos desde chicos aprendan a respetar a la mujer y a cualquier persona".

Son 70 aproximadamente los pequeños que asisten a tomar una merienda que es acompañada por charlas, juegos, actividades recreativas, dibujos, etc.

También creó un lugar para recibir a madres solteras que asisten a aprender sobre trabajos manuales, artesanías, reciclado, etc. "El objetivo es que ellas tengan un oficio y no estén dependiendo de otra persona. Que ellas mismas puedan trabajar y mantenerse a ellas mismas y a sus hijos. En especial para que no tengan que atravesar por situaciones de violencias en sus casas con sus parejas u otro familiar porque muchas veces pasa que cuando tienen bebés la misma familia los maltrata. Pretendo que ellas puedan superarse y manejarse solas", sostuvo Nélida

Silva. En relación a esta actividad comentó que mamás de otras localidades también se comunicaron con ella para que les enseñe sobre estas tareas para que puedan tener un oficio e independizarse económicamente.Pidió colaboración de la sociedad para estas tareas que lleva a cabo de forma voluntaria. Pueden ayudarla con retazos de tela, hilo, agujas y "sería un sueño que nos donen una máquina de coser", añadió. También solicitó donaciones de juegos para bebés o andadores.

Los que quieran colaborar con pueden hacerlo comunicándose al número: 388-6470894.

“Esperamos justicia en el cielo”

Todavía la siguen buscando, desde el momento en que dejaron de saber de ella, su familia y conocidos no dejan de buscarla y piden justicia. 

Se madre sostiene que ella desapareció justo cuando empezó a buscar ayuda legal para poder sacar a sus dos hijos de la casa en la que convivía con su pareja, de la cual recibía constantes amenazas y golpizas.

También aseguró que anteriormente ya había realizado denuncias por violencia de género.

“Nosotros estamos aferrados a la mano de Dios y esperamos justicia en el cielo porque la justicia humana muchas veces no existe. Lo único que nos resta es confiar en Dios para no bajar los brazos y seguir en esta lucha”, mencionó Silva.

En ese entonces, la familia de su pareja había confesado que un día recogió sus cosas y volvió a su pueblo natal. La Policía allanó la casa y no encontró rastros, ni siquiera ropa o elementos que puedan comprobar que vivió allí.

Una vez que se dio a conocer la noticia de su desaparición, la familia recibió un mensaje de texto, con característica de la provincia de Salta, al número telefónico de contacto que decía: “Hola Ma, estoy bien. Lucía”, utilizando el segundo nombre de la víctima, el cual no usó nunca. 

Cuando quisieron comunicarse con el número, la voz de una mujer les dijo que “las tenían secuestradas, y que a Rosalía Quiroga acababan de llevársela dos hombres”. 

Nada se pudo esclarecer y todo continúa igual desde ese mayo del 2014.