Unos días antes del ascenso a Punta Corral me encontré con un compañero de trabajo, Mario Sagredo, quien me preguntó si subía a ver a la Virgen este año. La verdad no estoy muy motivado, contesté y quedé en avisarle si me animaba. Él sí iba a subir, me comentó.
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Unos días antes del ascenso a Punta Corral me encontré con un compañero de trabajo, Mario Sagredo, quien me preguntó si subía a ver a la Virgen este año. La verdad no estoy muy motivado, contesté y quedé en avisarle si me animaba. Él sí iba a subir, me comentó.
La idea de ir me daba vueltas, pero me desanimaban los diez kilómetros de pura subida por Tunalito o los treinta interminables por Tumbaya. Tomé valor y le pregunté a “Nacho”, el responsable de la página web del diario, ¿vas a organizar alguna comitiva para Punta?. Anótame, le dije y me fui a casa.
Al día siguiente le mandé un mensaje a Mario, avisándole que salíamos a la noche. Interrogué si se animaba a subir por Tunalito, “no tengo drama”, dijo muy confiado. ¡Listo no se habla más!
Comenzamos la subida a las 2 am. En el camino veía posibles fotos a cada instante… senderos serpenteantes iluminados por los peregrinos formaban ríos de fe. Admirados continuamos trepando el cerro, a mitad de camino hicimos un alto para reponer energías, tomar un té calentito con bollo y revisar el material logrado hasta el momento.
Hojas de coca y a continuar la trepada perseguidos por las nubes que hacían de telón del firmamento plagado de estrellas que aparecían y desaparecían. Vino a mi mente una imagen que fue la tapa del diario hace varios años atrás, donde los peregrinos parecían caminar sobre las nubes, foto de mi colega Hugo Fernández, por la cual fue muy felicitado.
Le dije a Mario aflojemos un poco así llegamos al abra cuando amanezca y podemos ver las nubes debajo de nosotros.
7 am ya estábamos en el abra de Tunalito. Los ojos se me inundaron, semejante paisaje, la gente con celulares captando cuantas imágenes podía, las selfis al orden del día. Lindo regalo ver toda la Quebrada tapada por las nubes, era el comentario de los peregrinos.
09 am en Punta Corral visitamos a la mamita, repusimos un poco de fuerzas nos tomamos la presión, unos ibuprofenos y emprendimos el regreso despacito, despacito. A mitad de camino de vuelta no podía faltar la sopita de frangollo, unos refrescos y a continuar el descenso para llegar a las 16 pm a orillas del río Grande.
¿Cansancio?, qué es, ¿dolor de piernas, pantorrillas, tobillos estallando? a quien le importa ... ¡caminamos por un río de peregrinos y por encima de las nubes!
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