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Un festival de videodanza

Lunes, 14 de mayo de 2018 00:00

La danza siempre es un arte ligada a la humanidad desde sus inicios: desde las danzas rituales del hombre prehistórico donde se representaban escenas de cacerías o se “anunciaban” éxitos hasta la danza como forma de expresar coqueteo o interés en una persona, pero quizás nos estamos adelantando en los tiempos.

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La danza siempre es un arte ligada a la humanidad desde sus inicios: desde las danzas rituales del hombre prehistórico donde se representaban escenas de cacerías o se “anunciaban” éxitos hasta la danza como forma de expresar coqueteo o interés en una persona, pero quizás nos estamos adelantando en los tiempos.

Sobre todo en las culturas de habla hispana y quizás en las antiguas culturas de América Latina la danza está y ha estado muy presente en la vida diaria. La necesidad de bailar en fiestas familiares o de fin de año, la naturalidad con la que se baila en las fiestas escolares o en bailes de carnaval o de fin de curso, el baile de a dos, es un fenómeno normal y que se da naturalmente en nuestra cultura. Las culturas prehispánicas tenían danzas rituales y de visualización de jerarquías sociales como en el imperio inca, el baile era un componente muy importante y omnipresente.

No es así en las culturas germanas, donde el baile no es natural sino estudiado (hay academias para aprender a bailar todos los ritmos posibles y si no se han asistido a estos cursos es difícil que alguien se atreva a bailar en público porque se sentirá en desventaja). 

Además la danza es más bien individual o en grupos haciendo coreografías pero aproximándose más a un deporte o a una demostración pública que al goce de bailar. Es un efecto externo. De a dos se baila sólo con coreografía y movimientos de pareja estudiados. 

Si bien hay grandes bailarines, falta la espontaneidad y naturalidad con la que una pareja de bailarines populares del Ramal jujeño pueden deleitarnos con la sensualidad al momento de bailar una cumbia en algún baile popular de carnaval para los más nostálgicos, y para los más jóvenes, el tan controvertido baile en Europa: el reggaeton.

Pero es Alemania uno de los países que más apoya económicamente la danza. Con una coreógrafa y docente como Pina Bausch, que sentó una escuela y que hace poco partió dejándonos su gran legado, los alumnos vinieron y vienen de diferentes partes del mundo para seguir sus pasos, aprender su estilo y más tarde crear el suyo propio. 

El sello de Pina Bausch, una de las precursoras de la danza teatro, propone precisamente piezas de danza que se componen en cooperación entre distintas expresiones: movimientos corporales, emociones, sonidos y escenografía.

Hoy somos, querido lector de esta columna semanal, los invitados exclusivos del Festival de videodanza “Moovy” en la ciudad de Colonia, Alemania. Tendremos el lujo de presenciar diversas proyecciones de videos cortos donde la danza será la estrella. 

Se trata de la danza contemporánea, con temas actuales y coreografías que distan de la danza clásica o ballet de teatro tradicional. Veremos proyecciones de cortos de España como “Timecode”, película muy emotiva porque nos muestra cómo dos guardias de un aparcamiento en Barcelona, con un trabajo tranquilo y monótono, se comunican danzando delante de los coches, en secreto al principio. La coreógrafa es Lali Ayguadé. 

Un concepto diferente nos ofrece la película “Mindsight” de la coreógrafa Meritxell Aumedes, que está presente en la proyección y con quien podremos hablar al final, para preguntarle cómo y porqué se le ocurrió aplicar los conceptos de la teoría cuántica en la danza. Dista muchísimo de la próxima película, en cierta forma agresiva y brutal, de “Harvest” (Cosecha), que nos muestra como un comando de policía trata de aplacar con garrotes a los olivos que empiezan a rebelarse. Quizás podemos interpretar la coreografía de Aitana Cordero Vico como la rebelión de Cataluña frente al gobierno de España, vivido hace poco desde el punto de vista de los separatistas como una agresión a su deseo de independencia.

África, continente que se parece a América por su amor a la danza, estuvo presente con una película de Congo, muy poética por cierto. 

Escuchamos una poesía sobre la libertad, recitada por una africana en francés sobre la cual se luce la danza individual de Aipeur Foundou.

“Son du serpent”, coproducción entre Berlín y los Países Bajos, quizás es la película que mejor entenderemos por lo parecido a la forma de pensar, sentir y expresarse en América Latina. Es la historia de un hombre que busca a su mujer desaparecida. 

La música de los tambores, la danza de ritmos “tropicales” y la continua búsqueda, pasando por un mundo de sobrenaturalidad (díganse brujas y espíritus) nos llevará a recorrer diferentes lugares, desde la playa hasta los mercados populares, algunos parecidos a los de nuestro Jujuy.

Podemos ver en las redes sociales comentarios y los videos de estas cortometrajes para poder seguir interpretando estas películas y disfrutar de la danza.
 

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