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Máscaras teatrales

Martes, 12 de junio de 2018 10:21

Rafael Farfán Uruzagasti es jujeño, tiene 37 años, se define como artista visual, egresó de la Escuela Provincial de Arte y estudia en la Tecnicatura Superior en Actuación. Rafael promovió la colocación de dos grandes máscaras en el ingreso de la Escuela Provincial “Tito Guerra”. Rápidamente surgieron colaboraciones colectivas para emprender la elaboración de las máscaras, cuya realización estuvo a cargo de Agustín Burgos y Rafael Farfán. El ocho de enero del presente año, se inauguraban y descubrían las máscaras en el pórtico de la Tito Guerra.  Este acontecimiento estimuló a parte de la comunidad teatral, alentando el interés en el diseño, elaboración y uso de las máscaras. Por esta razón, Rafael Farfán inicia un “Laboratorio de Máscaras Artesanales” que se dicta en la Escuela Tito Guerra los días lunes y miércoles de 15hs a 18hs, dirigido a todo tipo de público, con inscripción abierta durante todo el año. El Laboratorio está dividido en dos fases que, a la vez, están enfocadas como procesos individuales, motivo por el cual los alumnos pueden ingresan en cualquier momento del año. La primera fase se dedica a la construcción artesanal de la máscara y comprende: preparación de arcilla, modelado, cartepasta, enduidos, gasas y acrílicos. La segunda fase se orienta al uso y exploración de la máscara como dispositivo de extrañamiento, funcionalmente organizado como disparador de posibilidades creativas que esquivan la tendencia estética realista. En este sentido, Farfán nos aporta su particular visión de las tendencias estéticas teatrales jujeñas, sosteniendo que tanto la preparación curricular de las ofertas pedagógicas como la mayor parte de la práctica escénica local abrevan y propenden al realismo. Para Rafael, la máscara es un dispositivo que el actor puede utilizar como herramienta para explorar nuevas tendencias estéticas, un recurso liminar facilitador de la exploración en “proyectos creadores” (diría Bordieu) transgresores de movimientos y tendencias que impone el canon legitimado en el contexto local. Para Farfán las prácticas realistas tradicionales recuperan y actualizan la estilización formal de los lenguajes escénicos y, en consecuencia, generan dinámicas de preparación y construcción de personajes que consolidan clichés.

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Rafael Farfán Uruzagasti es jujeño, tiene 37 años, se define como artista visual, egresó de la Escuela Provincial de Arte y estudia en la Tecnicatura Superior en Actuación. Rafael promovió la colocación de dos grandes máscaras en el ingreso de la Escuela Provincial “Tito Guerra”. Rápidamente surgieron colaboraciones colectivas para emprender la elaboración de las máscaras, cuya realización estuvo a cargo de Agustín Burgos y Rafael Farfán. El ocho de enero del presente año, se inauguraban y descubrían las máscaras en el pórtico de la Tito Guerra.  Este acontecimiento estimuló a parte de la comunidad teatral, alentando el interés en el diseño, elaboración y uso de las máscaras. Por esta razón, Rafael Farfán inicia un “Laboratorio de Máscaras Artesanales” que se dicta en la Escuela Tito Guerra los días lunes y miércoles de 15hs a 18hs, dirigido a todo tipo de público, con inscripción abierta durante todo el año. El Laboratorio está dividido en dos fases que, a la vez, están enfocadas como procesos individuales, motivo por el cual los alumnos pueden ingresan en cualquier momento del año. La primera fase se dedica a la construcción artesanal de la máscara y comprende: preparación de arcilla, modelado, cartepasta, enduidos, gasas y acrílicos. La segunda fase se orienta al uso y exploración de la máscara como dispositivo de extrañamiento, funcionalmente organizado como disparador de posibilidades creativas que esquivan la tendencia estética realista. En este sentido, Farfán nos aporta su particular visión de las tendencias estéticas teatrales jujeñas, sosteniendo que tanto la preparación curricular de las ofertas pedagógicas como la mayor parte de la práctica escénica local abrevan y propenden al realismo. Para Rafael, la máscara es un dispositivo que el actor puede utilizar como herramienta para explorar nuevas tendencias estéticas, un recurso liminar facilitador de la exploración en “proyectos creadores” (diría Bordieu) transgresores de movimientos y tendencias que impone el canon legitimado en el contexto local. Para Farfán las prácticas realistas tradicionales recuperan y actualizan la estilización formal de los lenguajes escénicos y, en consecuencia, generan dinámicas de preparación y construcción de personajes que consolidan clichés.

Farfán en la segunda fase del Laboratorio, les propone a los alumnos explorar con la máscara sus movimientos corporales y sus voces. En ocasiones, dentro del Laboratorio los ejercicios prácticos incluyen el uso de otros lenguajes escénicos como la luz y el vestuario, siempre que apoyen la exploración de las posibilidades creativas de la máscara.

El teatro jujeño cuenta con una larga y consolidada tradición de construcción de máscaras. Artistas plásticos y teatristas como Daniel Manero, René Olagivel, Gabriela Espinosa, entre otros diseñaron y realizaron máscaras para teatro. En los últimos años, las máscaras se han utilizado en diferentes puestas en escenas y se han realizado talleres de máscara dirigido a los actores.  Parece que el teatro jujeño se interesa en la máscara como dispositivo escénico, en los cuerpos artificiales y prótesis. Sólo la distancia histórica nos permitirá valorar cuál será el impacto de estas exploraciones en la teatralidad jujeña. La máscara,  los cuerpos artificiales y las prótesis son recursos escénicos tan antiguos como la propia teatralidad, quizá los más vinculados a las expresiones teatrales originarias, ancestrales, aquellas que están ligadas a la ritualidad y la ceremonia. Las historias del teatro argentino suelen eludir el análisis de este tipo de expresiones teatrales y es por este motivo, que la mayor parte de nuestra historiografía teatral inicia su cronología con las expresiones teatrales cercanas al canon occidental moderno de teatralidad: el circo criollo y la representación del Juan Moreira. Sin embargo, el teatro occidental reconoce como parte de su historia al drama litúrgico, realizado como parte de las ceremonias religiosas desde el medievo, así como la tradición oriental recupera su expresión histórica más genuina, basada en el ritual. Todavía nos debemos un estudio de aquella teatralidad genuinamente jujeña que se actualizó durante siglos en rituales, ceremonias y expresiones teatrales con un canon propio. 

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