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"Malvinas..." también se desangra en el teatro

La obra "Malvinas, canto al sentimiento de un pueblo", producción rosarina que debería recorrer el país y ser vista por cada argentino. Se presentó en el marco de la Fiesta Nacional del Teatro, y lleva 26 años desde su estreno, convirtiéndose en un documento.
Domingo, 27 de mayo de 2018 00:00

Una joya casi en el final de la 33º Fiesta Nacional del Teatro realizada recientemente en la ciudad de Rosario de Santa Fe, fue la presentación de “Malvinas, canto al sentimiento de un pueblo”. Se trata de una obra local que lleva 26 años en cartelera, y fue invitada especialmente para enriquecer la programación de la última fiesta organizada por el Instituto Nacional del Teatro.

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Una joya casi en el final de la 33º Fiesta Nacional del Teatro realizada recientemente en la ciudad de Rosario de Santa Fe, fue la presentación de “Malvinas, canto al sentimiento de un pueblo”. Se trata de una obra local que lleva 26 años en cartelera, y fue invitada especialmente para enriquecer la programación de la última fiesta organizada por el Instituto Nacional del Teatro.

La obra forma parte del Catálogo Nacional de espectáculos teatrales independientes del Instituto Nacional del Teatro, por su calidad.

En un clima de máxima emoción, y en un teatro de gran belleza como es “Príncipe de Asturias”, en el Centro Cultual Parque de España de esa ciudad, en la previa habló la actual directora de la puesta, Griselda De Lorenzi, y en el final, se expresaron algunos ex- combatientes que una vez más presenciaron una función de esta creación.

“Malvinas, canto al sentimiento de un pueblo” fue escrita por Néstor Zapata y Osvaldo Buzzo, referentes indiscutidos del teatro independiente argentino. Con música original de Lito Nebbia y un mensaje que nos debemos repetir siempre, sin dudas fue una de las propuestas mas fuertes de la jornada del viernes 18, la penúltima de la Fiesta Nacional 2018.

Se estrenó en 1992 y en 1994 la obra recibió un primer galardón que fue el Estrella de Mar en Santa Fe. La obra se estrenó, se premió y se llevó a escena, en medio del proceso que sufrió nuestro país por unos largos años después de la Guerra de Malvinas, el proceso de “desmalvinización”, que consistió en no mencionar el tema, quizás buscando el olvido. Por eso fue una verdadera actitud revolucionaria desde el arte. Las letras de Lito Nebbia, otro hijo dilecto de Rosario, completan el guion que habían escrito Zapata (quien en esta edición de la fiesta, recibió el Premio a la Trayectoria Nacional en teatro), y Buzzo.

Ese primer premio otorgado, lo recibieron los excombatientes de Malvinas, que nunca más se separaron de esta obra, de cada una de sus funciones. En la actualidad las presentaciones están organizadas por el Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Rosario, y además cuenta con apoyos estatales del municipio de Rosario, de la provincia de Santa Fe y del Instituto Nacional del Teatro.

Y es que tal como lo expresó la directora de la obra, “ya no es una obra de teatro, sino un documento”.

EN ESCENA. LOS SOLDADOS.

La obra se torna muy musical, y logra climas increíbles que no sólo apelan a la emoción de la historia que se cuenta, sino que para quienes fuimos parte de la denominada “Generación Malvinas” (los que la vivieron como adultos, y los que la vivimos desde la infancia y transcurrimos la historia del olvido, sabiendo que la deuda se agranda con cada día que pasa) esta puesta con sus luces, sus palabras, su música, nos traspasa. Las lágrimas del final, no sé si son tanto por una puesta, como por todo lo que ella nos remueve. Por eso es quizás una obra que debieran ver todos los argentinos, incluso los de las generaciones posteriores que nacieron después de aquel año 1982.

La obra cuenta con las actuaciones de Bárbara Zapata, quien es la madre de César (interpretado por Juan Nemirovsky), uno de los jóvenes que a los 18 años, casi junto con el festejo de su cumpleaños, recibe la noticia de que será enviado a Malvinas, a la guerra. Lo mismo dos de sus amigos, Marcelo (personificado por Santiago Pereiro) y Santiago (Juan Biselli). El elenco se completa con la novia de César, Soledad, cuyo nombre sirve también para expresar lo que dejó su partida en una joven con muchas esperanzas y proyectos de amor (interpretada por Maru De Rosa).

De esos tres, César es uno de los que no vuelven. Terminada la guerra en el frío de las islas, esos muertos aún esperan que los vuelvan a buscar, nos esperan a todos nosotros, a un país que los busque desde la valoración y la dignidad. “Estamos esperando que vengan a buscarnos, a los que nos ’quedamos’ cuidando nuestra patria... pronto se acabará este vacío”, dicen los personajes.

La obra se escribió a diez años de la guerra, conserva el texto con esta temporalidad, y nos recuerda aún hoy que debemos volver a ellos, salvarlos, recordarlos, honrarlos.

Cuando los jóvenes se van, la madre le dice que lleve una bufanda porque allá hace mucho frío, y él le contesta feliz de incorporarse a las fuerzas que van a defender al país, “ellos nos dijeron: no lleven nada”.

Los gritos desesperados en muchos fragmentos llaman la atención por cómo utilizan la metáfora para hablar del olvido y virar la mirada hacia los culpables. “Este enemigo madre, no da la cara”, dice César en sus cartas desde Malvinas, y no se refiere a los ingleses.

“¿Quién es el verdadero enemigo?” se preguntan con congoja los que sí volvieron y se encontraron con tanto desprecio.

El hundimiento del Crucero General Belgrano, los más de 700 suicidios de excombatientes posteriores a la guerra, el “fin” de la guerra (que en realidad aún no terminó porque las heridas están muy abiertas), etc., son temas que van sumando a este documento teatral de la historia reciente.

Y aún así, entendiendo que los que volvieron están sufriendo aún que les hayan mentido tanto, dicen que “este no es el país que queremos, pero lo seguimos soñando” y hacia el final, los héroes reclaman, “sólo necesitamos que nos abracen, que nos miren, que nos nombren”.

La madre con la bufanda, que sin dudas representa la espera, desangra su vacío en una de las últimas escenas, para luego escuchar “estamos volviendo”. Ya en esta parte, la obra de arte del teatro rosarino nos propone el sueño de nuestros héroes.

Los actores - personajes a viva voz, gritando, repiten los nombres de cada uno de los excombatientes, cerrando la función que dejó a toda la platea con el corazón en la mano.

En el final, excombatientes hablaron y expresaron: “Volvimos para algo, nosotros seguimos combatiendo, en 36 años muchos compañeros de los que volvimos, nos dejaron por no sentirse contenidos, pero no vamos a aflojar”. Y se cerró el telón, pero se abrió el compromiso de recuperar el tiempo perdido.

FUNDIDOS EN UN ABRAZO. LA FUNCIÓN CONTÓ CON LA PRESENCIA DE EXCOMBATIENTES QUE SE EXPRESARON AL FINAL.