Familiares y amigas de Ana Gabriela Ríos volvieron a marchar para pedir justicia por el crimen que fue víctima la joven de 26 años en la ciudad de Tucumán y que por el hecho su novio está imputado.
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Familiares y amigas de Ana Gabriela Ríos volvieron a marchar para pedir justicia por el crimen que fue víctima la joven de 26 años en la ciudad de Tucumán y que por el hecho su novio está imputado.
La Justicia tucumana tiene la certeza que Facundo Guerrero (26) arrojó desde el balcón de su departamento, ubicado en el cuarto piso de un edificio de la calle San Juan al 800, a su novio Ana Ríos, luego de discutir.
El hecho ocurrió la mañana del viernes 30 de marzo último, en plena Semana Santa. De inmediato la joven estudiante de medicina veterinaria fue trasladada al hospital Padilla y el domingo 1 de abril murió a raíz de los graves traumatismos que sufrió por la caída.
Desde entonces Guerrero fue demorado por unas horas, pero luego fue liberado, hasta el martes 3 de abril, momento en que la causa pasó a manos de la fiscal María del Carmen Reuter. En un primer momento, la causa había quedado caratulada como "homicidio", pero luego de unos valiosos aportes que hizo el padre y el hermano de Ríos, la calificación legal de la causa fue recaratulada y quedó como "femicidio".
Desde ese momento, la fiscal que entiende la causa solicitó la prisión preventiva, anteponiéndose al planteo de la defensa de Guerrero, quien había solicitado el cese de detención.
Guerrero, un joven estudiante de Historia, quedó detenido y acusado de uno de los delitos, cuya calificación legal puede purgar prisión o reclusión perpetua.
Marchó la madre de Ana
Alejandra Aparicio, madre de Ana Gabriela Ríos, marchó por primera vez junto a las amigas de su hija.
Aún muy consternada por toda la situación que está atrevesando, optó por no dialogar con prensa, pero sí dijo detrás de la grabación que la causa está encaminada y que si sigue así, en el corto plazo, podría ser elevado a juicio.
A Ana Ríos le quedaban tres materias para recibirse de veterinaria, trabajaba en un bar para poder costearse sus estudios, vivía en una pensión y había denunciado a Guerrero en otras oportunidades.