Gimnasia sabía que era "el partido" que debía ganar. Venía de un empate con sabor a victoria ante Almagro, que implicó la clasificación a la Copa Argentina, y ahora estaba obligado a ganar para ir pensando en hacer posible el segundo objetivo planificado del 2018: ingresar al Reducido, donde estará en juego un ascenso a la Primera División. Y el angustioso y merecido uno a cero sobre Instituto de Córdoba, anoche, significó respirar aliviado. Es que se logró sumar tres puntos de oro de cara al futuro y comenzar a ratificar que el "23 de Agosto" debe ser inexpugnable para los rivales de turno.
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Gimnasia sabía que era "el partido" que debía ganar. Venía de un empate con sabor a victoria ante Almagro, que implicó la clasificación a la Copa Argentina, y ahora estaba obligado a ganar para ir pensando en hacer posible el segundo objetivo planificado del 2018: ingresar al Reducido, donde estará en juego un ascenso a la Primera División. Y el angustioso y merecido uno a cero sobre Instituto de Córdoba, anoche, significó respirar aliviado. Es que se logró sumar tres puntos de oro de cara al futuro y comenzar a ratificar que el "23 de Agosto" debe ser inexpugnable para los rivales de turno.
El "lobo" salió a la cancha con la mente puesta en la victoria. Empezó manejando el partido gracias al buen trabajo de Frezzotti, de gran labor, y con Asenjo entre medio de los centrales, generando dolores de cabeza. Y fue precisamente el debutante quien armó una brillante pared con Tesuri, que casi terminó en gol. Pero la "La Joya" no pudo con el mano a mano con Lucas Hoyos.
Un rato después el exGimnasia voló y voló para evitar el gol de Auzqui, quien probó de fuera del área.
El equipo de Martín Astudillo era más, pero con el correr de los minutos dejó de mantener ese predomio, producto también que los cordobeses mejoraron en la contención.
Eso sí, el conjunto de Darío Franco tuvo cero ambición. Jamás pasó mitad de cancha con solidez, buscando desnivelar. Estaba más que feliz con el punto cosechado hasta el momento.
Pero a los pocos minutos de arrancar el complemento, Auzqui envió magistralmente un centro que Matricardi, de cabeza, cambió por festejo.
Era merecido, pero la absurda expulsión Auzqui por doble amonestación complicó el panorama. Instituto, con más amor propio que ideas, fue al frente y obligó a un par de intervenciones del siempre correcto Javier Burrai. También vio la tarjeta roja el ingresado Dal Casón en tiempo de descuento, pero sólo quedará como un dato más para la importante victoria de Gimnasia.